La pasión por la ciencia y la ingeniería se abre camino entre las más jóvenes

El éxito de la convocatoria obligó a añadir una quinta sesión a las cuatro programadas inicialmente. Los asistentes dieron rienda suelta a su creatividad al configurar varias luces de colores para adherirlas a una camiseta. «Es una forma de llamar su atención sobre la programación y que vean que pueden hacer cosas que les resultan interesantes», explicó la monitora Maider Burgoa. Ella conoce bien la falta de mujeres en la rama tecnológica. «Cuando estudié Ingeniería Electrónica, era casi la única chica», recordaba.

En los talleres de ayer primó la paridad. Libe Muñoz, de 11 años, compartió teclado y ratón con Iñigo Villanueva, de ocho. «Hace tiempo ya estuve en una de estas clases. Teníamos que comprobar si una planta estaba triste o contenta, pero no me salió muy bien», admitió la menor, que señaló que su pasión sería «hacer robots». «Me gustaría facilitar las cosas a la gente», argumentó.

Claudia Condado, 11 años, unió su pasión por «hacer experimentos» a la de Axur Aidazabal, de 8. «Las luces quedan bien, pero no sé si las llevaría por la calle. Igual son un poco llamativas», valoró. «Cuando empezamos con Camp Tecnológico nos dimos cuenta de que el número de niñas que venían a los talleres era muy bajo», explicó ayer el fundador del proyecto, Jesús Ángel Bravo. Con la puesta en marcha de 'Girls &Tech' las cosas han cambiado. «Los padres tienen la confianza de que su hija va a estar con otras y que lo va a pasar bien», aseguró.