¿Quién es el paleto aquí?
'Euskalduna naiz, eta zu?' representa lo peor de nosotros mismos y sirve de acicate para que, en respuesta, se nos desprecie y estereotipe de igual manera
Edurne Portela
Miércoles, 8 de marzo 2017, 01:11
ETB emitió el pasado 8 de febrero un capítulo de la serie 'Euskalduna naiz, eta zu?' dedicado a España. Hace unos días una ... persona anónima subió a Youtube un extracto subtitulado al castellano de unos diez minutos de este programa. Este periódico también hizo público un enlace en el que se podían ver otros fragmentos. Varios partidos políticos y Covite han denunciado el contenido del programa por xenófobo y racista. EiTB, por su parte, ha pedido disculpas y ha emitido un comunicado en el que defiende que los contenidos del programa se han descontextualizado y «ratifica, desde la pluralidad y el respeto institucional, su voluntad de contribuir a la normalización de la sociedad vasca, también con programas de humor». El vídeo ha sido descolgado de la página de EiTB, aunque han dejado otros capítulos de la serie, como los dedicados a la familia, el sexo, el dinero, etc.
Representantes muy mal escogidos de la cultura vasca (podrían haber encontrado, porque los hay, artistas y creadores euskaldunes inteligentes, políticamente sofisticados, y con gran sentido del humor ¡y de la ética!) exponen, en supuesta clave de humor, opiniones hirientes sobre España y los españoles cuyo hilo común es el desprecio: ganas de vomitar al oír el himno español, asco hacia la bandera española, la cultura española es cateta, los españoles son brutos y machistas, España se debería haber llamado Mongolia, etc, etc. De vez en cuando se oyen de fondo carcajadas, alentando así con el eco grupal esta caracterización absolutamente peyorativa. Una de las preguntas es: «¿Has estado alguna vez con un español?». Otra: «¿Tendrías una pareja española?». Y yo me cuestiono: ¿en qué país vive esta gente, tanto los guionistas del programa como los participantes? ¿Será todo esto alguna consecuencia atroz de la endogamia?
EiTB es un organismo público y, aparte de sus obligaciones institucionales y políticas, debería ser particularmente cuidadosa en la representación que se hace en sus programas tanto de la pluralidad de la sociedad vasca como de la situación política en la que vivimos. Acabamos de salir de décadas de violencia que han provocado heridas traumáticas muy difíciles de sanar, no sólo por la gravedad del daño causado, también porque necesitamos un cambio imaginativo sin el cual será imposible una verdadera restauración social. En Euskadi las palabras referentes al mal llamado 'conflicto' están particularmente cargadas de significado; detrás de cada una vive parte de nuestra historia de violencia. Hay una relación indivisible entre lenguaje e imaginación, y entre la imaginación y la comprensión afectiva y ética de la realidad. Es decir, una palabra -en el caso que nos ocupa, España o español- está cargada de significados políticos, éticos y afectivos que varían según la ideología del que la usa. En Euskadi el significado de estas palabras está en buena medida contaminado por un nacionalismo vasco etnicista y excluyente que ha conseguido implantarse en nuestra imaginación con todos sus prejuicios. Estas palabras han tenido una carga negativa para la mayoría de nosotros. Hemos internalizado el significado de 'español' como, por una parte, agresor, facha o invasor, y, por otra, como inferior, atrasado. Sus sinónimos son 'maketo', 'coreano', 'españolazo': la amenaza y la inferioridad, el enemigo y el ser despreciable que hay que expulsar de la comunidad. Esta visión otorga sentido a la desunión y también, mucho más grave, al relato que ha dado sentido a la violencia. Este proceso que se ha llevado a cabo durante las últimas décadas a día de hoy sigue estando vivo, como demuestra este programa, que incide en todos estos tópicos y, sin contexto crítico, los reproduce. También sigue viva la contaminación de la imaginación a través de la idealización y simplificación de los sentimientos positivos relacionados con lo vasco: la arcadia, la comunidad, la patria. Seguramente todos esos entrevistados que desprecian la simbología nacionalista española no tendrán ningún problema en sacralizar la vasca.
He de ser sincera: a mí me produce cierta grima la bandera española, no me gusta oír el himno nacional ni ver la parafernalia militar y nacionalista en torno a ciertas fechas como el 12 de octubre. Cada vez que juega la 'Roja' me desespero al ver cómo se paraliza todo el país o cómo de repente, gracias a la selección, «desaparecen» los graves problemas económicos y sociales que nos hunden en la miseria. Y es que ese nacionalismo fanático español -que no representa a la mayoría de los españoles- me resulta tan dañino como cualquier otro nacionalismo, incluido el fanatismo vasco, porque todos se asientan en principios de superioridad y desprecio, porque simplifican la realidad para justificar sus diferentes violencias. Pero en este programa de ETB no se desprecia el fanatismo ciego que une a algunas personas detrás de una bandera. No. Se desprecia a otros seres humanos. Desde la arrogancia y la ignorancia marcan al 'otro', sin importarles herir a aquellos a quienes insultan, sin considerar que algunos de sus conciudadanos vascos -aunque ellos no los reconozcan como tales- pertenecen a esa comunidad que ellos estereotipan y a la que intentan denigrar.
Con este programa también se está haciendo un gran daño a los euskaldunes y nacionalistas que no comparten ese sentimiento retrógrado, xenófobo, obtuso y simplista de la identidad vasca. Este programa representa lo peor de nosotros mismos y sirve de acicate para que, en respuesta, se nos desprecie y estereotipe de igual manera.
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