La puesta en marcha del mayor tanque de tormentas de Bizkaia se retrasa tres años hasta 2026

La obra de saneamiento de mayor envergadura que afronta el Consorcio de Aguas Bilbao Bizkaia, el gigantesco tanque de tormentas de Galindo, entrará en funcionamiento con tres años de retraso. La Asamblea general ha dado este martes luz verde un plan de inversiones de cuatro años, periodo en el que se acometerán 200 obras presupuestadas en 321,9 millones de euros. Y el depósito subterráneo de Barakaldo, «el que más capacidad tendrá» del territorio, según recoge el documento no estará listo en este 2023, sino en 2026.

La infraestructura, que podrá almacenar hasta 90.000 metros cúbicos, empezó a perfilarse sobre el terreno en 2018. La previsión era que los trabajos concluyeran a finales de este año, pero su paralización tras la renuncia de la constructora que había iniciado las obras a seguir adelante con ellas, obligó a iniciar un nuevo proceso de adjudicación y no se retomaron hasta casi dos años después. En ese sentido, el gerente del organismo, Pedro Barreiro, ha explicado que «la pandemia supuso un parón total en todo tipo de obras». Y esta en concreto, «por su complejidad», tiene unas «necesidades de suministros importante» y «el año pasado» el mercado no las satisfacía.

El responsable ha insistido en que, en el contexto actual, es «difícil» hacer previsiones, y ha reconocido que «el número de empresas» que se presentan a las licitaciones «es mucho más pequeño», de en torno a «cuatro o cinco» cuando antes eran «ocho o diez».

Estos trabajos, ha explicado la directora de los servicios técnicos del ente, Arantxa Sánchez, cuentan con un presupuesto de 58,46 millones de euros, de los que quedan pendientes 40. Esperan que la parte más delicada de los trabajos pueda comenzar «en junio». Se trata de la excavación de un gran subterráneo de 1,2 kilómetros de longitud que irá desde la depuradora hasta el jardín botánico. Ahora, ha puntualizado, están «construyendo una estación de bombeo de 40 metros de profundidad» que trasladará el agua de la caverna soterrada a la EDAR «para su tratamiento adecuado». Y es que los «esfuerzos» del Consorcio, ha dicho, están en «tratar el agua de lluvia» a través de los tanques de tormentas.

Estos elementos son una pieza clave en la gestión al evitar los vertidos incontrolados a los ríos en episodios de fuertes precipitaciones, cuando el sistema de alcantarillado, de capacidad limitada, se colapsa. Y lo serán todavía más de cara a futuro, cuando a raíz del cambio climático aumenten las lluvias torrenciales. De ahí que se trate de una infraestructura «prioritaria» para el ente mancomunado, ya que el agua que recoge, además de evitar inundaciones, es la que tiene mayor carga contaminante.

En este caso, además de recibir las aguas torrenciales de la Margen Izquierda, al estar ubicado junto a la EDAR de Galindo, puede almacenar las que no tengan posibilidad de asumir los depósitos de la Margen Derecha e incluso los de Bilbao. Con el mismo objetivo, el de minimizar el impacto del agua contaminada, la depuradora está inmersa en un proceso de modernización, con inversiones que alcanzarán hasta 2026 los 54 millones de euros.

A nivel de abastecimiento, la planta de Venta Alta, «la más importante», se someterá a una renovación valorada en 26 millones de euros, mientras que se seguirá trabajando en la mejora de los 3.000 kilómetros de redes que tiene el Consorcio, a lo que se destinarán 9 millon. Las actuaciones en Lea-Artibai, una de las zonas con problemas de suministro, sumarán otros 8,5. Se licitarán por 3,7 las obras para llevar agua tratada de la ETAP de Oleta (Lekeitio) a la de Amoroto, que quedará fuera de servicio. Además, en la cuenca del Artibai se llevará a cabo este mismo año un sondeo en el antiguo balneario de Urberuaga, en Markina, y se sacará a concurso por 4,8 millones la obra par vehicular los recursos e la ETAP de Montegane (Berriatua) a la de Gorozika (Ondarroa).

El anillo que conectará Abanto con el pantano de Ordunte, una vía alternativa para garantizar el suministro en caso de que el sistema del Zadorra sufra algún imprevisto, contará en su segunda fase con 8,2 millones. Esta arteria de las Encartaciones, 38 kilómetros de tuberías, permitirá «afrontar» sin que se corte el abastecimiento los «períodos de sequía», así como «escenarios de rehabilitaciones programadas y eventuales situaciones de emergencia». Los trabajos empezaron en 2014 y se prolongarán al menos hasta dentro de cuatro años, con un presupuesto global de 80 millones.

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