Piden 3 años de prisión para los jefes de un trabajador sin contrato que se amputó un dedo
La acusación particular, que representa al joven repartidor, reclama 55.000 euros de indemnización por las secuelas permanentes
Las consecuencias de algunos accidentes laborales pueden llegar a ser graves. Cristian Ospina, de 32 años y origen colombiano, perdió la fuerza en el brazo ... derecho –es diestro– al amputarse un dedo mientras trabajaba como repartidor. Se le cae continuamente el móvil o las monedas cuando le dan las vueltas y la pérdida «de una parte de mi cuerpo, me ha afectado psicológicamente», lamenta.
Hoy en día, sigue en el mismo sector «o en lo que me sale para sobrevivir», confiesa, mientras espera el juicio contra los dos jefes de la empresa que le mantenían sin contrato ni seguro cuando sufrió el siniestro, el 11 de junio de 2022, recién llegado a Bilbao desde Colombia. La vista oral está prevista para el próximo 25 de noviembre en un juzgado de lo Penal de la capital vizcaína.
La Fiscalía solicita tres años de prisión para los dos responsables de la firma Northern Zheus, el administrador único y gerente, A.G., y su socio, I.A.C.T., por un delito contra los derechos de los trabajadores extranjeros y otro de lesiones. El empleado, en situación irregular, sufrió la amputación del dedo meñique de la mano derecha al engancharse en una verja cuando depositaba un paquete en un domicilio del barrio de Usansolo.
El Ministerio Público pide también una indemnización de 9.884 euros por las graves lesiones sufridas, 1.848 por las secuelas, y que le paguen el salario de 1.691 euros que le hubiera correspondido por el mes de actividad laboral que quedó interrumpida por el accidente.
La acusación particular, por su parte, que ejerce en su nombre el despacho Gómez Menchaca, eleva la petición de pena a cinco años de prisión y reclama, además, una indemnización de 55.000 euros por las secuelas permanentes, los daños morales y los «daños emergentes», como asistencia sanitaria futura, terapia o rehabilitación, que no pudo llegar a hacer en su momento. Osakidetza también solicita a la empresa 4.855 euros por la asistencia médico-quirúrgica prestada al paciente. En el caso de que los acusados no puedan asumir el pago, se consideraría responsable civil subsidiaria a la empresa. De momento, el juzgado ha pedido como medida cautelar una fianza de casi 50.000 euros a los dos procesados «para garantizar las responsabilidades pecuniarias».
Enganchado con el anillo
Cristian y su hermano mayor Nelson habían emigrado desde Colombia hacía apenas un mes cuando conocieron a estos dos hombres, que les ofrecieron trabajo de reparto, subcontratada por una matriz de Barcelona. Les dejaron una furgoneta con la que entregaban 70 paquetes al día, de sol a sol. Los no entregados penalizaban a la empresa, por lo que les presionaban para que hicieran lo posible por dárselos al cliente. En aquella ocasión, se trataba de una caja voluminosa y el comprador le pidió por teléfono que se lo dejara en el patio interior de la vivienda.
Cristian se subió a un muro y pasó el bulto por encima con tan mala suerte que al bajar se enganchó con el anillo, lo que le provocó un importante desgarro. Su hermano le llevó corriendo al hospital de Galdakao, donde uno de los jefes tuvo «la sangre fría» de pedirle que le ayudara a repartir los bultos que habían quedado en la furgoneta. Cristian se sintió «abandonado», según declaró entonces. Los acusados les insistieron en que no dijeran a nadie que había sido un accidente laboral, «porque perderíamos todos el trabajo».
Ahora, sólo espera que le resarzan los daños sufridos, ya que la vida para él «no ha sido fácil desde entonces». «Sólo quiero permiso de trabajo porque en 'el negro' te explotan de nueve de la mañana a diez de la noche y te pagan 45 euros al día dejándote 15 minutos para comer». «Esto no son condiciones de vida. Hasta en la calle me ha tocado dormir y pasar días sin comer»,
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