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Diez voces para la preocupación socialista

Antiguos dirigentes y excargos públicosvascos ven con inquietud el proceso que vive el PSOE, son pesimistas sobre el futuro y aclaran a quién votarán hoy y por qué

dAVID gUADILLA

Sábado, 20 de mayo 2017, 22:51

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Pocas cosas unen hoy en día tanto a los socialistas como la preocupación. Así está el PSOE. El partido dirigido por una gestora provisional desde el pasado mes de octubre celebra hoy unas primarias destinadas, en principio, a aclarar sus futuro, designar nuevos liderazgos y, sobre todo, cerrar las heridas abiertas que llevan supurando ya varios años. Pero la mayoría de los 187.000 militantes que están llamados a las urnas son conscientes de que esos deseos se quedarán en poco más que una declaración de intenciones.

Casi nadie cree que la cita ante las urnas y el congreso de junio en el que se ratificará al ganador y se designará una nueva ejecutiva sirvan para construir un partido unido. EL CORREO ha preguntado a una decena de exdirigentes y antiguos cargos públicos vascos de primer nivel. Exsecretarios generales, antiguos ministros, parlamentarios, diputados... Voces que han visto mil batallas en un partido acostumbrado a las peleas internas. Desde Suresnes hasta las primarias de Almunia contra Borrell, pasando por el enfrentamiento entre guerristas y renovadores... Y pocos han visto una situación de fractura como la actual.

La preocupación es máxima. Y el horizonte sombrío. De los diez consultados, la mayoría respaldan a Patxi López, a quien consideran un elemento de consenso en un partido roto. El único capaz de tender puentes en un debate tan polarizado. El dato tampoco es sorprendente. Euskadi fue la única comunidad en la que el exlehendakari ganó en avales a sus dos contrincantes.

Pero esa misma batalla por las firmas evidenció que las opciones de que López se haga con el liderazgo del partido son escasas, por no decir nulas. Se presenta un combate a dos. Díaz contra Sánchez. El exsecretario general contra la presidenta de la Junta de Andalucía. Dos viejos aliados convertidos ahora en cruentos enemigos. Y los dos cuentan con apoyos en el País Vasco.

A Díaz la respaldan, por ejemplo, Javier Rojo y Gema Zabaleta. El caso de la exconsejera de Empleo demuestra lo complicado que es trazar las líneas ideológicas de un debate interno en el que se mezclan las cuestiones políticas, las organizativas y las personales. Sobre el papel, Díaz representa el discurso más reacio a asumir conceptos como el de «nación». Sus adversarios la dibujan como la reencarnación perfecta de un viejo centralismo. Pero tiene el respaldo de Zabaleta, que defiende el derecho a decidir. A su juicio, Díaz representa mejor la cultura de un partido zarandeado y que no sabe cómo atraer nuevos votantes.

Y ahí es donde inciden los seguidores de Sánchez. En la necesidad de dar una vuelta a la formación para poder volver a ganar. Pero mientras la fractura siga abierta, los socialistas saben que pensar en triunfos es una quimera.

Quien fuera ministro, secretario general del PSOE y comisario europeo ha vivido «debates muy intensos» en el partido. Rememora cuando se abandonó el marxismo a mediados de los setenta e incluso cuando compitió en unas primarias con José Borrell por ser el candidato presidencial. «Pero una división tan generalizada y polarizada no la recuerdo». Almunia lamenta que a los actuales líderes del partido se les haya olvidado «hablar de política» y se centren en «cuestiones personales». «Borrell y yo teníamos nuestras diferencias, pero no entrábamos en el terreno personal». Como ejemplo de la deriva pone el debate del lunes. «Rajoy estaba en China, pero tampoco le hubiese preocupado demasiado. Esperaba algo de más nivel y altura», señala en tono crítico mientras apela a la unidad tras las primarias.

La que fuera consejera de Empleo con Patxi López admite que el partido vive una situación «compleja», pero que no es la primera vez que pasa algo similar. Recuerda el enfrentamiento que se vivió entre guerristas y renovadores o el que hubo entre los partidarios de Joaquín Almunia y José Borrell. «Son debates recurrentes». Zabaleta apoyará a Díaz. «No comparto al 100% su discurso, yo defiendo el derecho a decidir, por ejemplo, pero suscribo sus planteamientos. Estoy donde están Zapatero o Madina, entre otros», asegura. «Sánchez actuó de manera errática. Tras unos malos resultados, uno tiene que abrir una profunda reflexión. Uno se tiene que preguntar por qué en las elecciones al PP le va mejor de lo que tendría que irle y el PSOE se da un batacazo apoteósico. En esos casos, lo mejor es irse a casa y dimitir».

Francisco Egea fue consejero de Justicia, Trabajo y Seguridad Social con José Antonio Ardanza de lehendakari. Y pone un símil empresarial sobre la situación del PSOE. «Digamos que tenemos un producto obsoleto cuya acta de obsolescencia se firmó en mayo de 2010, cuando Zapatero, en lugar de dimitir y convocar elecciones, asumió las políticas de ajuste y barrió la ideología del PSOE como una galerna barre la playa. Desde entonces hemos dado tumbos y todo ha sido un disparate». Egea considera una «sosada» argumentar que Pedro Sánchez ha sacado el peor resultado de la historia del PSOE, porque la «ecuación» es diferente y ahora hay cuatro partidos, considera que la gestora ha tenido una actitud «indolente» y cree que la presencia de López, «no voy a decir que sea providencial, pero sí muy importante».

Bixen Itxaso fue parlamentario del PSE varias legislaturas. Y apoya de forma clara a Pedro Sánchez. A su juicio, el partido necesita una especie de revolcón a varios niveles. «Está dominado por una aristocracia que se sustenta en los apoyos que logra en sus respectivos territorios, como un modelo feudal». «Y eso ha funcionado mientras el partido ganaba y se vivían días de vino y rosas», asegura Itxaso. En su opinión, están en juego dos «proyectos antagónicos», el de Sánchez y el de Díaz. Y el del exsecretario general, considera, es el único que puede abrir el partido a los militantes. Quien fuera parlamentario del PSE también alude a la posición mantenida por Patxi López. «Dado que está claro que no puede ganar, creo que su único objetivo es restar a Sánchez por los motivos que sea. Y eso me produce gran tristeza».

Óscar Rodríguez cree que al PSOE «se le paró el reloj en mayo de 2011, cuando no fue capaz de interpretar lo que pasó en las calles y para afrontar el futuro apostó por Rubalcaba, que no es que sea un mal político, pero representaba justo lo que rechazaba todo el mundo: lo de siempre». Rodríguez, que fue número dos del PSE en el Parlamento vasco, cree que el partido se ha «descapitalizado». «Díaz y Sánchez se pusieron de acuerdo en cinco minutos para que no ganase Madina en 2014, así que ahora podrán hacer lo mismo. Lo difícil es conquistar a la gente que se fue y evitar que el PSOE acabe como el PSF francés o el Pasok griego». Rodríguez solo tiene claro que hoy irá a votar. Pero admite que no tiene claro a quién. «Me siento huérfano. Y en estos casos se acaba votando al mal menor».

«Si un partido no es capaz de organizar su pluralidad interna, difícilmente vamos a poder captar a los tres o cuatro millones de personas que necesitamos para volver a gobernar». Atienza, exconsejero de Economía y exministro de Agricultura, cree que el PSOE debe mirar al futuro. «Debe entender los cambios que suceden en el mundo. No nos podemos parecer a lo que fuimos en el pasado. Tenemos que ser diferentes». Atienza tiene la esperanza de que, a pesar de la aparente tormenta, sea posible «una cierta unidad». Y para ello será fundamental la figura de Patxi López. «Ha sido quien mejor ha sabido sintetizar la integración del partido». Atienza, aun así, es consciente de que los que tienen más opciones de ganar son Díaz y Sánchez. Y cuando eso suceda, «tendremos que hacer de contrapeso».

«Pase lo que pase, el partido tiene que sumar a partir del congreso de junio». Javier Rojo admite que «no se está exagerando» cuando se habla de una situación complicada en el PSOE y de que el debate del lunes entre los tres aspirantes fue «duro». Pero tampoco lo ve mal. «Prefiero esto a lo que sucede en otras formaciones, donde todo se tapa. Esto demuestra que estamos vivos». Rojo intenta relativizar la tensión que se está viviendo en las últimas semanas. «Durante una campaña como ésta la posiciones están excesivamente exageradas», afirma el expresidente del Senado, quien respalda la candidatura de Susana Díaz. «Es la que mejor representa la suma de todos. Es la única que puede mostrar hechos, lo que está haciendo en el Gobierno de Andalucía, frente a otros que solo pueden ofrecer palabras».

«Se está dramatizando. No hay ningún peligro de escisión, aunque sí una cierta preocupación por su futuro». Juan Manuel Eguiagaray, ministro con Felipe González, espera que «se abra paso el sentido común». «Seguro que se hace una ejecutiva con una cierta unidad, en la que habrá discrepancias pero que esperó que nadie se dedique a boicotearla», vaticina. A su juicio, el PSOE debe volver a «entroncar» con la sociedad. «No se trata de hacer declaraciones impactantes. Estamos dando una respuesta inadecuada a una sociedad más moderna de lo que es el PSOE, un partido glorioso pero que ha perdido su conexión con la sociedad». Eguiagaray apuesta por López, el único que, en su opinión, aboga por la «unidad». «Susana y Pedro han sido protagonistas de batallas perdidas», recalca.

Jesús Eguiguren sostiene que hay que estar «ciego para no ver» que el sistema de primarias no funciona y está en el «origen» de todos los problemas que afectan al PSOE. «Hay que repensarlo». El expresidente del PSE asegura que nunca ha visto tan «mal ambiente» como ahora. No cree que haya riesgo de escisión, pero está convencido de que el «espíritu de división» y un «cierto sectarismo» se van a mantener después de las primarias. Admite que votará a Patxi López, y hace la siguiente radiografía. «Sánchez no responde a la tradición ideológica del partido. Se está inventando un proyecto nuevo, personalista y basado en el rencor y en la perogrullada de que apoyamos al PP. Me parecería la peor opción. Voy a votar a Patxi, pero no me desagradaría que ganase Susana, se mueve más en las claves del partido».

Arantza Mendizabal es pesimista. «Lo veo muy mal». Diputada durante varias legislaturas, considera que la ruptura que vive el partido es «mayor que nunca» y asegura que en otros debates que se han vivido a lo largo de la historia del partido «no había este nivel de crispación». Mendizabal cree que en épocas anteriores «los liderazgos eran mucho más potentes» y que en estos momentos se está aludiendo a «cuentas pendientes del pasado». «Todo el mundo tiene sus responsabilidades. Supongo que todos hemos tenido la culpa y lo habremos hecho mal. Creo que estamos ensimismados en nosotros mismos». De cara al futuro, tampoco es optimista. «No veo a ninguno de los dos favoritos -en alusión a Sánchez y a Díaz- con ganas de integrar a la otra parte». «Aunque siempre se cierran las heridas», dice con esperanza.

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