Las playas se enfrentan a un mar de dudas
La Diputación y los municipios costeros esperan a conocer el criterio de Salud para abordar una temporada atípica
Duchas, equipos de megafonía, papeleras, pasarelas de madera en las playas y hasta algún chiringuito, como en Arrigunaga. Sol y temperaturas primaverales, a ratos incluso ... veraniegas. Todo parece invitar a disfrutar de una temporada de baños para la que, en condiciones normales, pronto arrancaría la cuenta atrás. Si no fuera, claro está, por el dichoso coronavirus. De su evolución dependerá que los vizcaínos puedan asaltar a tiempo los 28 arenales del territorio, que, de momento, se enfrentan a un mar de dudas.
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Las principales incógnitas a despejar son dos: cuándo se podrá gozar de las playas y, sobre todo, cómo habrá que hacerlo, porque la temporada que se avecina, si es que finalmente llega, nada tendrá que ver con la última, que sumó más de 2,8 millones de bañistas. El Covid-19 marcará un antes y un después también en la costa.
La Diputación y los ayuntamientos de los municipios costeros se han guiado por el calendario habitual para planificar la temporada de baños, que cada año arranca puntual el 1 de junio. Pero es poco probable que esta vez ocurra. De hecho, el propio plan de desescalada anunciado por Pedro Sánchez contempla en su tercera fase, si todo va bien, retrasar una semana la apertura de la campaña.
Los responsables forales no quieren mojarse. Han agilizado la instalación del equipamiento playero e incluso el proceso para seleccionar a los 160 socorristas que deberían velar este verano por la seguridad de los bañistas. Pero de fechas y medidas para evitar posibles contagios del virus prefieren no hablar. «La decisión no es nuestra. Estamos a la espera de lo que decida la autoridad sanitaria», apuntan desde la Administración territorial.
Solo el diputado general, Unai Rementeria, abordó de refilón este tema hace apenas una semana, cuando, en una entrevista concedida a este diario, advirtió de las dificultades para controlar el aforo en las playas del Cantábrico por culpa de las mareas, algo a lo que no tienen que enfrentarse en el Mediterráneo. «Con marea alta vamos a tener problemas», admitió. De hecho, mantener la distancia mínima de seguridad exigiría una media de 12 metros cuadrados por persona, lo que dejaría reducido a la mínima expresión el espacio disponible en los arenales cuando el agua sube con fuerza. Tanto es así que el alcalde de San Sebastián, Eneko Goia, quien da por hecho que la temporada no arrancará «hasta finales de junio», baraja la posibilidad de «cerrar directamente» La Concha cuando la marea suba hasta un punto «en el que todos quedamos amontonados».
La institución foral y los alcaldes de los municipios costeros de Bizkaia se reunirán de forma telemática antes de que acabe el mes para planificar la temporada de playas. «Es algo que se hace todos los años», apuntan desde la Diputación. «Se trata de establecer un mínimo común denominador» sobre las condiciones en que arrancará la campaña cuando se decida la fecha, añade el alcalde de Sopela, Josu Landaluze (PNV), porque «nada está decidido».
Protocolo de actuación
«El verano se nos viene encima, pero todo está en el aire», reconocen los ayuntamientos de Busturialdea y Lea Artibai, que suman una quincena de arenales, entre ellos, algunos de los favoritos de los vizcaínos, como los de Bakio, Laga y Laida. En Zierbena, municipio que comparte con Muskiz la titularidad de La Arena, la playa más visitada del territorio, su alcalde, Iñigo Ortuzar (PNV), avanza que la Diputación está elaborando en colaboración con el Gobierno vasco el protocolo que marcará cómo actuar en la costa. «Después nos trasladarán las medidas a los regidores para que todos sigamos un mismo criterio a la hora de actuar, pero no sabemos cuándo», explica. «Sería muy complicado controlar el aforo en La Arena», advierte desde el Consistorio muskiztarra su máximo responsable, Borja Liaño.
En Getxo tampoco quieren perder el tiempo, por lo que pueda pasar. Por eso, este mismo lunes, el Ayuntamiento iniciará el acondicionamiento de la playa de Arrigunaga, lo que obligará a cerrarla al público por seguridad. Los trabajos, que implican el movimiento de toneladas de arena, durarán diez días. No obstante, el fin de semana -sábado 16 y domingo 17- se paralizarán las obras para que la ciudadanía pueda acudir al arenal, siempre que respete las medidas correspondientes a la fase de desescalada que esté en vigor en esas fechas. Según recordaron desde el departamento local de Medio Ambiente, a día de hoy sólo está permitido el uso de las playas para pasear y hacer deporte a nivel individual.
Por su parte, los aspirantes a las 160 plazas de socorrista lanzadas este año en Bizkaia se enfrentan hoy a la última prueba, de carácter teórico. Más de medio millar de personas se han presentado a la convocatoria, frente a los 300 de 2019. Tampoco ellos saben cuándo cogerán el salvavidas.
Las propuestas del gobierno
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Distancia Se recomiendan dos metros entre los bañistas, que se medirán entre toallas y sombrillas, no entre personas.
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Actividades No se recomiendan las actividades deportivas colectivas ni las reuniones de más de diez amigos o familiares.
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Movilidad Franjas horarias para pasear por la orilla. Las caminatas, a primeras horas de la mañana y las últimas de la tarde.
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Acceso De forma ordenada para que se cumpla la debida distancia interpersonal. La movilidad por la playa podría limitarse.
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Limpieza Desinfecciones diarias de las duchas y de todo el mobiliario urbano, incluidas las pasarelas de madera.
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Calidad del agua Abrirían primero las playas con una calidad de aguas calificada de excelente o buena por Sanidad en 2019.
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