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Una activista se abalanza sobre Draghi en plena rueda de prensa.

Carguen, apunten... ¡fuego!

Mario Draghi, presidente del BCE, ha sido el último en ser atacado por una espontáneo. Antes, George W. Bush, Erdogan, Yolanda Barcina y Esperanza Aguirre se convirtieron en la diana de ciudadanos descontentos que no dudaron en mostrarlo

Iban Garbayo

Jueves, 16 de abril 2015, 00:18

Carguen, apunten... ¡fuego! Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo (BCE), ha sido el último caso en el que un personaje público se convierte en la diana de ciudadanos descontentos o activistas en defensa de causas diversas. Una joven alemana de 21 años logró pasar todos los controles de seguridad de la sede del BCE en Fráncfort y colarse en la sala en la que Draghi se disponía a informar a la prensa sobre las decisiones adoptadas por el consejo de la entidad. "¡Acabemos con la dictadura del BCE!", exclamó mientras se abalanzaba sobre la mesa que ocupaba el todopoderoso banquero y le lanzaba confeti. Ese mismo lema lo lucía en su camiseta. La mujer arrojó por el aire varias octavillas con amenazas al BCE, "master del universo", por "imponer a la gente una narrativa insana y quitarle su dignidad para venderla a los bancos", antes de ser reducida y expulsada del lugar ante la estupefacta mirada del máximo responsable financiero de la zona euro.

La historia está llena de protestas de este tipo -lanzamiento de globos de pintura, huevazos...-, protagonizadas por personas que quieren expresar de forma abrupta su malestar con determinas medidas o colectivos que buscan protagonismo en la defensa de sus causas. Aunque no tengan consecuencias para la integradidad de los agredidos, los ataques reflejan en todo caso clamorosos errores en los sistemas de seguridad de los dirigentes que los han sufrido. Algunos de los casos más señalados son los siguientes:

Pese a que estos 'incidentes' han sido los más sonados, hay muchos otros que también son dignos de mención. Michelle Bachelet, actual presidenta de Chile, sufrió en sus propias carnes algo tan desagradable como un escupitajo en el rostro durante un mitin en 2013. Joschka Fischer, ministro de Asuntos Exteriores alemán en los 90, recibió el lanzamiento de varios globos de pintura durante un mitin de Los Verdes. Lo mismo le sucedió al exprimer ministro danés Anders Fogh. En definitiva, queda claro que nadie está a salvo y que todo sirve para mostrar el descontento. ¿Quién será el siguiente?

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