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Yolanda Veiga
Jueves, 14 de enero 2016, 17:16
Empezó a hablar Julio Anguita en el Congreso del PCE en 1991 y el chiquillo se echó a llorar. Una llantina discreta que enseguida apaciguó su madre, Ángeles 'Nines' Maestro (Valladolid, 1952), por entonces diputada de Izquierda Unida en el Congreso. Al día siguiente se vio en los periódicos, dando el pecho a Miguel, que no había cumplidos dos meses.
Ayer la prensa publicó una imagen similar. Carolina Bescansa, diputada de Podemos, llevó a Diego, su hijo de cinco meses, al Hemiciclo y le dio de mamar, un gesto que ha generado una pequeña tormenta mediática. No la hubo cuando Nines llevó a Miguel, que ya tiene 24 años. Nació el 19 de octubre de aquel año, un momento de intensa actividad política, con el debate de los Presupuestos y la Ley del Medicamento. «Estábamos recibiendo muchas presiones porque el PSOE había preparado una legislación que daba todo el poder a la industria farmacéutica y negaba la capacidad del sistema para regular este asunto. Habíamos presentado una enmienda a la totalidad con texto alternativo y yo había trabajado mucho en esto. No me fiaba de ceder mis intervenciones a ningún compañero por temor a que no le diera el sentido que yo quería, así que antes de que el niño cumpliera un mes me incorporé al trabajo», cuenta a este periódico.
La criatura 'echó los dientes' en la Cámara Baja, aunque nunca le sacaron allí una foto. «El presidente del Congreso era entonces Félix Pons, del PSOE. El hombre se ofreció a dejarme su despacho, que era el más grande de todos, para que mi madre cuidara de mi hijo, hizo lo que pudo, se portó muy bien. Había jornadas de debate presupuestario que se alargaban hasta la una de la madrugada y ahí aguantaba mi madre, esperando con paciencia y siguiendo por el circuito interno de televisión nuestras intervenciones. Yo iba a cada tres horas al despacho a darle el pecho y cuando lloraba mucho venía un ujier a avisarme, aunque era un bebé muy tranquilo».
Asegura Ángeles, que hoy milita en Red Roja, un grupo que salió de IU, que jamás buscó la foto. De hecho, esta que salió en la prensa entonces no es del Congreso de los Diputados, sino del Congreso del PCE que se celebró aquel mes de diciembre. Y porque la «pillaron». «Yo sabía que si sacaba a mi hijo en el Congreso iba a ser portada al día siguiente y no quería hacerlo, ni por él ni por mí. Pero en el Congreso del PCE no había dónde dejarlo. Así que me senté en un rincón apartado, al final de la sala. Justo iba a empezar a hablar Anguita y empezó a llorar un poco. Le oyó un fotógrafo muy simpático que cubría el acto y yo supe que me había hecho la foto. Tampoco me importó, de hecho la tengo en el álbum familiar».
Aunque el debate por la conciliación familiar no estaba entonces en el punto que está hoy, Maestro inició los trámites para que se habilitara una guardería en el Congreso. Lo ha conseguido, aunque tardaron quince años en ofrecer este servicio. «Por entonces estábamos en el edificio antiguo y no había sitio, la verdad. No teníamos ni dónde reunirnos los grupos parlamentarios, así que se alquilaban pisos cercanos. El nuestro estaba en una casa de la calle Cervantes».
Guardería para 54 niños
En 2006, un año después de la inauguración del nuevo edificio, se abrió la guardería. Un espacio de 350 metros que no está en la tercera planta como se dice (en el Congreso no acceden a dar su ubicación «por cuestiones de seguridad») y con capacidad para 54 niños. Cuesta 150 euros al mes y abre de ocho de la mañana a nueve de la noche, según ha confirmado un portavoz de la Cámara Baja. También hay un programa, 'Sos padres', que permite utilizar este servicio de manera ocasional por 30 euros «aunque nunca más de cinco días seguidos», advierten.
Algunos diputados cuestionaron ayer que Bescansa no hiciera uso de ninguno de estos dos servicios y llevara al niño con ella, como ya había hecho el pasado 6 de diciembre, durante el acto institucional que tuvo lugar en el Congreso con motivo del trigésimo séptimo aniversario de la Constitución. Celia Villalobos (PP) le recordó a la representante de la formación morada que «hay guardería», la diputada de Coalición Canaria Ana Oramas le acusó de «querer figurar» y la socialista Carme Chacón considera que el gesto «no hace falta»... Nines Maestro advierte: «No voy a criticar a Bescansa».
Que tampoco ha sido la segunda política española en llegar al trabajo con su bebé en brazos. La presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez Camacho, se presentó en 2011 con su niño de 5 años en el Congreso, en el acto de apertura de legislación. Contó que no encontró con quién dejar al niño y tampoco logró que le cogieran en la guardería. Compañeros del PP cuidaron del pequeño mientras ella entraba en el salón de plenos para asistir al acto presidido por los Reyes.
La senadora socialista Iolanda Pineda se llevó a su hijo de ocho semanas a un pleno del Senado para solicitar que se implante un sistema de voto telemático para que los parlamentarios de baja por enfermedad grave o maternidad puedan votar desde casa. Y la representante de Podemos en la Asamblea de Madrid, Mónica García , llevó el año pasado a su bebé de cuatro meses al Parlamento madrileño, aunque no entraba en la sala con él.
Lo que aquí es noticia de titular grueso, en Europa lo va siendo menos. En 2009 la imagen de la eurodiputada danesa Hanne Dahl con su hija de dos meses en brazos en el Parlamento Europeo, donde la dio de mamar, reabrió el debate sobre la conciliación. «No me quedó más remedio, mi marido tenía que acudir a una reunión en Copenhague. Me la llevé porque tenía que votar», explicó ella. Al año siguiente fue la eurodiputada italiana Licia Ronzulli la que votó mientras su niña de días dormía entre sus brazos. «Quiero ser un símbolo, con mi hija Victoria, y pienso en todas las mujeres que no pueden conciliar su vida profesional con su vida familia», dijo entonces. Sigue con la lucha, y su niña con ella, porque la sigue llevando a los plenos.
A Ángeles Maestro le parece que la reinvindicación sigue siendo necesaria. «Lo de las guarderías públicas es un escándalo, no cubren ni el diez por ciento de la demanda. Y las privadas son tan caras que a algunas mujeres se dejan ahí el sueldo, lo comido por lo servido. Es de juzgado de guardia».
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