«Al estar amenazada, mis hijos no querían que saliera con mis nietos»
Una veterana concejala del PP, víctima de ETA, y un joven que acaba de coger su acta de edil hablan de lo que supone el terrorismo
Anje Ribera
Viernes, 20 de mayo 2016, 21:50
A Lolita le sobra experiencia. Bosco derrama juventud y energía. Ella tiene 73 años. Él, 22. Podrían ser abuela y nieto, pero no. Lo que ... les une no es la sangre, sino las convicciones políticas. Concretamente el PP y su condición de concejales. Una, bilbaína, forma parte desde hace nueve años de la Corporación de Berango. Otro, de Laukariz, lleva doce meses en la de Laukiz.
Lolita Malo de Molina vivió los tiempos de ETA y aún lleva escolta, mientras que Bosco Inchaurraga jamás ha tenido un problema por la ideología que defiende. Una conversación entre ellos permite comprobar el antes y el ahora de los cargos del PP en Euskadi en relación con el terrorismo. Todo ello en una jornada como la de hoy en la que su líder, Mariano Rajoy, clausura en Durango el foro Libertad y convivencia en la Euskadi actual: Memoria en clave de futuro y participa en la entrega del Premio Jesús María Pedrosa, quien fuera edil de los populares en esa localidad vizcaína al que ETA asesinó en 2000.
Ella lleva la voz cantante. Tiene motivos. «Mi marido ha estado amenazado, mi padre ha estado amenazado, mi hijo ha estado amenazado y un tío de mi marido fue asesinado», relata sin amargor Lolita. Esas «tremendas experiencias personales» fueron las que, una vez jubilada de su trabajo de administrativa, le convencieron para dar un paso al frente. «Siempre me preocupaba qué mundo le íbamos a dejar a nuestros hijos: falta de libertad, nazismo... Algo terrible», confiesa.
Aunque la decisión definitiva la tomó cuando le firmaron con otro nombre una carta que envió a un periódico. «Al preguntar al director por qué, me contestó: ¿Qué quieres? Tener un par de pistoleros a la puerta de tu casa. Entonces dije: Hasta aquí hemos llegado y me presenté», rememora.
Bosco la mira con admiración. Él ha tenido «total libertad» en su corta carrera política. ETA había abandonado su actividad armada cuando se hizo con el acta de concejal de Laukiz. «Por mi cabeza no pasa la idea de que por ser concejal me vaya a pasar nada. Me he metido en política sin tener que pensar en ello», asegura el joven edil, estudiante de Criminología en San Sebastián.
Es momento de volver a ceder la palabra a Lolita. Ella sí tiene experiencias negativas que contar. «Cuando me llamaron para decirme que había muerto mi padre en la calle yo estaba de viaje y pensé que le había asesinado ETA, nunca que le había dado un ataque al corazón, como ocurrió. Así estábamos».
A Bosco le cuesta entenderlo. Su interlocutora pronto le dará datos que le permitan comprender. «Me llamaban por la noche y me decían que me iban a matar a mí y a mis hijos. ¡Cómo ibas a acompañar a los niños al día siguiente! Así hemos vivido durante años», rememora. Su juvenil compañero de partido sí conocía que «no te podías acercar a alguien del PP porque era peligroso», señala.
Evitar el saludo
Lolita conoce esa experiencia en primera persona. «Una señora que tiene una tienda en Las Arenas y a la que conocía resulta que vivía en Berango. Un día me crucé con ella y no me saludó. Más tarde, me la volví a encontrar en Las Arenas y me dijo no me lo tomara mal pero es que en Berango no podía saludar a una persona del PP porque muchos clientes dejarían de ir a su negocio».
Rajoy, en Durango para entregar el Premio Pedrosa
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Mariano Rajoy viaja hoy a Durango para clausurar el ciclo Diálogos para avanzar en Euskadi, que celebra el PP vasco, y hacer entrega del Premio Pedrosa a los concejales populares Adrián Castro (Bizkaia), Fernando Visa (Álava) y Begoña Pereira (Gipuzkoa) en representación de todos los ediles del partido que sufrieron la amenaza terrorista. El acto tendrá lugar en el Multiusos Landako poco antes de mediodía. Contará con la presencia del presidente del PP vasco, Alfonso Alonso.
«Por tu ideología no deberías tener conflictos», replica Bosco. Y Lolita vuelve a colocarle en el contexto que se vivió con ETA hasta hace poco más de cuatro años. «Mis hijos no querían que saliera con mis nietos a la calle. ¡Mamá que con los niños que no!, me decían. ¡Que no puedas disfrutar de tus nietos porque resulta que te pueden pegar un tiro no es normal!», señala. De la boca de Bosco sólo sale un palabra: «Fuertísimo».
La septuagenaria bilbaína ya se lo toma con humor, a pesar de que aún soporta la incomodidad de contar con escolta. «¿Qué tal se lleva?», pregunta su compañero del PP. Ella contesta con la locuacidad que caracteriza todas sus intervenciones. «Muy mal. Tienes que perder libertad. Tienes que prever lo que vas a hacer al día siguiente. No podemos ni ir a comprar ropa interior porque estás todo el día con una señorita de compañía», dice. Para Bosco ese mundo es desconocido. Fuera de alguna broma, nunca se ha tenido que enfrentar a dilema alguno. «Voy al Ayuntamiento de Laukiz con mucha libertad, muy contento, muy tranquilo y la verdad es que me llevo muy bien con el equipo de gobierno (PNV) y con los de Bildu no tengo ningún problema. Allí nunca me han dicho nada. De amenazas olvídate», dice.
Lolita ahora también disfruta de momentos dulces en su cargo político en Berango. Atrás parecen haber quedado los conflictos, aunque alguno obligó incluso a la intervención de su escolta. Ahora se lleva bien con el resto de la Corporación. Es más, EH Bildu está empeñada en que «vaya a su txoko a comer alubias y cordero».
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