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José V. Merino
Martes, 16 de junio 2015, 00:24
Este curso académico que ahora concluye ha habido cerca de 30.000 jóvenes vascos matriculados en Bachiller. La mayor parte, el 52%, en las ramas de Ciencias y Tecnología, frente a un 44% en Humanidades y Ciencias Sociales y un modesto 4% en Artes. En suma, más de la mitad en eso que se ha venido a llamar 'Ciencias' por oposición a 'Letras'. Y las apetencias profesionales de los que estos días se han enfrentado a la Selectividad son similares: Medicina, Enfermería y Fisioterapia se llevan la palma.
Sin embargo, semejantes porcentajes no tienen correlación alguna con los servidores de la 'cosa pública', la política. De los 250 alcaldes vascos elegidos el pasado sábado, la inmensa mayoría de los que tienen estudios superiores cuentan en sus currículos con títulos de Letras los de Bilbao, Vitoria y San Sebastián entre ellos . En los consistorios de las tres capitales, el porcentaje resulta particularmente abrumador: 22 de los 27 concejales vitorianos son de Letras, igual que 20 de los 27 de Donosti o que 16 de los 29 de Bilbao. Y en las Juntas Generales, el panorama es similar: 98 de los 153 junteros (34 en Gipuzkoa, 33 en Bizkaia y 31 en Álava) saben más Latín, Historia o Filosofía que Biología o Matemáticas. Incluyendo a los tres futuros diputados generales.
¿Y cómo es eso, si coloquialmente la gente dice que eso no sirve «para nada» y el sistema educativo así lo ratifica con constante varapalos a las Letras?
La cosa viene de lejos. En 'La República', Platón pone en boca del personaje de Sócrates las siguientes palabras: «No habrá, mi querido Glaucón, disminución de los males que desolan los Estados, ni siguiera de los que afectan al género humano, a menos que los filósofos sean reyes de los Estados, o que los que ahora se dicen reyes y soberanos pasen a ser verdaderos y serios filósofos, y se vean reunidas en los mismos hombres la potencia política y la filosofía, junto con una ley rigurosa que aparte de los asuntos públicos a la gran cantidad de hombres cuyo talento les lleva a dedicarse a una o a otra cosa exclusivamente; antes de todo esto la constitución que idealmente acabamos de trazar, en la medida que sea realizable, no nacerá, ni verá la luz del día». En román paladino, que los mejores gobernantes, los de Letras.
Mucho más reciente que Platón, Emilio Lledó, que acaba de ser distinguido con el premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades por su condición de «humanista ejemplar», ha reflexionado sobre tan ardua cuestión. Y así se puede ver en esta preciosa entrevista donde se aprecia por qué las Humanidades son tan esenciales: http://www.rtve.es/alacarta/videos/la-entrevista/entrevista-emilio-lledo/761657/.
¿Y cómo ven todo esto los de más cerquita, los nuestros?
El peneuvista Iñigo Pombo, nuevo concejal de Bilbao, donde será responsable del área de Acción Social, tiene una doble titulación: Filosofía Pura y Pedagogía. Y como hombre muy imbricado en el mundo de los servicios sociales hasta ahora era viceconsejero de Políticas Sociales, su formación le ha servido, «y mucho». En especial la Filosofía, «que te da una visión muy amplia que quizás falta en otras disciplinas».
¿Qué visión?
Pues muy global. Sobre la persona, sobre la vida...
Pudoroso «no me atrevo a decir lo del 'filósofo gobernante' de Platón»-, cree que las Letras ofrecen una «cosmovisión de la sociedad». Eso sí, aunque goces de esa atalaya privilegiada, «necesitas especialistas a tu lado». Para Pombo, de 61 años, la formación humanística y la empatía para abordar problemas sociales están muy ligadas.
Y como punto final, confiesa: «he pensado muchas veces» en la pregunta, cuando estudiada y ahora: '¿Y para qué sirve la Filosofía?'. La respuesta, para él, fácil: «Para mucho». Imprime carácter.
El socialista Juan Otermin, apoderado de las Juntas Generales de Bizkaia por la circunscripción de Busturia-Uribe, es licenciado en Teología y en Estudios Eclesiásticos. Pese a sus títulos, nunca ha sido sacerdote: está casado y un hijo tiene discapacidad intelectual, lo que le ha llevado al tejido asociativo relacionado con esos problemas. Profesor de Secundaria en excedencia en el Colegio Vizcaya, donde enseñaba Filosofía, lleva 28 de sus 55 años en la política «mucha mili», dice con humor sin caer en la cuenta de que los de Letras son legión. Se anima a contestar. «¿Si estamos más preparados para el servicio público? No lo sé, pero sí más centrados en la atención a la persona».
Y tampoco tiene problemas para pronunciarse sobre una cuestión más peliaguda: ¿Es más fácil que alguien de Letras, que en general tendrá un trabajo peor pagado, se dedique a la política a que lo haga alguien de Ciencias, que suele ganar más? «Las Letras te suelen llevar hacia el Derecho, la información y la docencia, y cuando eso colapsa, hacia la actividad pública. Y las Ciencias, a efectos económicos, a veces conducen hacia campos mucho más sabrosos». «Ahora bien, ¿cómo se mide la eficacia de las Letras? ¿Cómo se contabiliza? ¿Cómo se mide el éxito? ¿Cómo se valora ese esfuerzo con un chaval que haces ahora y que te llena al cabo de muchos años? En la Ciencia todo es más rápido». Otermin culmina su reflexión con una paradoja: «en la política muchas veces aplicamos instrumentos científicos y los desarrollamos gente que somos de Letras».
«¿Y qué hace un chico de Ciencias como yo en la política?» Se lo pregunta Borja Monje, en la pasada legislatura diputado foral de Agricultura de Álava y desde el sábado alcalde de Baños de Ebro, en la Rioja Alavesa, el único pueblo con mayoría absoluta del PP. Tras acabar la carrera de Química, trabajó en una bodega es hijo de viticultor y luego le surgió la oportunidad de sumarse a HAZI, un instituto público de desarrollo rural, litoral y alimentario ubicado cerca de Vitoria donde trabajan 190 profesionales, muchos de ellos científicos, y cuna de una decena de altos cargos en el País Vasco, en su mayoría ligados al PNV. Por ejemplo, Alfredo de Miguel, el exdiputado alavés y exburukide que da nombre a uno de los mayores escándalos de corrupción que debe encarar la formación jeltale.
A Monje, de 37 años, siempre le ha atraído la política porque le ofrece le oportunidad de discutir, de intercambiar puntos de vista con otros. «Soy muy 'debatidor'», confiesa. Y, así, charlando y polemizando conoció a Javier de Andrés, diputado general de Álava en funciones , con quien entabló «amistad y conianza pese a que él es muy de Letras». Al alcalde de Baños, que ahora volverá a HAZI para continuar sus trabajos de teledetección de parcelas agrarias, la combinación de Ciencias y Letras le parece perfecta. Sobre todo para alguien, como él, a quien le «apasiona» la política.
¿Qué diría Platón?
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