La Pasión Viviente resucita en Bizkaia
Las asociaciones detrás de las recreaciones de Balmaseda, Durango y Arkotxa ensayan ya para su regreso en Semana Santa
m. díaz, l. pérez y S. LLamas
Viernes, 25 de febrero 2022, 00:56
La Pasión Viviente fue el primer gran evento social en caer tras el estallido de la pandemia. Dos años después, los grupos detrás de estas ... citas en Bizkaia quieren que sea también de las primeras en resucitar. Balmaseda, Durango y Arkotxa trabajan sin descanso para recuperar el acontecimiento estrella de la Semana Santa, que implica a cientos de vecinos en su recreación y atrae a miles de visitantes.
Publicidad
«Balmaseda está con muchas ganas. Han sido dos años duros, porque aquí la cita se ha mantenido inveteradamente hubiera las condiciones que hubiera», admite el alcalde, Aitor Larrinaga. Lo que supone la Pasión Viviente para la villa, que no había fallado ningún año desde 1964, escapa a sentimientos religiosos o a meras tradiciones. «Se trata de recobrar la parte humana y social que trae el Vía Crucis; esa comunicación intergeneracional que se produce entre jóvenes y mayores y también entre personas de colectivos muy diferentes», subraya.
Larrinaga aún recuerda la conmoción que causó el anuncio de su cancelación, previo al confinamiento. «La gente pensaba que la epidemia de coronavirus no podía ser para tanto. Al final, el tiempo nos ha dado la razón», lamenta. En Balmaseda, los ensayos no han vuelto. Más bien, no se han ido nunca. «Se mantienen las listas de hace dos años y los ensayos se han seguido celebrando. Ahora llevamos ya más de dos meses», advierte el director de la Pasión Viviente, José Ángel Ramón 'Zarra'.
Varios días a la semana, los principales personajes se reúnen en un local para repasar unas escenas que ya tenían afinadas en 2020. Rubén Vadillo, que lleva desde entonces esperando a cargar la Cruz, conserva su 'look' mesiánico. «Todo el mundo mantiene las mismas ganas, si no más», remarca el director, cuya misión durante este tiempo ha sido mantener esa implicación. Además, avanza que este año habrá novedades relacionadas con el origen del Vía Crucis. «Va a ser una bomba», promete.
Publicidad
Los ensayos nunca han cesado en la villa, que anuncia novedades sobre el origen del Vía Crucis
Los engranajes de la Pasión también están en marcha en Durango, para la que es ya su vigésimo séptima edición, aunque allí se muestran cautos ante la evolución de la pandemia en las próximas semanas. «Estamos esperando al Carnaval y a ver qué sucede tras las fiestas -detalla la presidenta de la asociación Juan de Iciar, Susana Alarcón, encargada de organizar una de las recreaciones vivientes religiosas más significativas de Euskadi-. A mediados de marzo decidiremos si salimos o si todo se quedará en un ensayo para 2023».
Según Alarcón, la respuesta de los vecinos ha sido alentadora y los papeles principales están cubiertos. Ya han comenzado las lecturas de sus intervenciones, los lunes y miércoles, a las 21.00 horas. El 2 de marzo se llevará a cabo el primer ensayo de la Pasión en la calle. «Nuestra preocupación, al margen de la coyuntura sanitaria, es encontrar gente para llenar la plaza», matiza Alcorcón.
Publicidad
Con la cautela interiorizada durante el largo tiempo de epidemia, la asociación no comenzará hasta mediados de marzo a buscar figurantes que den forma y rematen las escenas. «Hay que esperar a ver si seguimos evolucionando como hasta ahora», advierte quien durante los últimos años ha encarnado a María.
Un Cristo con hernia
También en Zaratamo se advierte que hay más ganas que nunca por vivir la Pasión Viviente de Arkotxa. Los integrantes llevan tres años sin recorrer las calles del barrio, tras un 2019 marcado por las disputas internas y la falta de compromiso de algunos participantes, que impidieron que saliera uno de los actos religiosos y culturales más importantes del territorio vizcaíno. Un año después ya estaba todo preparado para retomar una actividad que suma 53 ediciones. Entonces llegó el covid.
Publicidad
Este año ya está todo previsto para recuperar la Semana Santa, y los ensayos se suceden desde noviembre. «O empezábamos o nada», afirma Aitor Sainz, de la asociación Gaztek-Abi y director artístico del encuentro. Con ómicron multiplicando los contagios en Navidad, el grupo decidió parar un par de semanas. En cuanto la curva empezó a descender, volvieron al trabajo los sábados por las tardes. «Está siendo complicado porque mucha gente ha cambiado su rutina y además es un barrio pequeño», recuerdan. Se ha sumado algún percance de última hora, como la necesidad de cambiar al personaje principal por cuestiones de salud. «El Cristo tiene una hernia y le van a operar, así que lo tendré que interpretar yo», dice Sainz. El protagonista no será lo único renovado que verá el público cuando acuda a Zaratamo. También disfrutará de un espectáculo que evoluciona con nuevos diálogos en la Última Cena y un Calvario con más escenarios.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión