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Varias patrullas de la Ertzaintza y de la Policía local se han desplegado esta mañana en el antiguo parque de Bomberos de Trapagaran, que está ... okupado desde el pasado agosto, según ha podido saber EL CORREO. Este movimiento se produce apenas dos semanas después de que el propio Ayuntamiento pidiese a la Policía vasca que aumentase la vigilancia en la zona por la «sensación de inseguridad» que se ha instalado en muchos vecinos por los delitos que han cometido algunos de estos okupas.
La operación iba dirigida a identificar a los okupas y a deterner a tres individuos que tienen pendientes causas judiciales por robos con violencia o intimidación. En las instalaciones abandonadas había 22 personas, pero sólo estaba allí uno de los tres que tenían órdenes de detención. Se trata de un joven de 18 años que fue arrestado por su supuesta implicación, junto a otro individuo –al que también se le han abierto diligencias en calidad de investigado–, en un robo a un pasajero que viajaba en tren el pasado febrero en Barakaldo.
Los hechos que se le imputan tuvieron lugar a primera hora de la mañana del pasado 9 de febrero. Dos individuos se acercaron a otro joven que viajaba en ese momento solo en un vagón del tren, entre las estaciones de Barakaldo y Sestao, y le solicitaron que les hiciera entrega de sus pertenencias. Le intimidaron hasta que les entregó su cartera, que contenía diversa documentación, tarjetas bancarias, y un teléfono móvil.
La comisaría de la Ertzaintza de Sestao abrió una investigación para identificar a estos jóvenes. Se da la circunstancia de que a los dos implicados en el robo en Barakaldo ya se les abrieron diligencias el pasado mes como investigados por un hecho similar ocurrido en la estación de Urioste en Ortuella. En ese caso, sustrajeron con violencia un teléfono móvil a la víctima. Con la colaboración de la Policía Local de Ortuella los dos autores fueron identificados.
En el antiguo parque de Bombersos se encontraban una veintena de personas más, que también fueron identificadas. Algunas de ellas presentaban órdenes judiciales de búsquedas para determinar su domicilio y paradero. Además, otra persona está implicada en un supuesto delito de estafa.
Lo cierto es que la preocupación se ha extendido entre muchos vecinos por los problemas que han protagonizado algunas de estas personas. Según datos de la Policía Local, el pasado enero se contabilizaron ocho incidencias relacionadas con peleas entre los okupas, intimidaciones, robos, sustracción de ropa de colgadores, y coches abiertos y revueltos en su interior. El alcalde, Miguel Ángel Gómez Viar (PSE), insistió en que la cifra de hechos delictivos «no es muy alta, pero admitió que se ha extendido «una sensación de inseguridad».
Tamara Morcillo es una vecina que ha sido testigo de dos robos y ha sufrido uno. Por ejemplo, según relató a este diario, vio desde la ventana de su casa a estos individuos robando el móvil a dos mujeres que caminaban por la zona.
El Consistorio trabaja en desalojar a los okupas por los cauces oficiales, pero advierten de que los «trámites son largos». El regidor explica que el proceso se dilata también porque no siempre están las mismas personas allí dentro. «Cuando la Policía va, identifica a los diez que hay en el interior, se inician los trámites para echarlos y cuando vuelve a notificarles, resulta que hay cinco de los primeros y otros cinco nuevos, por lo que se repite el proceso. Es todo muy complejo», afirmó. En las instalaciones ha llegado a haber hasta 35 personas.
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