
Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Luis Gómez
Sábado, 31 de mayo 2025, 00:53
Laura Abasolo recibió el jueves el Alfiler de Oro. El número 25 la persigue este año. «Se trata del XXV galardón de Mujer Siglo XXI, ... llevo 25 años en Telefónica, voy a hacer 25 años de casada (con Anton Arriola, presidente de Kutxabank) y estamos en 2025», sonríe.
- ¿Qué quería ser de pequeña?
- Pues mire, yo quería ser médico, pero mi madre...
- ¿Qué le pasó?
- Bueno, es como de risa que quisiera ser médico, porque luego iba a hacerme un análisis de sangre y me mareaba, con lo que llegué a la conclusión de que no podía. Con 14 años surgió una vena más artística y me apetecía ser directora de cine. Pero ve que acabé con algo mucho más mundano.
- ¿Esperaba llegar tan alto?
- Yo creo que nadie tiene claro cómo va a terminar. Siempre supe que tenía capacidades. Luego puedes llegar o no, pero no creo que nadie empiece con un mapa detallado. La vida es echar a andar y tomar decisiones, en una dirección u otra.
- ¿Ha tocado techo?
- Estoy muy contenta con el rol que tengo y muy satisfecha de lo que he conseguido, pero también soy relativamente joven, ¿no? Tengo 52 años, ahora dicen que los 50 son los 40 y que todos vamos yendo hacia atrás una década. Así que no sé, desde luego estoy abierta a asumir más retos.
- De hecho, se le considera 'la número 3 de Telefónica'. ¿Ascenderá al número 1?
- No soy yo la que tenga que decidir eso.
- Por ser mujer, ¿lo ha tenido más difícil?
- Profesionalmente, de verdad se lo digo, no ha sido un impedimento. A mí, siendo muy joven, me han dado oportunidades desde el principio en Telefónica. He trabajado duro, en equipo, he hecho las cosas bien y se me ha reconocido. Se me hizo difícil aprender a gestionar todo. Un puesto de responsabilidad joven, tres hijos pequeños... Ese empeño de intentar llegar a todo y encontrar ese equilibrio no ha sido fácil.
- ¿El mundo empresarial sigue siendo netamente masculino?
- No. Ya no hay ningún problema de género. Se ha avanzado muchísimo. En Telefónica, en número de directivas, estamos en el 33%, y a nivel de consejo nos situamos en el 40%.
- ¿Es feliz en las alturas profesionales?
- Yo no soy muy jerárquica, estoy en una compañía donde lidero un área muy grande con muchísimas personas. Tengo un equipo, yo en las alturas no estoy sola. Nadie lo está. Y luego he vivido una cultura empresarial muy sana. Se tiende a pensar que en el mundo empresarial hay luchas de poder y tal.
- ¿Y no?
- Yo, desde luego, he tenido una trayectoria sin tener que entrar en eso. Así lo he vivido con los colegas, hay mucha camaradería. Lo de ser feliz es acumular muchos momentos buenos, pero desde luego no se puede ser feliz en tu profesión si no lo eres en lo personal,
- ¿Lo más difícil en la vida es tomar decisiones?
- Yo creo que sí. A quienes mejor les va en las empresas, suelen ser los que están dispuestos a tomar decisiones. Lo importante es saber que si te equivocas en algunas decisiones, tampoco pasa nada. Hay gente que tiene miedo a tomarlas por temor a equivocarse.
- ¿Relativiza el éxito?
- Totalmente. A ver, si tomo el éxito como notoriedad, no me creo nada. Me considero una buena profesional con una trayectoria exitosa, pero hay gente maravillosa por el mundo. Yo me quité el sombrero ante los médicos en la época de la pandemia o la gente que está ahora ocupada en ayuda humanitaria. Me gusta hacer bien las cosas, pero hay veces que las cosas no salen como quieres. Se puede aprender de ellas.
- En cualquier caso, ¿el éxito llega cuando tiene que llegar?
- No necesariamente. En mi caso ha llegado profesionalmente pronto. Sí que es cierto que estaba en Telefónica en una época de expansión, de muchas oportunidades, y yo era una persona muy resuelta, muy eficiente, muy eficaz. Me llegó todo muy rápido, pero hay gente a la que le llega muy tarde. Piense en pintores a los que les llegó desgraciadamente ya muertos. O puede no llegar nunca, y puede ser igual de admirable.
- ¿Qué persigue?
- Una vida equilibrada, satisfactoria, me gustan los retos en todos los sentidos. Creo que para disfrutar de las cosas hay que esforzarse antes. Se disfruta mucho más de una comida de amigos si antes has ido al monte que si vas directamente a la comida. Yo aspiro a seguir acumulando retos profesionales y, en mi vida personal, persigo si es posible tener salud, yo y las personas que más quiero. Cuando la pierdes te das cuenta de que es lo más importante.
- Lo bueno solo se aprecia cuando se pierde, me recordaba mi abuela.
- Y, por supuesto, si veo que hay un tren que puedo coger, iré a por él. Soy muy afortunada también en el plano personal, y probablemente con quedarme como estoy, ya estoy contenta.
- ¿Alguna vez ha temido perderlo todo?
- No, a veces me he sentido vulnerable, pero no por temas profesionales. La pandemia, el apagón del otro día... Todos confiábamos en que el suministro se recuperase muy pronto, pero te das cuenta de lo vulnerables que somos. Cuando pienso en el cambio climático... Esas cosas me preocupan, Tengo capacidad de trabajo, soy resiliente para navegar en otras aguas y me he demostrado a mí misma que soy muy versátil. Si me cambian determinadas circunstancias, me tendré que manejar en otras, no tengo miedo.
- ¿Piensa muy a menudo en usted?
- Soy muy preocupona, pero pienso un poco en mi círculo, en la gente que quiero, en la que me quiere. Aunque suene a topicazo, las mujeres somos como 'las últimas de la lista'. Piensas en tu trabajo, en tus hijos, en tus amigos, en tu marido, y hay que aprender.
- ¿Aprender qué?
- Que la primera persona que tiene que estar bien, en plena forma, es uno mismo. Decir que me considero humilde puede sonar a no humilde, pero mi madre, en particular, nos enseñó siempre a ser humildes, a ponernos en los zapatos de los demás y a ser agradecidos.
- ¿Se considera buena jefa?
- Creo que sí, mis equipos me aprecian mucho, igual que yo a ellos. Gestiono con firmeza y exigencia, pero con empatía. Escucho, analizamos, debatimos, a veces la decisión la tomo yo, otras la tomamos juntos. En mi equipo tenemos mucha confianza para decirnos todas las cosas.
- ¿Le gusta que piropeen su trabajo?
- Sí, pero también me gusta piropear, creo que hay que decirse las cosas bonitas. Creo que nos hemos vuelto menos amables, menos sonrientes, y a mí me gusta sonreír a la gente, darle las gracias, apreciar el trabajo y decir cuando las cosas están bien hechas. Lo difícil es salir todos los días de casa con una sonrisa y sonreír a todo el mundo.
- Decía el otro día Richard Gere que la gran revolución es la amabilidad.
- Sí, sí. Considero muy amable piropear. Por un asunto profesional, porque a alguien le ves guapísimo un día... ¡Es tan fácil! Los seres humanos nos movemos por la motivación. También digo que hay que venir llorado de casa, pero si luego te agradecen el trabajo, todo mucho mejor.
- ¿Qué supone el Alfiler de Oro?
- Se lo digo de verdad, me hace más ilusión que ser la mejor directora financiera, primero porque es una asociación que ya lleva 30 años con la defensa de los mejores valores. Entre las galardonadas hay mucha mujer del arte, la cultura, la ciencia... De repente digo, bueno, yo soy una directiva. Que hayan visto también algo que les ha inspirado, pues me ilusiona mucho.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.