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El gastrobar bilbaíno La Oka incorporó hace varias semanas a su negocio una singular novedad importada de Estados Unidos e imperante en cada vez más ... países europeos. Los dueños del establecimiento de la céntrica calle calle de Marqués del Puerto promueven las propinas 'con tarjeta'. Una fórmula de pago, corriente en capitales europeas como Oporto y Londres y habitual en algunos de los principales destinos turísticos de España, frecuentados especialmente por viajeros británicos y alemanes, pero absolutamente inusual, hasta la fecha, en Euskadi.
Los profesionales encargados de la barra de este local consultan a los clientes que abonan el importe de la consumición con tarjeta de crédito en vez de en hacerlo en efectivo sobre la posibilidad de dejar una propina al personal. Es una fórmula muy similar a la empleada por numerosas cadenas de supermercados cuando interpelan a los usuarios interesados en destinar alguna bonificación con fines benéficos.
Si el cliente responde negativamente, nada, y a otra cosa mariposa. Abona el importe y cancela cualquier posibilidad de añadir un plus. Sin embargo, a aquellos que deciden tener un guiño con los camareros como cortesía por el buen servicio recibido le acercan el datáfono para elegir el importe de la gratificación. O, más concretamente, fijar el porcentaje a aplicar sobre la cuenta.
En La Oka ofrecen distintas alternativas. Los usuarios tienen la posibilidad de dejar un extra equivalente al 2%, 5%, 10% y 15% de lo consumido. También se les reserva la opción de elegir 'otro' importe, que siempre determinan los usuarios. En cualquier caso, desde el establecimiento del Ensanche, cuya tienda delicatessen funciona desde hace más de 30 años, advierten de que esta prima siempre es «voluntaria», ya que las propinas obligatorias son ilegales. Recuerdan algunos de sus trabajadores que las cantidades «van para el bote» y que la iniciativa ha sido bien recibida por el público. Aseguran que empezaron hace dos semanas y, tirando de ironía, una de las empleadas de la barra aseguró que, pese al poco tiempo que lleva en funcionamiento, ya le ha dado para comprarse «un piso. Es broma, evidentemente», matizó casi de inmediato.
Este periodista pasó ayer por La Oka y pidió un tentempié consistente en una pulga de jamón, un zurito y un café con leche con hielo. La cuenta ascendió a 6,40 euros. Tras gratificar a los tres profesionales que le atendieron, uno de ellos le pasó la terminal para que especificara la cuantía de la propina. Optó por el mínimo pago extra: un 2%. Nada más teclear el porcentaje, otra trabajadora se interesó sobre si deseaba recibir un tique. Los 6,40 euros se convirtieron en 6, 53. De haber deja un extra del 15%, la cuenta hubiese sido de 7,36.
Un pico que de momento solo aplica este establecimiento en Bilbao, según confirmaron ayer portavoces de la Asociación de Hostelería de Bizkaia (AHB). Habrá que ver si otros hosteleros siguen el mismo ejemplo. Así como en EE UU la propina es obligatoria -supone en torno al 20% del total de la cuenta- y forma parte del salario de los camareros por sus bajos sueldos, en Alemania, ronda el 10% y se entrega en mano al camarero. En Italia se trabaja de forma similar a España, con pequeñas y opcionales. En el Reino Unido se acostumbra dejar un 10-15% en restaurantes, pero no en pubs.
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