La población de ratas de Bilbao se multiplica por cuatro en la última década
El cambio climático facilita su cría y obliga a las instituciones a redoblar esfuerzos para controlar su reproducción
Están entre nosotros. Viven en nuestro alcantarillado y en las madrigueras de los parques. Se alimentan de la basura que desechamos y son un peligroso ... transmisor de enfermedades que van desde la peste a la salmonelosis o el tifus. Y cada vez son más. Muchas más que nosotros. Hasta más de un millón de ratas viven en la ciudad húmeda y oscura que bulle bajo nuestros pies.
Publicidad
Estos repulsivos bichos se han convertido en un vecino incómodo para los bilbaínos y las interacciones entre ambas especies cada vez son más frecuentes. Desde 2015 las señales que apuntan a un aumento de la presencia de este animal se han disparado. En concreto, hemos pasado de los 120 avisos que recibieron entonces los servicios municipales a los 414 del año pasado. Cuatro veces más.
¿Y qué ha pasado en este tiempo? Pues un cúmulo de causalidades que ha supuesto una tormenta perfecta para que este animal se reproduzca. De telón de fondo está, como casi siempre cuando hablamos de plagas animales, el cambio climático. Fuentes del área de Salud y Consumo señalan que las condiciones «meteorológicas de los últimos años, con inviernos templados y alta humedad, hacen que la actividad de estos roedores se mantenga». Las temperaturas suaves reducen la mortalidad invernal y las lluvias intensas incrementan la disponibilidad de agua y promueven el crecimiento de vegetación.
También está el hecho de que la ciudad tiene más vida que nunca. Los eventos al aire libre se suceden semana tras semana en los distintos distritos de la villa, lo que implica mayores concentraciones de gente. Esto deriva, de forma inevitable, en que se dispare la cantidad de comida que se desecha. Son estos alimentos de los que nos deshacemos, de hecho, la principal causa del aumento de la presencia de este roedor. Iñigo Zuberogoitia, biólogo y doctor en Zoología, apunta a que si se alimentan bien, su capacidad de reproducción es «enorme». Pueden tener casi una cama al mes de entre cuatro y dieciocho crías cada vez; y los cachorros pueden empezar a criar a los seis meses. De ahí la importancia de mantener a raya este fenómeno.
Publicidad
El Bilbao que se viene, con obras colonizando mes tras mes nuevos espacios en la ciudad, es otra de las razones que señalan las fuentes municipales para explicar el aumento de la presencia de estos animales en nuestras calles. El traqueteo de maquinaria es constante, lo que «en muchas ocasiones supone la rotura del nicho ecológico de estos animales, haciéndolos más visibles». También están, dicen desde el área liderada por el socialista Álvaro Pérez, los solares de propiedad privada «con falta de mantenimiento y limpieza», lo que dificulta el control de las plagas.
Y después está pandemia. El confinamiento domiciliario provocó alteraciones en el comportamiento de las ratas en todo el mundo. La falta de alimentos produjo un éxodo masivo de estos roedores hacia las grandes ciudades, que es donde más basura se genera. Que estuviéramos encerrados en casa también supuso que salieran del alcantarillado más de lo habitual y, por lo tanto, que sus avistamientos aumentaran. En 2020 los servicios municipales recibieron 548 avisos. Un récord histórico que impulsó al Ayuntamiento a reforzar los sistemas de control.
Publicidad
Fuentes municipales apunta a que desde entonces la población de estos roedores «se ha estabilizado». Para ello que utilizaron 1.511 kilos de pesticida en 2021. Una cantidad nunca vista. También aumentó el número de trampas mecánicas colocadas en la red de saneamiento, que pasaron de cuatro a trece. Y se han colocado 21 cajas nido en diferentes espacios de la ciudad, con el objetivo de favorecer la instalación y el anidamiento de aves rapaces nocturnas. El depredador natural de estos roedores.
Difícil de medir
Hasta aquí los datos 'sobre la proliferación de este animal en Bilbao y su posterior control. ¿Pero de qué volumen de población de ratas hablamos? Es un fenómeno muy difícil de medir. Imposible, quizás. De ahí que el Ayuntamiento , «a falta de datos basados en estudios científicos», recurra a estimaciones, fundamentalmente en función del consumo de cebo y los avistamientos, que se han multiplicado por cuatro. Históricamente el Consistorio siempre ha considerado que había una rata por habitante. Así lo verifican documentos municipales de 2009, que sitúan el censo de roedores cerca de los 400.000, una cantidad que -en una proporción similar a lo ocurrido en otras ciudades de un tamaño similar- ahora estaría cerca de 1,2 millones.
Publicidad
¿Y qué podemos hacer para frenar su presencia? Eduard Durany, experto en control de plagas, insiste en la importancia de «una correcta gestión de los residuos que generamos». «Eventos como una huelga de basuras pueden ser catastróficos», explica ya que «cuanto más comen y beben, más se reproducen». También apunta a la necesidad de reforzar el control más allá de la red de alcantarillado. «Es fundamental vigilar las zonas en las que puede crear madrigueras en las que cuidar a sus crías. Un control de los solares abandonados es fundamental».
Una especie invasora sin apenas depredadores
La rata de alcantarilla, la 'rattus norvegicus, es una de las primeras especies invasoras que llegó a Europa hace siete siglos. Lo hizo con el comercio de especias procedente de Asia y, desde entonces, se ha convertido en un habitante más de las ciudades de todo el planeta, pues su capacidad de adaptación y velocidad de reproducción son «ilimitadas», según señala el experto en control de plagas Eduard Durany.
Publicidad
Durany también asegura que el veneno empleado para controlar el aumento de población de estos roedores ha tenido, históricamente, un efecto colateral muy nocivo. «Se acaba matando también a sus depredadores como las lechuzas, los halcones o los cárabos», ejemplares con cada vez menos presencia en el centro de las grandes ciudades. De ahí, dice, que sea fundamental tanto buscar pesticidas menos lesivos e impulsar cajas nido en parques urbanos, que acerquen a sus depredadores a la ciudad. El objetivo no es acabar con este animal, algo imposible, sino controlarlo.
Más rata negra
La rata gris, la que vive en el alcantarillado, es la que mayor presencia tiene en nuestras ciudades. Sin embargo, los expertos vienen alertando desde hace años de una proliferación de ratas negras, un animal con capacidad para trepar que habitúa a vivir en nuestros parques y jardines. Es una especie más diurna que la rata gris, se reproduce a mayor velocidad y no necesita de la basura generada por el humano para alimentarse, pues come desde materia vegetal hasta animal.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión