LA TAREA NO TERMINA NUNCA
Es preciso defender a las víctimas de ETA contra intentos de transformar la historia en lo que no ha sido por medio de un lenguaje enrevesado pero sugerente
Tanto nos han repetido que todo ha cambiado en Euskadi desde que el Estado forzó a ETA a renunciar al terror que quienes se atrevían ... a decir que la tarea no estaba concluida fueron acusados de no alegrarse de que ETA hubiera terminado. Lo cierto es que ETA ha dejado de matar, pero el fenómeno ETA, su significado, lo que ha supuesto en la historia vasca, las consecuencias de esa historia y la lucha en torno a cómo se escribe esa historia sigue siendo una tarea pendiente.
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Es cierto que la velocidad que caracteriza a nuestro tiempo parece dejar atrás estas cuestiones, pues tragedias, escándalos, problemas políticos, cuestiones que aparecen y desaparecen, indignaciones que se superponen hasta que son sustituidas por otras -todo sin efecto real alguno- les roban actualidad. No siempre es malo limitarse a lo más cercano y no huir a lo que queda demasiado lejos y es demasiado grande como para poder remediarlo con nuestras pequeñas y pobres fuerzas. Podemos atenernos al problema de la herencia de ETA ahora que un exmiembro de la organización se postula para presidir la Comunidad Autónoma de Euskadi, cuya destrucción ha guiado como meta su actuación durante tanto tiempo.
Dentro del programa de la capitalidad cultural europea de San Sebastián, en el contexto de la reflexión artística en torno a la paz y la convivencia, ha sido preparada un exposición bajo el título 1989. Tras las conversaciones de Argel. Delirio y tregua, que se podrá ver en Vitoria a partir del 11 de agosto y en Barcelona a partir del 11 de noviembre. Esta exposición se presenta con la siguiente descripción: «El exorcismo cultural de ETA, tal y como han bautizado algunos medios la revisión de un período histórico marcado por la actividad terrorista, requiere descomponer la violencia y alejarse del binarismo que ha impedido todo intento de reflexión acerca de este fenómeno, a la vez, político, militar y cultural. Desde 1958 hasta nuestros días ETA representa el epítome de un conflicto total que ha movilizado hasta la última partícula de la sociedad».
¿Qué significan estas frases? El elemento positivo que puede ser descubierto en la afirmación de que ha habido en la historia de Euskadi un «período histórico marcado por la actividad terrorista» -pues esta actividad terrorista de ETA es la que ha caracterizado ese período histórico, sin duda- se convierte en su contrario cuando se afirma que la actividad terrorista es un «fenómeno, a la vez, político, militar y cultural». Quizá por eso habla la presentación de que es preciso «exorcizar culturalmente a ETA», y no dice nada de que sea necesario condenar la historia de terror de ETA. Y quizá crea el redactor de esta presentación que no se precisa ninguna condena de la historia de terror de ETA porque «ETA representa el epítome de un conflicto total que ha movilizado hasta la última partícula de la sociedad».
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Según el diccionario de la RAE, en su primera acepción, epítome es el «resumen o compendio de una obra extensa, que expone lo más fundamental o preciso de la materia tratada en ella». ETA y la teoría del conflicto y no ETA como la causa del conflicto impuesto a la sociedad vasca y española. ¿ETA como resumen del «conflicto total»? Es lo que ETA y su entorno político han pretendido siempre, representar el conflicto entre dos partes, España y ETA, España y el pueblo vasco, en conflicto porque España oprime al pueblo vasco y en esa oposición ETA es resultado de ese conflicto total. ¿Es esto un exorcismo cultural o la asunción del discurso de ETA y de sus adláteres?
El «conflicto total» cuyo resumen es ETA «ha movilizado hasta la última partícula de la sociedad vasca». Si esta frase significa que la sociedad vasca en su gran mayoría se ha movilizado contra ETA durante todo el período del terror, es una gran mentira. Sólo es cierto en el sentido de que el período entre 1958 y el final de la actividad terrorista de ETA forzado por el Estado de Derecho ha estado «marcado por la actividad terrorista», en ningún otro sentido. El «conflicto total» solo ha existido en la mente de los miembros de ETA, en la mente de su llamado brazo político bajo diferentes nombres, en la mente de tantos y tantos seguidores de ETA en la sociedad vasca que han legitimado, comprendido, entendido y asumido todos y cada uno de los asesinatos de ETA. Y también en la mente de algunos políticos nacionalistas que han afirmado que el ejercicio de la violencia y el terror por parte de ETA era debido al conflicto.
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El resto de la sociedad ha callado ante la historia de terror de ETA y solo ha comenzado a moverse cuando las víctimas de ETA se han organizado y han comenzado a reclamar su visibilidad como víctimas, pues la sociedad vasca las había silenciado y ocultado hasta que no protestaron. Y si ha habido algún «exorcismo cultural» ha sido el que han producido las víctimas con sus asociaciones y fundaciones que han puesto de manifiesto que no había conflicto alguno que explicara la historia de terror de ETA, que fue ETA quien impuso un conflicto a partes de la sociedad vasca porque no encajaban en su proyecto y lo obstaculizaban.
«Alejarse del binarismo que ha impedido todo intento de reflexión acerca de este fenómenopolítico, militar y cultural». Cultural porque es cultura del terror y el asesinato; militar porque ellos se han denominado así, pero no porque hubiera dos partes implicadas; político porque pretendían conseguir forzar la imposición de un proyecto político, por eso poseen las víctimas asesinadas significado político -el proyecto de ETA no puede ser fundamento del futuro político vasco-. Y puesto que ha sido una historia de terror decidida unilateralmente y no una guerra con dos partes en conflicto es preciso decir dónde ha estado el mal y condenarlo, y dónde están las víctimas y defenderlas contra intentos de transformar por medio de un lenguaje enrevesado pero sugerente la historia en lo que no ha sido.
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