Cortar por lo sano

El lehendakari saca a Euskadi del bucle de la política española y hoy adelantará las elecciones vascas al 25 de septiembre o en su defecto al 2 de octubre

Alberto Ayala

Jueves, 28 de julio 2016, 21:16

Euskadi se sale del bucle de la política estatal. A la vista de que el horizonte para la formación de un nuevo Gobierno en España ... sigue sin esclarecerse -Rajoy aceptó ayer formalmente el encargo del Rey, pero ni adelantó una fecha para somerse a la sesión de investidura en el Congreso ni tan siquiera se comprometió a pasar este trámite si no consigue los apoyos que le garanticen la reelección- el lehendakari Urkullu ha decidido cortar por lo sano.

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En uso de sus prerrogativas, y con el visto bueno de su partido, el jefe del Ejecutivo vasco tiene previsto convocar esta mañana a su Gobierno con carácter extraordinario y reunirlo a mediodía con un único propósito: comunicarle su decisión de dar por terminada la legislatura y convocar elecciones autonómicas para unas semanas antes de lo previsto.

En los últimos meses, Iñigo Urkullu venía trabajando con la hipótesis de firmar el decreto de convocatoria en el tradicional Consejo de Gobierno de San Sebastián, que este año iba a ser el 23 de agosto, y llamar a los vascos a las urnas el 23 de octubre. El bloqueo institucional español, que el cierre ayer de la ronda de consultas que ha llevado a cabo el monarca no ha hecho sino confirmar, y el torrente de escenarios políticos derivados del mismo, alguno de los cuales podía llegar a hacer coincidir unas terceras legislativas españolas con las elecciones vascas -algo de lo que históricamente han huidos tanto los nacionalistas- , le ha llevado a adelantar los comicios todo apunta que al 25 de septiembre o, en su defecto, al 2 de octubre.

Con independencia de que el objetivo sea evitar un escenario no deseado por los peneuvistas, el lehendakari acierta con su decisión. Y es que el calendario electoral vasco queda cerrado con tiempo suficiente para que los partidos puedan ir presentando su oferta al electorado con total independencia de lo que nos depare el lamentable proceso de renovación del Gobierno de la nación que vienen protagonizando las cuatro grandes fuerzas políticas nacionales, cada una en distinto grado.

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El decreto que este mediodía rubricará el lehendakari no coge a los partidos políticos vascos en las mismas condiciones. El PNV y el PSE tienen elegidos a sus aspirantes a Ajuria Enea, Iñigo Urkullu e Idoia Mendia, respectivamente. Las bases de Podemos lo hacen este fin de semana con la aspirante de la dirección, Pilar Zabala, como gran favorita.

Al PP, en cambio, le ha pillado el toro. Alfonso Alonso sólo es, de momento, el candidato in pectore, pendiente del refrendo oficial de los órganos del partido. Por último EH Bildu hace ya tiempo que eligió a Arnaldo Otegi como aspirante a Ajuria Enea, pero todavía no es definitivo que su nombre aparezca en las papeletas. El Supremo debe determinar si la pena de inhabilitación que le impuso el juez que le envió a la cárcel le permite o no concurrir a unas elecciones. El precedente de Iker Casanova juega en su favor.

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Con este leve adelanto de fechas, Euskadi no pierde nada relevante. De hecho, ayer concluyó el período de sesiones en el Parlamento con la aprobación de la polémica ley de abusos policiales.

En cambio gana algo que puede ser muy importante: tiempo. Primero para negociar la formación de un Gobierno lo más estable posible. Y, directamente relacionado con lo anterior, la aprobación en plazo de los Presupuestos de 2017.

El País Vasco ha dado en los treinta últimos años todo un ejemplo de entendimiento entre diferentes. Desde que se produjo la escisión del PNV de la que surgió EA, hoy integrada en EH Bildu, en 1986, Euskadi ha ensayado hasta nueve fórmulas de Gobierno diferentes. Cinco partidos han formado parte de los diferentes ejecutivos (PNV, PSE, EA, EB y la desaparecida EE) y otros dos han dado respaldo desde fuera, la ilegalizada Heri Batasuna y el PP.

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Las encuestas, que colocan al PNV por delante de Podemos y de la izquierda abertzale, ponen en duda que el pacto entre jeltzales y socialistas por el que apuestan ambos será difícil que sume mayoría absoluta.

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