Quiroga se va. Los problemas del PP, no

Los alaveses a los que se enfrentó cuando accedió al liderazgo del partido por su decisión de prescindir de Iñaki Oyarzábal le han vuelto a ganar la batalla.

Alberto Ayala

Miércoles, 14 de octubre 2015, 11:46

Era la única salida posible tras una espantada que ha durado siete días y lo ha confirmado esta mañana: Arantza Quiroga abandona la presidencia del Partido Popular del País Vasco. La política guipuzcoana se baja del pedestal tras arriesgar y perder para tratar de relanzar a su decaído partido en Euskadi.

Publicidad

Arriesgó al plantear en el Parlamento vasco la creación de una ponencia para consolidar la convivencia y deslegitimar la violencia. ¿El problema? Que cualquier grupo (incluido EH Bildu) iba a poder apoyarla sin verse obligado a condenar a ETA, bastaba con aceptar un genérico rechazo a la violencia.

La propuesta sembró el desconcierto entre muchos militantes. El poderoso lobby alavés alzó su voz, con el ministro Alfonso Alonso de avanzadilla, y Génova corrió entonces, sólo entonces, no antes, a exigir a Quiroga la retirada de la moción. La ya expresidenta, derrotada, tomó en ese mismo momento la decisión de dimitir, opción que ratificó ayer martes a Cospedal.

Los alaveses a los que se enfrentó cuando accedió al liderazgo del partido por su decisión de prescindir de Iñaki Oyarzábal, mano derecha de Alonso, como secretario general, para volar con libertad le habían vuelto a ganar la batalla. Como en el congreso de su ratificación. ¿Y cuantas veces más en el futuro?

Quiroga ha estado dos años y cinco meses al frente del PP vasco. Un tiempo en el que no ha conseguido forjar un liderazgo sólido. Y en el que siempre ha planeado sobre su cabeza la alargada sombra de la potente organización alavesa que jamás le perdonó que prescindiera de Oyarzábal, ni otras decisiones de orden interno.

Publicidad

Se marcha Quiroga. Pero, como ella misma ha dijo esta mañana, el problema del PP vasco permanece. El partido necesita actualizar su oferta al electorado y no encuentra cómo.

La voracidad y la inteligencia política del PNV le ha llevado a extender sus tentáculos a derecha e izquierda, estrechando el terreno de juego a populares y a socialistas. Pero es que, además, la descarada utilización de las asociaciones de víctimas que hizo el PP contra el Gobierno Zapatero propicia ahora que crujan las cuadernas ante determinados ensayos.

Acaba el ciclo Quiroga. Después de un presidente vizcaíno, de una guipuzcoano, ¿es la hora de un alavés? Parece que sí

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad