No nos vamos a aburrir

Tras la última cita con las urnas parece evidente que solo hay una alternativa: o gobierna Rajoy o vamos a unas terceras elecciones. Y todos saben, creo, que ningún partido puede presentarse a estas supuestas y temidas terceras elecciones adoptando la posición del culpable de su convocatoria. La ciudadanía está harta y cualquiera que hiciese tal cosa sería severamente castigado en las urnas. Ciudadanos se aproximaría a su extinción y el PSOE cosecharía otro «resultado histórico», uno de esos que le «refuerzan» tanto. A mí no me riña, ambas cosas las ha dicho Pedro Sánchez.

Si todo eso es cierto, y yo creo que lo es, tan solo nos quedan por dilucidar tres pequeños detalles: cómo consigue Rajoy superar la investidura, cómo forma su Gobierno y con qué programa gobierna después. Lo primero es imposible que lo consiga sin la colaboración de otros. Los 137 escaños son un buen resultado cuando los comparamos con las expectativas, pero se convierten en malos cuando los enfrentamos a la distancia que el partido mantiene con la mayoría absoluta. Colaboración, ¿de quiénes? Pues está claro que no la encontrará por donde ha empezado a buscarla, si es que tal cosa era su intención. Ni el PNV, ni desde luego ERC, le van a apoyar. El PNV, porque olfatea la indeseada presencia de Cs en la cocina. Y ERC, porque está a otras cosas y cuanto peor lo tenga el Gobierno de España, pues mejor para ellos.

Por eso, tendrán que apoyarle Cs y/o el PSOE. Esto no es un sesudo razonamiento político; es matemática elemental. Estos podrán decir lo que quieran y la verdad es que dicen unas tonterías de tamaño descomunal, pero al final tendrán que colaborar o presentarse a las terceras elecciones vestidos con el hábito del traidor al pueblo. ¿A cambio de qué deben apoyarle? Pues a cambio de muy poco, porque pierden más si no lo hacen.

Luego vendrá la formación del Gobierno, en donde se repiten los problemas. El apoyo activo de Cs y la inevitable abstención de algún socialista le pueden proporcionar la investidura, pero gobernar con 137 diputados es una misión poco menos que imposible. Los socialistas quieren liderar la oposición e insisten en marcar el tiempo y la dirección de las reformas necesarias. Eso es una curiosa novedad. Hasta ahora, la iniciativa era del Gobierno y el control de la oposición. Pero Sánchez pretende mandar desde la oposición. Si es así, las elecciones esperan de nuevo en el horizonte cercano pues Rajoy tendría que dimitir. Por eso, la colaboración con Ciudadanos debe de incluir necesariamente su entrada en el Ejecutivo.

No se cansen que aún falta algo. Falta gobernar, que para eso hemos montado todo este lío. Y aquí nos encontramos con la restricción europea. Es posible que la UE nos ahorre el bochorno de la multa prevista por incumplir los objetivos del déficit. Pero no es probable que se olvide de su cumplimiento en éste y en los siguientes ejercicios, lo cual convertirá la acción del Gobierno en un duro ejercicio de contención de los gastos, dado que los ingresos nunca serán suficientes para contrarrestar su tamaño.

Tan difícil como que Bruselas se olvide de la contención del déficit es que el PSOE admita los ajustes que serán necesarios, para lo cual contará sin duda con la inestimable ayuda (y el recordatorio permanente) de Podemos. Total, que tenemos por delante una investidura compleja, que dará paso a un Gobierno difícil, que gobernará una situación delicada. Bonito panorama. No nos vamos a aburrir.