«He pasado de servir 100 menús al día a 40 o 50»
Los negocios instalados en las inmediaciones de las carreteras convencionales sufren la caída en el tránsito de camiones
Cada vez circulan menos camiones por las carreteras de Barazar y de Orduña. Lo saben bien los comercios situados a sus laterales. «Se nota una ... barbaridad», cuentan en el restaurante Barazar, lugar de encuentro de transportistas, que a lo largo de los años se había convertido en refugio de una peculiar comunidad en la que casi todo el mundo se conoce por nombre y apellido.
Uno de sus dueños, Unai Ozerin, pone el ejemplo de una cuadrilla de camioneros navarros. Son unos 20 trabajadores y se sabe el nombre de todos. Los recita a gran velocidad. «Todos los días entre siete y doce de ellos venían a comer aquí», expone. «Desde que la Diputación implantó los peajes no les he vuelto a ver». Clientes de toda la vida que se han esfumado de un plumazo.
«Tenía unos clientes de toda la vida que venían a comer a diario. No les veo desde el 25 de enero»
El desvío de camioneros a otras rutas es un mazazo para este negocio. «Antes dábamos unas 100 comidas al día. Ahora apenas damos 40 o 50 dependiendo de si hace bueno y la gente se anima a ir al monte». Lo mismo pasa con los cafés. «Desde las 6 hasta media mañana yo podía dar unos 30 o 35 cafés un día laborable», expone. La jornada en que tuvo lugar esta entrevista, el pasado miércoles, laborable, apenas había servido tres en toda la mañana.
Viajeros, comerciales, profesores de los pueblos de la zona y excursionistas componen la clientela de este local. Antes el grueso lo conformaban camioneros. Desde el 25 de enero, cuando se implantaron los peajes, ya no es así. «No les puedo culpar, sinceramente. Ya no les compensa pasar por aquí», lamenta Ozerin.
1.300 euros por repostar
Iciar Ruiz trabaja en la gasolinera que hay al otro lado de la carretera. Ella también nota que ahora «hay mucho menos tráfico de camiones». Normalmente entre 15 y 20 de estos vehículos paraban a repostar en su negocio. Ahora lo hacen entre 10 y 12. Hay que tener en cuenta que un camión paga entre 250 y 1.300 euros por llenar el depósito, en función de su tamaño. Y su gasolinera ha perdido del orden de 150 clientes mensuales. Ahora solo le quedan «los fijos», quienes no tienen más remedio que utilizar esa carretera.
Hasta hace dos meses, además, los camioneros que pernoctaban en la zona acudían a su tienda a comprar comida. Esos clientes también han desaparecido. «Tiraremos hasta que Dios quiera», zanja Ruiz. «El día que los jefes echen cuentas y decidan que no es rentable, cerraremos».
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