Salvador Rueda
El experto en urbanismo alaba que Bilbao suspenda la concesión de nuevas licencias porque «desvirtúan la vivienda como bien de uso»
Si alguien es experto en planificación urbana y movilidad, ese es Salvador Rueda. El director de la Agencia de Ecología Urbana de Barcelona participó en ... el Congreso Euskal Hiria que se celebró ayer en Vitoria para defender la necesidad de «recuperar el espacio urbano» para el disfrute de los ciudadanos. Ante el auge del turismo, el ecólogo cree que hay que poner coto a los pisos turísticos porque «son un cuchillo en la espalda de una ciudad».
– Es la tendencia mundial de las ciudades porque se han dado cuenta de que la vivienda, cuando se convierte en un valor de inversión, se desvirtúa como bien de uso. Hay muchos pisos que salen al mercado bajo esta modalidad y que son propiedad de inversores y fondos sin escrúpulos a los que no les importa nada la ciudad en la que están operando. La urbe es demasiado importante como para lapidarla así. Por lo tanto, bienvenido sea el que diga 'hasta aquí hemos llegado'.
– Barcelona también ha puesto en marcha medidas restrictivas a los pisos turísticos.
– Exactamente por la misma razón. Cuando se multiplica el número de viviendas turísticas, la ciudad pierde el alma. Y hay que actuar. A la gente que viene no le importa la ciudad. Por tanto, no existe ninguna identificación, ni nada que genere convivencia. Los pisos turísticos rompen todas las costuras que representa una urbe.
– ¿Con qué consecuencias?
– Llega un momento en el que se subvierte el precio de las cosas, el valor y la idea de la identificación. Y se acaba expulsando a la gente de su propia ciudad.
– ¿Por la carestía de la vivienda, se refiere?
– Exacto. No se puede competir con eso. Por eso creo que el Ayuntamiento lo ha hecho muy bien.
– ¿Cómo los controlaría usted?
– Establecería una cantidad limitadísima para poder desarrollarlos. Pero primero tendría que plantearme quiénes son los hijos de la ciudad y cuántos de ellos quieren continuar viviendo en ella. Y si me queda algún hueco, entonces lo ofreceré como vivienda vacacional, pero nunca al réves. Los primeros en poder residir tienen que ser los bilbaínos.
– ¿Hemos llegado al límite máximo de pisos turísticos?
– Hace días que hemos pasado el tope. A no ser que se quieran convertir en Venecia, donde apenas viven venecianos. Los pisos turísticos son como un cuchillo clavado en la espalda de una ciudad.
– Es por tanto un modelo de ciudad dispar al que usted defiende con el diseño de las supermanzanas (un proyecto que busca agrupar manzanas y desviar el tráfico por el exterior para que los vecinos recuperen espacio).
– De la otra forma se mata a la ciudad. Las supermanzanas devuelven el espacio público a los vecinos, limitan el tráfico y esto hace que sea la mejor manera para mitigar y adaptarse al cambio climático. Hay que planificar de forma inteligente para evitar catástrofes como la de Valencia. Necesitamos un modelo de ciudad que planteé soluciones con poco dinero y que resuelvan los problemas a los que nos enfrentamos.
Restricción a los coches
– En 2013 desarrolló un proyecto de supermanzanas para Bilbao. ¿Por qué no se ejecutó?
– Porque había un concejal en aquel momento (2013) que creyó que no debía de implantarse y se acabó.
– ¿Y en qué beneficiaría?
– En todo. Reduce la contaminación atmosférica, el ruido y la ocupación masiva del espacio público. Permite adaptarte al cambio climático porque puedes cambiar coches por árboles y por espacios que aumenten la actividad económica de la ciudad. Sólo con rediseñar la red de transporte lo cambias todo.
– Entonces, ¿se debería recuperar el proyecto bilbaíno?
– ¡Pues claro! Está ahí. Habría que adaptarlo, pero si no se quiere hacer, ¿qué le vamos a hacer?
– Significa dar un giro de 180 grados a la movilidad urbana.
– Esa es la clave. El coche arruina la habitabilidad. Si los reducimos, te disminuyo la accidentalidad, el ruido, la contaminación atmosférica y además, te genero paisajes maravillosos.
– Su proyecto plantea desplazar el tráfico a ciertas arterias para liberar otras muchas calles. ¿No colapsaría la ciudad?
– Para nada. En Vitoria sólo se ha reducido el 12% del tráfico al aplicar este modelo. Y si encima tengo transporte público, no existe un problema de tráfico. Hay que quitarse el coche de la cabeza.
– Bilbao ha aplicado las zonas de bajas emisiones, pero otras ciudades no. ¿Por qué cuesta tanto?
– Tenemos el coche metido en la cabeza. Culturalmente no somos capaces de pensar sin él. No llegamos a entender nuestro modelo de vida sin un vehículo privado. No estoy en contra de ellos, pero sí del mal uso que se hace.
– ¿Y cómo convencer a la gente de que lo deje en casa?
– Tocando su bolsillo. Permitiría periodos muy cortos de estacionamiento y a un alto precio. Por contra, habría que fomentar el transporte público y que las frecuencias de la red sean, como máximo, de cuatro minutos.
La planificación urbana, clave para evitar riesgos en las ciudades
«Hoy somos más conscientes de lo que implica el desorden en el territorio, la mala praxis o una deficiente planificación, así como sus consecuencias». Con estas palabras abrió ayer el consejero de Vivienda yAgenda Urbana, Denis Itxaso, la tercera edición del Congreso Euskal Hiria, 'Del dato al territorio', que se alargará hasta hoy. Un evento centrado en la complejidad de la planificación urbana y que cobró especial relevancia tras el desastre de la dana en Valencia. En un contexto en el que las catástrofes naturales azotan las ciudades, Itxaso enfatizó en la necesidad de implementar «prácticas responsables» y «fundamentadas» en la planificación de las urbes. La primera jornada, a la que acudió la alcaldesa de Vitoria, Maider Etxebarria, contó con la participación de decenas de expertos, como Emilio López Romero, Director del Centro Nacional de Información Geográfica o Dyfed Aubrey, jefe de la Oficina de Asuntos Europeos, ONU-Habitat.
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