Recogen más de 600 firmas para que el Ayuntamiento de Bilbao permita las «cortinas de cristal» individuales

El Ayuntamiento les ha ordenado su retirada – también a vecinos que las colocaron en algunos pisos en Garellano– porque las instalaron «sin licencia, no en conjunto como comunidad, de forma irregular y contraviniendo el Plan General, en el que no tienen edificabilidad con la que cerrar un balcón», y los vecinos recurrieron a los tribunales para evitar su retirada. «Son obras irregulares», insisten fuentes municipales. En uno de los casos, el Consistorio ha ganado el juicio, pero la familia afectada ha recurrido al Tribunal Superior del Pais Vasco, según los vecinos afectados y promotores de la recogida de firmas, que alegan que estas estructuras no se pueden comparar con los cerramientos clásicos de balcones, «ya que no alteran la volumetría, no son una ampliación de superficie útil, son retráctiles y reversibles».

Los vecinos aseguran que en Vitoria y San Sebastián se permite su colocación individual siempre con un acuerdo comunitario y con el respeto a la uniformidad en su diseño. En San Sebastián, varios vecinos ganaron juicios contra el Ayuntamiento por lo mismo, alegando que las cortinas de cristal no eran comparables a los cerramientos permanentes. Y que además, el Departamento de Planificación Territorial, Vivienda y Transportes aprobó la medida en el edificio de Ballets Olaeta.

«No existe inconveniente alguno por parte de esta Delegación Territorial de autorizar obras, siempre y cuando no supongan un cierre fijo o permanente que permita aumentar la superficie útil. Solamente se autoriza la instalación de cortinas de cristal. Deberá contar con la autorización de la comunidad, así como ser concedida, por parte del Ayuntamiento pertinente, la licencia de obras», se indica en la autorización. «El problema de fondo es la normativa, hay que modificarla para dar cabida a estas instalaciones individuales y a la aerotermia», dijo el edil Karlos Renedo, que sacó el asunto en el Pleno del pasado jueves.

Los afectados reiteran que no son cierres permanentes y que no consumen edificabilidad porque siguen permitiendo la entrada de agua y de aire. A su juicio, pesa más «el supuesto daño estético que supone que unos lo pongan y otro no. Por eso pedimos que se permitan con proyecto comunitario y que después las cortinas que se vayan instalando se ajusten a lo acordado».