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La promotora guipuzcoana Raks Club ha roto relaciones con la discoteca Sonora y ha decidido trasladar los conciertos que organizaba en la discoteca de Erandio ... a la Sala Santana de Bolueta por los comentarios racistas vertidos recientemente por responsables de la sala de Astrabudua, por los que posteriormente pidieron disculpas. «Debido a la reciente polémica generada por comentarios inapropiados de la sala en la que teníamos programados nuestros eventos en Bilbao, nos vemos en la obligación de cancelar todas las actividades programadas en ese espacio, por decisión nuestra, de los artistas y sus respectivas agencias», aseguran en un comunicado oficial que han hecho público esta mañana.
El equipo de Raks Club, especializado en la contratación de artistas de género urbano, ha tomado esta decisión ocho días después del incidente y tras la retirada de las redes sociales de los mensajes racistas. Los responsables de la sala informaron en Instagram que habían «eliminado» a un «grupo organizado de ladrones» que supuestamente acudía a los alrededores de la sala de Sonora para «robar» a los clientes. Según explicaba, el robo «siempre empezaba por 'amigo, un zigarro'», una expresión que se asocia a jóvenes de origen magrebí.
Los responsables de la promotora de Irún, liderada por Tito, aseguran que su decisión traerá «muy buenas noticias» al haber encontrado ya un nuevo espacio y fechas para próximos eventos», que, según aseguran, anunciarán «muy pronto». «Queremos agradecer vuestra comprensión y paciencia mientras hacemos estos ajustes, y prometemos que los nuevos eventos estarán a la altura de lo que siempre hemos ofrecido. ¡Pronto tendréis todos los detalles! ¡Gracias por vuestro apoyo continuo!», concluye el comunicado, que ha recibido la contestación de uno de los socios de Sonora. «El comunicado es discreto y lo hemos dado por bueno», subraya Diego Maestre, que minimiza las consecuencias de la medida adoptada por Raks Club.
Asegura que los conciertos organizados por la empresa de Irún «no son rentables», por lo que no ha mostrado la más mínima preocupación. «Si no, lo hubiera peleado», advierte.
Maestre reitera que las recaudaciones obtenidas en estos conciertos suponían «un ridículo total», ya que para actuaciones que solían atraer a una media de 400 personas «solo hacíamos 600 euros de caja». Algo que tampoco le ha sorprendido mucho «porque eran artistas para adolescentes».
Frente a estas pullas, Tito ha asegurado que el público de estos conciertos «va a escuchar música, y no a tomarse cinco cervezas o cinco copas».
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Silvia Cantera, David Olabarri y Gabriel Cuesta
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