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Calas, túneles y bocaminas entre Pobeña y Ontón

Calas, túneles y bocaminas entre Pobeña y Ontón

Los parajes menos visitados de los paseos Itsalur y El Piquillo en los acantilados entre Bizkaia y Cantabria.

Iñigo Muñoyerro

Jueves, 30 de junio 2016, 20:47

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La Vía Verde de Itsaslur es un paseo espectacular, venteado y abierto a las olas por el trazado del tren minero ya desmantelado que unía las explotaciones de hierro de El Kobaron con el cargadero de la Punta del Castillo Viejo en Pobeña. Permite caminar sobre los acantilados de la costa más occidental de Bizkaia en una marcha que se prolonga, ya en Cantabria, por el Paseo del Piquillo y termina en la ensenada de Ontón.

Ofrece unas vistas únicas del Cantábrico en su paso por las ruinas de nuestro pasado minero cubiertas por una vegetación poderosa. Alicientes suficientes para un recorrido que encierra muchas sorpresas.

Las escaleras de Pobeña

El único desnivel está de salida. Al final del aparcamiento de Pobeña el letrero de Itsas-lur y del Camino de Santiago lleva a un tramo encajonado de escalones (más de cien) que ponen a prueba las piernas. Arriba el camino llanea con la bahía de La Arena a la derecha. Comienza el viento.

Pronto aparece el cargadero de El Castillo. Permanecen la base y las tolvas. La vista es magnífica. El voladizo de carga del mineral estuvo en servicio hasta 1963. Se lo llevaron las olas de la ciclogénesis del 11 de marzo de 2008.

La marcha sigue. A la derecha, en el extremo de un prado amplio y florido aguanta el bunker de la Guardia Civil. Puede servir de cobijo. De vuelta al camino, con la ladera de Campomar a la izquierda, pasamos junto a una instalación para extraer algas. Hay bancos y fuentes. También unos buenos paneles informativos.

Una cala de bolos y algas

En una curva, poco antes del aparcamiento de El Kobaron salta la primera sorpresa. La oportunidad de bajar a la orilla del mar. Un paso en la valla (un cierre de madera) da acceso a un sendero que traza una zeta en la ladera herbosa. Pastan caballos y burros. Pasa junto a la placa que sus amigos colocaron a Mikeltxo (15-04-2007) y por un caminito estrecho y pendiente termina en una amplia playa de bolos.

Una pedrera salvaje sembrada de algas y maderos, botellas, cuerdas, corcheras, peces secos y plumas de calamar. Ya no hay pescadores. Tampoco fogatas ni desembarco de contrabandistas. Cae un arroyuelo. Arrimado al acantilado un tronco invita al remoloneo. Con marea baja es posible bañarse en las pozas (atención a los erizos).

Subimos a Itsaslur por la misma ruta. Sin improvisaciones ni cambios de rumbo. A un lado y otro hay abismos peligrosos.

Desembocadura de La Sequilla

Aparcamiento de El Kobaron los fines de semana bullicioso. Mesas con bancos y barbacoas. La carretera lleva al barrio. A la izquierda quedan los hornos de calcinación. En un estado de conservación lamentable. Cambiamos de rumbo. Por la derecha desciende un camino entre las argomas. Las estructuras de unas instalaciones mineras arruinadas se mantienen en pie. El sendero baja fuerte, se asoma al acantilado (precipicio) y llega a la zona de Aguadulce colmatada por los sedimentos de la mina de El Hoyo. Allí desemboca el arroyo La Sequilla que cae al mar en cascada. El agua es pura. Los berros y otras plantas acuáticas prosperan sobre el barrizal. Caballos y cabras. La caleta permite el baño, pero con mar calma y marea alta.

En lugar de volver a Itsaslur continuamos de frente por un camino recientemente desbrozado. Se introduce en el túnel que forman higueras salvajes, argomas y encinas. Un tramo salvaje que pasa junto a un cargadero; un polvorín y nos devuelve a la pista.

La mina Josefa y el túnel de La Galerna

Por la izquierda vamos a El Kobaron, los bares y la parada del bus. Continuamos de frente por la pista rojiza por el polvo del mineral. A la izquierda asoman unas viviendas mineras (hundidas) y se mantiene la gran torre de ascensores de la mina, también arruinada.

La vía continúa algo alejada del mar (derecha). Eucaliptos, higueras, prados y vacas hasta una casa. El paraje se llama Las Mieres y a la izquierda queda la Mina Josefa. No está indicada. Un sendero entre la vegetación lleva a la bocamina. Amplia pero embarrada. Superado el umbral dicen que el interior está seco. Allí se bifurca y continua montaña adentro. Por ella salían y entraban camiones. Funcionó hasta los años 80.

A 300 metros de la mina Josefa está el túnel llamado La Galerna. Apuntalado. Con aspecto de derrumbarse. Un letrero advierte: Usted se adentra bajo su exclusiva responsabilidad. Cruzarlo es emocionante. Al otro lado el camino continúa entre escombreras y los derrumbes de la Mina La Galerna hasta el cargadero de El Piquillo. Sólo muros sobre la magnífica Punta del Rebombal, entre la ensenada de Ontón y la rada del Berrón. Tras el cierre de las minas un fuerte temporal derribó la estructura metálica e hizo que cayera al mar (10 de diciembre de 1985). Las vistas son las mejores de todo el recorrido. Volvemos sobre nuestros pasos al Kobarón o a Pobeña.

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