«El peor escenario del estudio de impacto ya se ha cumplido, así que ímagínate ahora...»

Según remarca, las playas de Ereaga y Arrigunaga han sido dos de las grandes damnificadas. «Han quedado descarnadas». En cuanto baja la marea se aprecia que «la arena ha desaparecido en un volumen enorme y solo se ven rocas». Y luego están los cambios en los oleajes producidos al excavar en el subsuelo, lo que ha cambiado la amplitud de las ondas submarinas «y el agua golpea con más fuerza». La consecuencia es que la arena se agolpa contra los paseos «y en Arrigunaga la potencia del mar ha derribado incluso dos escolleras que se habían levantado precisamente para controlar su bravura».

Kike Prada, miembro de Getxo Bizirik, también sentencia que «quien diga que los dragados no han tenido efectos miente, porque los que se planteaban eran a largo plazo y vaya si se están notando ya». Sara Ibáñez, miembro de Meatzaldea Bizirik, recuerda, por su parte, «la que se lió» cuando el Puerto comenzó con los dragados frente a la playa de La Arena. «La cala se llenó de rocas que quitaban con camiones, pero al de poco volvían a invadirlo todo», explica.