El PSE plantea repartir entre tres ediles el poder que aúna Alfonso Gil

De momento, la solución que parece más próxima es la dilución del poder. Que las competencias que se concentran en el portavoz pasen a ser ejercidas por distintas personas: que una le suceda al frente del área de Movilidad, otra como portavoz del grupo y otra como teniente de alcalde. ¿Quiénes? Ahí está el intríngulis. El PSE cuenta ahora con cinco concejales, y si para cubrir la marcha de Gil se tira de la lista, el siguiente en la plancha de las últimas elecciones era Iván Calderón, que desde 2015 ejerce como asesor del grupo municipal en el Ayuntamiento -esto es, conoce el entorno- y es secretario de la agrupación de Santutxu.

Si se echa mano de la lógica podría suponerse que la dinámica para llenar los huecos de poder dejados por la marcha de Gil podría ser la siguiente: que la concejalía de Movilidad y Sostenibilidad sea para Álvaro Pérez, que la conoce bien porque es el actual número dos en ese área. Pérez, que estaba llamado a ser el delfín de Gil, entró en el gobierno municipal como independiente, pero ya está afiliado al partido. En cuanto a la portavocía del grupo podría ir para Nora Abete, concejala de Regeneración Urbana y figura emergente en el socialismo vasco toda vez que es la única concejal en el Ayuntamiento que está en la ejecutiva del partido en Euskadi. Por último, como teniente de alcalde se podría pensar en Yolanda Díez, concejala de Salud y Consumo y la figura más veterana del PSE que queda en el Consistorio bilbaíno, ya que entró junto con Gil en 2007.

Pero la lógica es una cosa y la estrategia otra muy distinta. La ejecutiva del partido también deberá valorar si los perfiles y capacidad de cada una de estas figuras se adaptan a esas responsabilidades y, además, si desean asumirlas. También si el movimiento es coherente con el liderazgo que se quiere para el futuro en el medio plazo. En este punto está la clave. ¿Quién será el próximo candidato o candidata a la Alcaldía por parte del PSE? En términos de calendario político, las próximas elecciones municipales están a un paso, serán a mediados de 2023. Así que es tiempo de que quien opte a semejante responsabilidad comience a tener visibilidad.

El partido tiene fundamentalmente dos opciones: que esa figura la encarne alguno de los actuales ediles, o que sea alguien que venga de fuera. Y en este último caso, debe decidir si entra ahora en el Ayuntamiento, saltándose la plancha electoral de 2019 y dejando fuera a Iván Calderón; o si se estrena como candidato el año que viene de cara a las elecciones sin haber pasado antes por el gobierno municipal.

La proximidad de la cita electoral de 2023 y la necesidad de que el candidato o candidata tengan un protagonismo y una visibilidad en esta recta final de mandato también es algo muy a considerar. ¿Qué puesto ofrece más proyección de cara al exterior? Sin duda, la concejalía de Movilidad y Sostenibilidad. No es que la portavocía del grupo en el Ayuntamiento o ser segundo teniente de alcalde sean poca cosa, pero son puestos de menos exposición mediática. Sin embargo, tomar las riendas del área de Movilidad y Sostenibilidad garantiza presencia. Y más en el año que está arrancando, cuando se va a extender la OTA a los barrios, se abordarán peatonalizaciones, se pretende avanzar hacia el billete único, saldrán al mercado de alquiler cientos de plazas municipales de parking...

En el PSE no sueltan prenda y dicen que todo está por determinar. Quizás se opte por una solución conservadora, se tire de lista y se llenen los huecos que deja Gil posponiendo un año la decisión sobre el futuro candidato. O quizás haya que atender a quién tomará las riendas de la concejalía de Movilidad como figura por la que apostar como futuro candidato, o candidata, a medirse con Aburto.

El PSE es el segundo partido más votado de Bilbao. Tiene cinco concejales y si se tira de lista con la marcha de Gil entraría Iván Calderón. Quienes ya están son: