El Memorial por las Víctimas incluirá una réplica del zulo de Ortega Lara
La dirección trabaja en la exposición permanente del centro, con la vista puesta en que las obras de rehabilitación terminen a finales de año
lorena gil
Domingo, 29 de enero 2017, 03:04
El Memorial por las Víctimas del Terrorismo empieza a coger forma. Pese a que las obras del edificio en el que se ubicará la sede del antiguo Banco de España de Vitoria no acabarán, según las previsiones, hasta finales de este año, la dirección del centro se afana en sentar las bases de lo que será el contenido de su exposición permanente. Incluirá, entre otros muchos elementos, una réplica del zulo en el que ETA retuvo secuestrado a José Antonio Ortega Lara entre 1996 y 1997.
El funcionario de prisiones permaneció 532 días en un pequeño receptáculo bajo tierra: tres metros de largo, por 2,5 de ancho y 1,80 de alto aunque la víctima sólo podía estar completamente de pie en el medio del zulo. Su único mobiliario era una hamaca de playa, a modo de camastro, un saco de dormir y objetos de aseo. Los etarras le facilitaron unas gafas negras. Tenía su justificación: un foco atornillado a la pared iluminaba el habitáculo las 24 horas. La proximidad del río Deba hacía que la humedad se filtrara por las paredes hasta el punto de que en el saco de dormir había empezado a aparecer moho. Su aislamiento era total. Los terroristas utilizaban un minúsculo ventanuco para hacerle llegar la comida. Ortega Lara, que adelgazó 23 kilos, sólo podía ver la mano de sus secuestradores.
«¡Matadme de una puta vez!», exclamó la víctima, en un grito desesperado, a los agentes de la Unidad Especial de Intervención que le liberaron al confundirlos con sus captores. La reproducción del zulo ocupará un lugar prominente en el memorial. La dirección del centro buscará dotarla del mayor realismo. Se colocará un techo acristalado para que los visitantes puedan observar desde arriba la crudeza del agujero en el que ETA retuvo durante más de un año a Ortega Lara. «Humanidad frente a inhumanidad», resume el responsable del área museística del memorial, el historiador Raúl López Romo. El centro incluirá, asimismo, información sobre los alrededor de ochenta secuestros perpetrados por ETA.
Una performance que acabó antes por «agotamiento»
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A finales de 2012, un artista de nombre Omar Jerez inició en Valencia un encierro de ocho días en un zulo que recreaba las condiciones en las que vivió su cautiverio José Antonio Ortega Lara. Su objetivo era denunciar la liberación por enfermedad del miembro de ETA Josu Uribetxebarria Bolinaga, condenado por dicho secuestro, y mostrar su solidaridad con la víctima y con el resto de damnificados por el terrorismo. Pero Jerez no aguantó el tiempo que tenía previsto. El artista tuvo que abandonar un día antes porque «a nivel psicológico», dijo, estaba «bastante agotado». Ortega Lara permaneció 532 días.
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Jerez describió la experiencia como «los peores días» de su vida. Además de la sensación de «soledad» se sumó la «imposibilidad de estar con gente externa». Estuvo acompañado solo por una esterilla, una pequeña mesa y una silla. El artista reveló que sufrió «diarreas y dolor de huesos» y que anímicamente quedó «destrozado». Hasta el punto, aseguró, de que «ni todos los antidepresivos del mundo» podrían ayudarle a superar lo vivido. «Ha habido momentos en los que se me iba la cabeza. Nunca volveré a repetir algo así», sentenció.
«Tocar emocionalmente»
«Nuestro objetivo es que la gente salga no sólo sabiendo más, sino que le toque emocionalmente», expresa López Romo. Junto al espacio dedicado a Ortega Lara y otras víctimas que fueron también retenidas en contra de su voluntad, la exposición permanente se dividirá en otros cuatro apartados. En primer lugar, se hará hincapié en la contextualización. Así, se dedicará un apartado a la historia del terrorismo en España y en el mundo. Además de ETA, los GAL, el Batallón Vasco Español y otros grupos que actuaron en España, se incluirán datos sobre otros atentados, como el 11-S de Nueva York o los reiterados ataques sufridos en Nairobi.
Otro de los apartados del memorial estará dedicado a «los perpetradores y sus entornos». El memorial ahondará en la idea de «cómo se construye la estigmatización del otro», apunta López Romo. ¿Cómo actuaron? ¿Por qué? La muestra incluirá desde carteles con imágenes hasta «sonidos ambiente de amenazas reales y manifestaciones», revela el responsable del área del museo.
Desde el Museo de las Peregrinaciones de Santiago, hasta los centros del Holocausto
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El centro en recuerdo de las víctimas del terrorismo se ubicará en la sede del antiguo Banco de España de Vitoria, que en la actualidad está en obras. Se prevé que los trabajos finalicen en el último trimestre de este año. Pero para darle forma, tanto por fuera como por dentro, sus responsables se han inspirado en memoriales y museos de diferentes países.
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En cuanto al edificio, arquitectónicamente hablando, el equipo que lidera Florencio Domínguez viajó hasta Santiago de Compostela para conocer de primera mano el Museo de las Peregrinaciones. Con sus casi 3.500 metros cuadrados, ocupa también el inmueble del antiguo Banco de España y fue sometido a una profunda remodelación para adecuarlo a las características de un complejo con sus salas y exposiciones.
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Pero las visitas a diferentes centros la mayoría se realizaron por cuenta propia en periodos vacacionales han sido «más útiles» de cara a fijar los contenidos del futuro centro de Vitoria. Para compartir e incluso para rechazar puntos de vista. «Del Museo del Ulster sacamos en claro cómo no hacerlo», asegura el responsable del área museística del memorial vasco, Raúl López Romo. Según explica, «en muchos casos se glorifica a los perpetradores y refleja una sociedad partida en dos».
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Un espejo en el que mirarse son los diferentes centros sobre el Holocausto, tanto el de Alemania, como los de Bélgica y Holanda. «Frente a las grandes cifras, se habla de personas», valora López Romo. Además, «es importante cómo se trabaja a nivel educativo», con visitas y talleres escolares. «El aspecto pedagógico es fundamental a la hora de combatir un discurso legitimador del terrorismo», apostilla.
«La respuesta» que obtuvo el terrorismo ocupará la tercera pata de la exposición. Lo hará en sus diferentes vertientes: policial, judicial, política y social. En cuanto a los dos últimos, el memorial hará mención a, entre otros, al Pacto de Ajuria Enea suscrito el 12 de enero de 1988 por Alianza Popular, Centro Democrático y Social (CDS), PNV, Euskadiko Ezkerra, PSE, Eusko Alkartasuna y el entonces lehendakari, José Antonio Ardanza. Fue el primer acuerdo que firmaron todos los partidos vascos contra ETA y también el que abrió la puerta a la derrota política de la banda.
En cuanto a la respuesta social, el memorial hará un recorrido, a modo de homenaje, por las diferentes asociaciones que plantaron cara a la sinrazón terrorista en los años más duros. Es el caso, por ejemplo, de Denon Artean, Gesto por la Paz y otras agrupaciones que se concentraban en silencio contra la barbarie, pese a tener que soportar gritos como «ETA, mátalos» o «vosotros, fascistas, sois los terroristas».
El último espaio y no por ello el menos importante más bien al contrario se destinará al recuerdo de las víctimas. La dirección, que encabeza Florencio Domínguez, ha bautizado, de manera provisional, a este espacio como Banco de la Memoria, jugando con el hecho de que el centro se erige en el antiguo Banco de España. En su organigrama figura el Consejo Asesor de Víctimas del Terrorismo, cuya función es proponer y asesorar a la dirección a la hora de reflejar su sufrimiento. Desde el centro aseguran que pronto se convocará este órgano.
En la actualidad, el memorial se encuentra en la fase de recopilado de información. Así, se ha empezado a reunir testimonios de damnificados textos, vídeos etcétera con el fin de dar forma a una «memoria viva». Particulares y asociaciones han hecho llegar a la institución diferentes documentos y publicaciones para convertir su fondo documental en un referente. Además, el equipo del centro prepara un listado sobre los heridos en atentados.
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