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David S. Olabarri
Viernes, 4 de septiembre 2015, 02:38
Las pruebas iban relativamente bien hasta que llegó el último ejercicio: el de tiro. Eran 17 aspirantes para las 5 plazas ofertadas en la exclusiva ... Unidad de Intervención, los geos de la Policía vasca, los agentes a los que recurre la Ertzaintza cuando hay que realizar una detención o una operación de alto riesgo. Muchos de ellos llevaban meses preparándose para un examen que suspendería el 95% de los ertzainas de base. Pero para la gran mayoría de los que se presentaron debía ser relativamente asequibles ya que, con independencia de la puntuación final que obtuviesen, muchos tenían experiencia en este grupo de operaciones especiales o llevaban meses entrenándose a conciencia.
Lo que ocurre es que estas pruebas no se desarrollaron en "condiciones normales". Y nadie se esperaba un ejercicio tan complicado: los ertzainas disponían de 1 minuto y 45 segundos para montar el subfusil y realizar 5 disparos certeros. Acto seguido, debían desenfundar sus pistolas y disparar 26 veces a una diana en varias posiciones (de pie, arrodillados, tumbados) y desde diversas distancias (15, 10, 8 y 5 metros). Los últimos cartuchos debían accionarse portando el escudo antibalas en una mano. El resultado fue que sólo un ertzaina consiguió superar todos los ejercicios. Un problema en el desarrollo de una unidad importante que, según diversas fuentes, podría obligar a repetir los exámenes para no dejar cojo a un grupo previsto para 20 agentes operativos y 4 responsables.
¿Cómo es posible que sólo un ertzaina consiguiese la puntuación exigida para hacerse con una de las plazas en la unidad? En opinión de diversas fuentes, el responsable de la unidad "se pasó de frenada". Lo que pretendía, a su juicio, era subir el nivel de las pruebas para impedir que varios de los ertzainas que se presentaron superasen el concurso. ¿Por qué? Porque son los mismos 'berrocis' que tuvieron que salir de la unidad tras un enfrentamiento laboral con sus superiores. Estos ertzainas fueron expedientados a finales de 2011 por vestir pantalones de camuflaje como protesta durante unos entrenamientos, días antes de un operativo dirigido a detener a una banda de atracadores. Esta polémica decisión, que ha sido llevada a los tribunales por los policías afectados y que está pendiente de sentencia, obligó a reestructurar la unidad y a formar nuevos agentes de intervención, que han permanecido hasta ahora en el grupo en comisión de servicios.
Muchos de estos nuevos agentes se presentaron el pasado junio al concurso con el objetivo de conseguir su plaza en propiedad y dar estabilidad a su puesto de trabajo. "El problema es que los ejercicios que pusieron fueron tan duros que ni siquiera alcanzaron el mínimo exigido estos ertzainas que llevaban meses preparándolos", subraya un policía.
Otras fuentes señalan, además, que estos ertzainas tampoco estaban contentos con los horarios y las condiciones de una unidad que se ha visto salpicada por numerosas polémicas en los últimos tiempos. Por ejemplo, la utilización en operativos de tarjetas de aparcamiento de personas discapacitadas. Y, hace sólo unas semanas, el robo de dos pistolas de la unidad por parte de unos desconocidos que reventaron la ventanilla de una furgoneta de la Ertzaintza sin distintivos aparcada cerca del embalse alavés de Ullibarri-Gamboa, donde los agentes estaban haciendo unas prácticas.
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