Los recién llegados se topan con dificultades para empadronarse
Algunos ayuntamientos, como el de Bilbao, piden una traducción jurada de los documentos de identidad para registrar a los refugiados
Ayer era su cumpleaños. La pequeña Marta hacía un año. A mediodía dormía plácidamente en una sillita de bebé, mientras su hermano Maksym, un niño ... rubio, de ojos vivos y aficionado al Real Madrid, empujaba y hacía carreras con el carrito infantil por la plaza Ernesto Erkoreka, junto al Ayuntamiento. Su tío Maryan, un ucraniano de 41 años que vino a España hace casi dos décadas para recorrer el país trabajando como feriante, tenía un regalo muy especial para la pequeña: empadronarla en Bilbao.
La familia de Maryan -sus dos sobrinos, su hermana y su madre- llegó hace un par de días procedente de la región de Leópolis (Lviv, en ucraniano). Por suerte, esta zona fronteriza con Polonia es la retaguardia del conflicto. No hay combates encarnizados como sí se dan en otras ciudades. Aun así, los allegados de Maryan están muy afectados por todo lo que está sucediendo en su patria. «Mi padre, que tiene 67 años, ha decidido quedarse allí para ayudar y mi cuñado... mi cuñado se ha alistado voluntario para luchar contra los rusos», contaba Maryan, en un perfecto castellano.
«Mi sobrina Marta será una bilbaína más», afirma Maryan, que lleva dos décadas en España y trabaja en Ermua
La familia intentó ayer empadronarse en el piso del joven ucraniano, que vive en Santutxu y tiene un hijo con una bilbaína. Pero el trámite no resultó tan sencillo como se presuponía. Ya en el registro municipal, ubicado en el edificio San Agustín, los refugiados fueron informados de que necesitan tener la documentación esencial traducida del ucraniano al castellano para poder inscribirse en el padrón municipal.
«Estamos para ayudar»
Es decir, tendrán que recurrir a un experto para que realice lo que se llama una traducción jurada. Una labor que desempeñan varias agencias acreditadas en Bizkaia. Una de ellas es TraduTalde, en la Alameda de Mazarredo. Su responsable, Susana Fornies Untzurruntzaga, asegura que esperan la llegada de estos ciudadanos, pero que «todavía no hemos tenido ningún caso», aunque «aquí estamos para ayudar».
Ayuda es lo que está encontrando Maryan. «Trabajo en Ermua, en una empresa que fabrica piezas de automoción, y estoy muy contento por cómo me acogió esta tierra. También me enorgullece ver la respuesta que todo el mundo está dando a la situación en mi país -cuenta-. Volveremos para empadronar a Marta y será una bilbaína más».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión