Borrar
La Gran Place de Bruselas.

Bruselas: Ni tan gris, ni tan lluviosa y con mucho encanto

Mercados donde encontrar de todo, shopping, pistas gastronómicas, visitas a las instituciones comunes... nuestro corresponsal traza la ruta para una escapada bien aprovechada

ADOLFO LORENTE

Lunes, 31 de marzo 2014, 19:13

Bruselas tiene mucho de leyenda urbana pero también es capaz de enterrar ciertos mitos. Ni es tan gris, ni hace tanto frío, ni llueve a raudales. Ni lo uno, ni lo otro. Ni en lo meteorológico ni en la vida rutinaria. Porque si alguien pensaba que los belgas están tallados con el molde de la eficacia y la precisión alemana... Así que si viaja a Bruselas en la tradicional escapadita semanasantera de un par de días, coja el paraguas, incluya en su maleta ciertas dosis de paciencia y sobre todo, disfrute de una de las ciudades con más encanto del Norte de Europa. Sí, ésa en la que están las mastodónticas instituciones europeas o los temidos hombres de negro que aprietan y aprientan sin miramientos.

Esencial. Lea, lea y lea. Hágase con una guía -traslado desde el aeropuerto, cómo moverse por la ciudad, tarjetas de descuentos...- y seleccione lo imprescindible: La Grand Place, uno de los tesoros de los bruselenses -de noche, gana mucho más-, el Manneken Pis -niño que está meando-, el Palacio Real, el Parque del Cincuentenario, el Atomiun, las instituciones europeas...

Quizá sea por defecto profesional, pero eso de conocer la Comisión Europea, el Consejo Europeo o el Parlamento Europeo, lugares donde se decide el 80% de las decisiones que nos afectan en nuestro día a día, tiene su aquel. Llámenlo curiosidad intelectual o cierto morbo, pero la cita es obligatoria. No se asusten si no ven a mucha gente por la calle. Barrio Europeo y fin de semana es sinómino de paz y tranquilidad. Si deciden ir y no tienen demasiado tiempo, apuesten por la Eurocámara y su Parlamentarium, un espectacular centro didáctico muy recomendable si va con niños. La Comisión y el Consejo sólo pueden verse por fuera.

Si el viaje es de fin de semana, es esencial distribuir objetivos en función del día. Aproveche el sábado para ir de compras o practicar el escaparating, esa costumbre tan nuestra. La avenida Toison DOr es una suerte de milla de oro bruselense, que acoge a las grandes firmas internacionales, esas que apostan a fornidos chicos de seguridad con pinganillo en la entrada de sus tiendas. Luego, el territorio Inditex, está en Louise, Port de Namur (muy cerca de la avenida) y en Rue Neuve.

Importante. Las tiendas cierran a las 18.30 o a las 19 horas. Sí, cierran. Es decir, que 15 ó 20 minutos antes de esta hora ya no permiten entrar aunque jures y perjures que te vas a gastar 5.000 euros en un reloj.

Ya el domingo en el centro histórico, junto a la Grand Place, las tiendas sí suelen estar abiertas, aproveche para ir de museos, como el Bozar, donde se puede visitar hasta final de mayo una exposición única sobre Zurbarán. También puede ir de mercadillos, como el de las pulgas, en la Place du Jeu de Balle, donde se vende todo lo vendible, TODO. Los hay de índole gastronómica, donde puedes comprar hortalizas, carne, pescado o comerte unas ostras. Algunos de los más conocidos son los de Flagey y Jourdan. Quédense con este último lugar. En una suerte de quiosco que está en un extremo de la plaza, se dice que venden las mejores patatas fritas de Bruselas, uno de los símbolos del país -ambién las metralletas, una bocadillo no aptos para estómagos sensibles-. El local se llama Antoine.

Recuerde: patatas fritas, gofres, chocolate, mejillones (moules) y la cerverza (no lo dude, pille de las más raras, tienen decenas y decenas de marcas) son los ingredientes de la exitosa fórmula bruselense.

Dónde comer

Y ya entrados en gastronomía, ahí van unas recomendaciones para ir a comer o cenar, a lugares que quizá no estén en las guías pero que los expatriados y autóctonos frecuentan con asiduidad. Aptos para todos los bolsillos, nivel Bruselas eso sí.

- El Fin de Siècle y su gemelo 9 et voisins (Rue des Chartreux, 9 y Rue Van Artevelde 1). Allí se pueden probar especialidades belgas como las endivias rellenas o el stoemp, pero también costillas o pollo tandoori. Está abierto hasta medianoche y siempre intentan hacerte sitio en una de sus grandes mesas. Vino asequible.

- Arcadi. (Rue dArenberg, 1B), al final de la Galería de la Reina. Sirven de todo, desde un entrecot hasta una deliciosa sepia a la plancha, y todo a buenos precios. De postre tienen todo tipo de tartas, la mejor, para muchos, la de frambuesas frescas. El único problema es que a veces van apretados de espacio, pero siempre intentan acomodarte.

- La maison des Crêpes (Rue du midi, 13). Todo tipo de crêpes, dulces y salados, y ensaladas para acompañar.

- Mam mam (Rue marché au carbon 72). Por cambiar de cocina, un tailandés pequeño, muy acogedor y donde se come muy bien picante o no picante.

- Los sábados a mediodía, en invierno o en verano, hay que ir a la terraza que pone la pescadería Mer du Nord (45, Rue Saint Satherine, al lado de la famosa plaza). Sirven sopa de pescado para los días de lluvia y croquetas de pescado en días primaverales, todo muy fresco. Eso sí, se come de pie como no podía ser menos.

- Para tomar café, cervezas, trabajar con el ordenador, comer ensaladas o charcutería belga, o ver jugar a la selección del país hay que ir a Flamingo (Rue de Laeken, 175), uno de los bares más cools y grandes de Bruselas. Los fines de semana tienen DJ y actuaciones de jazz en directo (los domingos).

Para los bolsillos más pudientes

- Uno de los más recurrentes es el Belga Queen (Rue fossé aux loups, 32). Especializado en comida belga, tiene un bar de ostras e incluso cava de puros.

- Otro restaurante belga tradicional recomendable es el Ogenblik (Galería de los Príncipes, 1)

- Y ya algo más chic, con un ambiente muy acogedor, de cocina belga pero también internacional, es el Bar Bik (Quai au pierres de taille, 3).

- Y si quiere guiarse por las guías tradicionales y comerse unos buenos mejillones con patatas, el lugar clásico por excelecencia es el Chez Leon. Se encuentra en la Rue des Bouchers, 18, la calle de los restaurantes que jalonan la Grand Place. Le atosigarán invitándole a entrar en todos los locales, así que quizá mejor ir a tiro hecho.

Por último y esencial. Que Bruselas es muy caro, carísimo, no es un mito ni una leyenda urbana. Prepare la cartera y si quiere comprobarlo, entre a un súper. Verá, verá...

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcorreo Bruselas: Ni tan gris, ni tan lluviosa y con mucho encanto

Bruselas: Ni tan gris, ni tan lluviosa y con mucho encanto