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Pancarta en Beasain en favor de la paz junto a un cartel contra la dispersión.

"La izquierda abertzale debe reconocer el daño causado"

El libro de Javier Elzo 'Tras la losa de ETA. Por una sociedad vasca justa y reconciliada', arroja luz sobre el túnel vasco

Pedro Ontoso

Miércoles, 18 de marzo 2015, 00:11

El PNV ha apreciado un retroceso en la posición de la izquierda abertzale en el camino hacia la pacificación y la normalización de Euskadi, casi tres años y medio después de la declaración de ETA en la que anunciaba el final de la violencia. En el rifi-rafe en el seno del nacionalismo sobre esta cuestión tan sensible se cruzan postulados ideológicos, estrategias políticas y valoraciones morales que dificultan un acuerdo sobre una memoria y un relato compartidos, cuando el diagnóstico sobre la vulneración de derechos humanos no admite eufemismo alguno. Los planteamientos del sociólogo Javier Elzo, autor del libro Tras la losa de ETA. Por una sociedad vasca justa y reconciliada (PPC), vuelven a estar de actualidad. El investigador social identifica con claridad a quienes tienen que dar el primer paso: "Los victimarios, ETA y el mundo del MLNV, deben reconocer el daño causado. Es insolayable. Sin ese paso no hay reconciliación posible", escribe.

Y el tiempo parece jugar a su favor. Una parte importante de la sociedad vasca da por amortizado el ciclo de ETA y lo que quiere es pasar página. "No quisieron enterarse cuando sucedía y no quieren hacerlo ahora", reprocha un intelectual, convencido de que para la sociedad vasca y para su futuro sí es un asunto crucial, y que recuerda ahora la falta de piedad que caracterizó entonces a no pocos líderes políticos, sociales y religiosos. Pero lo cierto es que ha desaparecido de los primeros puestos en el ránking de las preocupaciones de los vascos, según se recoge en los sondeos de opinión, agobiados por sobrevivir con dignidad en la dura crisis económica. Quizás lo más lacerante sea que una parte de la sociedad vasca "sigue legitimando la actividad de ETA".

El filósofo Manuel Reyes Mate afirma que la memoria "prohíbe pensar la política de espaldas al pasado, pasando página, y no permite entenderla como prolongación del pasado". El investigador del CESIC, invitado a hablar en Euskadi de la mano de la Universidad de Deusto el departamento de Ética Aplicada está haciendo una magnífica labor en este campo defiende la centralidad de las víctimas y la necesidad de "repensar todo a la luz de barbarie y del sufrimiento para construir un futuro diferente".

Sobre la izquierda abertzale, Elzo confiesa que le ha costado mucho entender que "nunca dirán que no a ETA y, si bien intelectualmente lo entiendo, anímicamente me resulta insoportable. Pero, al menos, sigo esperando que algún día reconozcan el inmenso daño que han causado, y sobre todo que nunca, nunca, aceptarán una vuelta a la violencia para la obtención de sus objetivos políticos, ni mirarán a otro lado si ETA, o una facción de ETA, vuelve a la lucha armada. Pero eso deben decirlo y repetirlo una y más veces, sin esperar al final del recorrido y resultado del proceso de paz, pues haría del todo punto creíble su apuesta por la vía del diálogo para la resolución de conflicto".

Elzo, nacionalista (moderado) por convicción que ha sufrido el acoso de los violentos, nunca ha sido equidistante. El sociólogo de Beasain, que nunca ha callado y siempre se expresa sin rodeos, recuerda unas declaraciones de Hasier Arraiz, presidente de Sortu, en las que aseguraba que "no estamos dispuestos a rechazar ni a revisar nada de aquello, y reivindicamos, con todos nuestros errores, lo que fuimos y lo que somos, y lo que hemos hecho y lo que hacemos, como no podía ser de otra manera". Distinto lenguaje. Distinta Gramática.

El año electoral se ha cruzado en la la hoja de ruta para el final de ETA, pero, como ocurre muchas veces, una cosa es lo que se diseña en la pizarra y otra la propia realidad. Juan María Uriarte, obispo emérito de San Sebastián implicado en la pacificación, habla de "la cerrazón" del Gobierno de Rajoy, y de la necesidad que tiene la izquierda abertzale de "impregnarse de un espíritu democrático". Los intelectuales vascos más pesimistas creen que la izquierda abertzale no va a reconocer el daño injusto causado. Que no lo va a hacer esta generación. "Hay mucha gente implicada directamente", argumentan. "Lo aceptarán como un mal necesario. Algo con lo que hay que convivir", añaden.

Elzo constata que ha habido "demasiados guiños, durante demasiados años, con el mundo de HB, que desde su inicio no se ha desmarcado un ápice de ETA. No todo lo que sea vasco es ETA, tampoco todo HB es ETA, ciertamente, pero hay que mirar con lupa y apenas encontrar a alguno en HB, más allá de ciertas individualidades, que se haya desmarcado públicamente de ETA". Por eso cree que "les pesará en sus conciencias, y sobre todo en las de sus hijos y nietos, cuando, con la perspectiva de los años, mirarán la historia con ojos más limpios". Y reparte la culpa. "Pero también, aunque en menor medida, el nacionalismo democrático, pues en sus filas, tanto en el PNV como en EA no han sabido o querido marcar claramente las distancias con ese mundo", denuncia ahora, como lo denunció hace años.

El sociólogo sostiene que no todos los relatos merecen el mismo juicio ético, pero, también, que "solamente la escucha de los diferentes relatos permitirá que el juicio ético sea más ecuánime". Por eso insiste en que necesitamos saber toda la verdad. "Toda la verdad. Sostengo una reconciliación (o convivencia o concordia) basada en los valores básicos del respeto a los derechos humanos de todas las personas y el reconocimiento del daño causado por parte de los victimarios a sus víctimas. Solamente así podremos mirar al futuro de Euskadi en la pluralidad de relatos, una Euskadi que no se desangre simbólicamente en la acumulación usurera de solo los relatos de los míos". Elzo defiende la labor de la Policía mientras "ETA sigue ahí" y rechaza una justicia "a la carta", según el momento y las circunstancias políticas concretas, pero califica de "inhumanas" las "caravanas de familiares de presos a lugares lejanos".

Tanto Elzo como Reyes Mate forman parte de la comisión de expertos que definen el proyecto para abrir en Vitoria un centro memorial por las víctimas del terrorismo. El primero, a propuesta del Gobierno vasco, y el segundo, a instancias del Ministerio del Interior. En ambos casos se trata de personas abiertas y progresistas que han trabajado con libertad por la causa de la paz, contra la dictatura franquista y contra la dictadura de ETA, y siempre han amparado a las víctimas.

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