Preocupación entre los vecinos de Getxo tras los últimos episodios violentos: «Cada vez están más agresivos»
Reclaman firmeza tras el apuñalamiento de un joven el lunes a plena luz del día en el centro de Algorta, la segunda agresión en un mes
«Hartazgo». Es la palabra que resume el sentir de los getxotarras, después de que el lunes un joven resultase herido de gravedad en una ... reyerta con destornilladores. El suceso tuvo lugar en el centro de Algorta a plena luz del día, mientras el municipio celebraba las fiestas del Puerto Viejo. No es el único de las últimas semanas. A comienzo de julio dos personas resultaron heridas y cuatro detenidas en una pelea con cuchillos, navajas y palos en una casa okupada de Maidagan.
Los casos cada vez se repiten con mayor frecuencia y más gravedad. Y, exponencialmente, crece el «hastío», pero también la «preocupación» entre los getxotarras. «Hay que ser firmes, tiene que haber consecuencias, no puede permitirse esta delincuencia. Debe de haber mano dura, no se pueden silenciar estos hechos. ¿Qué hacemos?, ¿no les dejamos a los chavales salir en fiestas?», lamentó Inma, una vecina de la localidad.
En la plaza San Nicolás, lugar cercano a la calle San Martín en la que sucedió el apuñalamiento, el tema se mezclaba con el café en las conversaciones de las terrazas. «Este municipio no tiene nada que ver con lo que era, ha sido muy tranquilo y no es agradable», puntualizó un residente junto a sus hijas. María, una comerciante de la zona, se marchó para casa nada más enterarse de la noticia. «Me llamó mi padre, estábamos de fiesta y nos fuimos, porque al final nos va a pasar a cualquiera de nosotros», lamentó. «Se está poniendo mal, mi aita siempre me recoge cuando vengo de noche, o llevo el móvil en la mano, comparto la localización con mis amigas... La sensación es mala, hay miedo, hay grupillos que te dicen cosas, te intimidan», comentó.
En el BM y el Eroski de la calle Algortako Etorbidea llevan tiempo sufriendo pillajes y altercados. «Vamos a peor, cada vez están más agresivos, nos roban cerveza, vino, pero además nos vacilan», aseguró el encargado de uno de los dos supermercados a este periódico. La peor parte se la llevan las «trabajadoras». «A los hombres nos respetan más, pero a nuestras compañeras les dicen de todo y no las tienen ningún tipo de respeto», comentó. En el primero de los supermercados recurren cada cierto tiempo a seguridad privada. Tampoco sirve de mucho. «A estos les da igual», lamentó el responsable.
Más patrullas
«Es cierto que cada vez se ven más patrullas, pero también hay más problemas, se nota por las noches sobre todo y en fiestas», añadió la camarera de un conocido bar de la plaza. «El miedo está, no son rumores, aunque es verdad que no son todos los días», comentó.
Ana, otra residente en el municipio costero, reconoció la «inseguridad» que recorre el municipio mientras hacía la compra. Valoró, sin embargo, que «las cámaras de seguridad y la cada vez mayor presencia de agentes en las calles se va notando». «Me cuesta valorarlo bien, porque es cierto que viven una situación de desesperación, pero lo que se tenía que hacer con estos chavales es darles trabajo y no que estén deambulando todo el día por la calle. Al final la señora que lleva la cadena de oro o a la que le arrancan el bolso, es la perjudicada», lamentaba.
Desde la asociación San Nicolás Zabalik prefirieron no entrar en el suceso. «Nuestros chavales están integrados, no tienen nada que ver, hacemos una importante labor con ellos», defendieron. Como ejemplo recordaron que han participado en las fiestas, en actos como la 'sokamuturra' y en el Concurso de ayer de Marmitako. «Están siendo uno más en fiestas, no se puede generalizar», pidieron.
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