Imagen del inicio de curso de una de las últimas promociones de la Ertzaintza. Jesús Andrade

«Se pusieron de acuerdo para echarme de Arkaute», denuncia una segunda aspirante

Otra alumna excluida insiste en que la academia vasca de Policía decide quién supera el curso sin criterios objetivos

Lunes, 15 de septiembre 2025, 00:56

«Cuando me echaron de Arkaute me quedé sin trabajo, con la pierna rota y hecha pedazos a nivel anímico». La que habla es Verónica, ... una aspirante que fue declarada no apta en la academia durante la formación de la promoción 30 de la Ertzaintza. Esta mujer ha recurrido su exclusión ante los tribunales. Lo ha hecho porque -a su juicio- el proceso selectivo fue «adulterado» para evitar que consiguiese una plaza de policía. «Aprobé todas las asignaturas, pero me echaron porque en mi clase se pusieron de acuerdo para votarme en contra en el sociograma, el 'gran hermano' de Arkaute», insiste.

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La denuncia de esta mujer es muy similar a la recogida en su edición de ayer por EL CORREO. Los dos aspirantes son de promociones distintas y no se conocen de nada. Este periódico adelantó el domingo que el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco investiga la demanda de un aspirante que fue excluido del proceso selectivo de la promoción 31. Este joven pide a los jueces que le asignen la plaza de funcionario a la que optaba antes de ser excluido en 2023. En la causa judicial constan grabaciones de conversaciones con compañeros, delegados sindicales e incluso el anterior director de la academia, Andrés Zearreta. Algunas de ellas fueron han sido publicadas por este diario. El aspirante empezó a grabar lo que ocurría a su alrededor después de denunciar una serie de anomalías, incluido el acoso a un compañero, siete meses antes de ser declarado no apto.

Más allá de los casos particulares de estos dos alumnos, la cuestión de fondo en la que inciden ambos aspirantes -y también exprofesores, aspirantes y ertzainas que han pasado por la academia- es en la supuesta arbitrariedad de que domina la parte decisiva del proceso para elegir a los futuros agentes. Las supuestas irregularidades se cometen, sobre todo, en la entrevista personal con trabajadores de la academia y en las notas que los alumnos dan a sus compañeros. Y es que es en esta parte del proceso selectivo en la que, en la práctica, se decide quién consigue una plaza de policía (más del 90% de los suspensos de la academia se producen en este bloque de valoración de actitudes) y quién ocupa los primeros puestos, que dan acceso a los destinos con mejores condiciones y mejores sueldos, como son las policías locales de Bilbao, Erandio y Getxo. «Una mala calificación en la entrevista y el sociograma puede suponer tu expulsión, pero también puede marcar la diferencia entre trabajar en Muskiz como policía local o tener que ir a la comisaría peor pagada de Euskadi», explican varios alumnos.

Sin respuestas «erróneas»

Uno de los aspectos que no se suelen tener en cuenta en los procesos de selección de la academia de Arkaute es la situación en la que quedan los aspirantes que son declarados no aptos. La mayoría de estas personas dedican uno o dos años para superar para las primeras pruebas de la OPE. Muchos se apuntan a academias que les preparan para sacar adelante los exámenes teóricos, psicotécnicos y de personalidad. Los que superan después las pruebas físicas -muchos con el asesoramiento de entrenadores personales- deben enfrentarse a una entrevista personal.

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La realidad es que es ahí donde se decide todo. También después de superar los nueve meses de formación de Arkaute. La mayoría de aspirantes se preparan también con profesionales para tratar de superar esta prueba. La clave -les dicen- es no dar respuestas que puedan ser consideradas «erróneas» por los entrevistadores. Si no se supera la entrevista es imposible empezar la formación en Arkaute. Pero tampoco es posible ser considerado apto en la entrevista final tras nueve meses de formación.

Verónica, otra de las muchas denunciantes, superó todas las fases previas antes de entrar en Arkaute. Llevaba toda la vida trabajando en hostelería hasta que puso todas sus fuerzas en superar la OPE. En la academia iba bien. Iba aprobando todas las asignaturas, hasta que se rompió los ligamentos de la rodilla en una clase de defensa personal.

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Verónica decidió no operarse porque su prioridad era conseguir la plaza y podía seguir moviéndose con relativa normalidad. Las alarmas para ella se encendieron cuando una mañana un compañero dijo que todas las extranjeras son «mentirosas». Y, poco después, otro aspirante empezó «a circular el rumor» de que Verónica le había apuntado con el arma durante unas prácticas de tiro. El ambiente en la clase -admite- se torció. Pero ella estaba tranquila porque estaba aprobando todas las asignaturas y sabía que las acusaciones de su compañero eran «ridículas» porque, entre otros motivos, esas clases están llenas de profesores y cámaras. La sorpresa llegó cuando comprobó que el 90% de su clase le había votado en contra en el sociograma. Verónica considera que lo hicieron porque era extranjera y «de color», el «enemigo más débil».

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