La Policía de Bilbao compró hace once años tres pistolas táser y nunca las ha usado
Las adquirió en 2014, pero nunca se las asignó a los agentes al no considerarlas «adecuadas operativamente», y las utiliza para docencia
El Ayuntamiento de Bilbao ha comprado este año baterías de reposición para las tres táser que adquirió en 2014 para la Policía Municipal y que ... sólo se han utilizado «para docencia», según asegura el Consistorio en una respuesta por escrito a una pregunta formulada por el PP y dirigida al área de Seguridad Ciudadana. El coste de los acumuladores ha sido de 310,58 euros mientras que los «dispositivos de electrochoque», como los llama el Ayuntamiento en el escrito, salieron entonces, hace ya once años, por 5.983,32 euros, según la información oficial.
Junto con las táser, por el mismo precio, se adquirieron una serie de accesorios como «16 cartuchos de carga de servicio y un conector Dataport». Las pistolas eléctricas, cuyo modelo ha quedado desfasado –van ya por la táser 10, que incluye varias mejoras–, se encuentran depositadas «en el búnker de las instalaciones del Departamento de Armas de la Policía Municipal, en la comisaría central de Miribilla».
El Gobierno municipal confirma que nunca «han sido asignadas a los recursos policiales» y que sólo se han utilizado «dentro de la impartición de formación que se realiza desde la Sección de Formación» de la guardia urbana, aunque el texto no concreta si se ha llegado a dar algún curso al respecto.
En la pregunta originaria, la portavoz del PP en el Consistorio bilbaíno, Esther Martínez, cuestionaba al Consistorio por las razones por las que no se han sacado a la calle durante más de una década. El Ayuntamiento responde de forma lacónica que «no se les considera (a estos dispositivos), más allá del ámbito formativo, operativamente adecuados».
En siete municipios
La Policía Municipal de Bilbao fue la primera de Euskadi en adquirir las táser, aunque luego no hayan sido distribuidas entre la plantilla, pese a las críticas internas por dejarlas «cogiendo polvo en un cajón». Los sindicatos policiales siempre se han mostrado partidarios de incorporar estas herramientas. Defienden que se trata de un arma no letal intermedia entre el bastón o porra y la pistola, y creen que constituye una garantía jurídica para los agentes, ya que van acompañadas de cámaras que graban la actuación. Según los defensores de estos dispositivos, resultan ideales en las intervenciones con personas agresivas y descontroladas a las que hay que reducir porque representan un peligro para sí mismas o para los demás porque exhiben armas.
La táser se ha ido extendiendo por las policías locales de Euskadi. Por el momento, son ya siete las que cuentan con ellas de dotación. Sestao fue pionera en el País Vasco en noviembre de 2020 y le siguieron Santurtzi, Basauri, Trapagaran, Barakaldo, Beasain o Durango, la última en incorporarse a la lista, además de la Ertzaintza. Sólo las llevan las Patrullas de Respuesta Inmediata (PRI) o la Unidad de Intervención (BTT), especializada en actuaciones con armas, y las han utilizado en varios casos. Recientemente, el Parlamento vasco rechazó extender la táser a los ertzainas de seguridad ciudadana. Todos los grupos votaron en contra de una propuesta del PP al respecto.
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