Malestar en el Vaticano y en la Iglesia vasca por la presencia de Zuppi en Bayona

La presencia de Mateo Zuppi, arzobispo de Bolonia, en el acto de desarme de Bayona, fue «a título personal», según subrayaron anoche a este periódico fuentes diplomáticas de la Santa Sede. La imagen del sacerdote italiano como fedatario de la entrega del arsenal de ETA provocó un profundo malestar en la jerarquía de Euskadi y de la diócesis vascofrancesa, sorprendidas por el hecho de que no se les hubiera informado de esa actuación. De hecho, los tres obispos vascos, si bien habían saludado la llegada del desarme habían declarado, también, que el anuncio era «insuficiente», al tiempo que abogaban por la disolución de la banda para que no siga siendo una amenaza.

Durante la tarde de ayer hubo un intenso cruce de comunicaciones entre los obispos de Euskadi y de Baina, Marc Aillet, con las nunciaturas -embajadas- del Vaticano en París y Madrid. La información que se les trasladó desde Roma es que monseñor Zuppi, que llegó en un jet privado, avisó a la Santa Sede que se desplazaría a Bayona para estar presente en la ceremonia del desarme «en el último momento». Aún así, de acuerdo con los datos que maneja EL CORREO, se le advirtió que «no lo hacía ni en representación ni por mandato de la Santa Sede», y que su iniciativa era estrictamente particular. Los obispos vascos se sintieron ayer puenteados, al igual que cuando Urkullu viajó al Vaticano hace dos meses.

En algunos medios se había interpretado que contaba con el aval del Vaticano, ya que Mateo Zuppi ha participado en distintos procesos de pacificación, el más conocido, el conflicto que ensangrentó Mozambique en 1990. También visitó Euskadi en varias ocasiones de la mano de Baketik, el Centro por la Paz que funcionó en la comunidad franciscana de Arantzazu dirigido por Jonan Fernández. Este último, en calidad de responsable de la Secretaría de Paz y Convivencia, acompañó el pasado enero al lehendakari Urkullu a Roma, donde se entrevistaron con el secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolín, y miembros de la comunidad de San Egidio. Zuppi fue párroco en la iglesia de Santa María de Trastevere, sede de este grupo en la capital romana, y pronto se convirtió en uno de sus líderes al frente de la diplomacia paralela junto a Andrea Ricardi. Ambos tienen buenas conexiones en el Vaticano. Algunas fuentes sitúan a Mateo Zuppi en los últimos movimientos para el desarme de ETA, mucho antes de la jornada de ayer.