Olentzero y Mari Domingi llenan de ilusión las calles de Bilbao
El carbonero mágico y su séquito de ayudantes han desfilado desde la Plaza Moyua hasta el Teatro Arriaga ante la atenta mirada de multitud de niños
Con los ojos como platos y sin poder pronunciar palabra de los nervios. Así estaban los miles de niños que han acudido la tarde de ... este sábado obedientes a la llamada de Olentzero, quien ha visitado Bilbao un día antes de lo previsto con el deseo de impregnar de luz, ilusión y diversión la ciudad. Media hora antes de las seis de la tarde, momento en el que el carbonero, Mari Domingi y su séquito de galtzagorris han salido a la balconada del hotel Carlton a saludar a la multitud, un mar de niños ya invadía la plaza Moyua a la espera de ver, un año más, a estos seres prodigiosos. «Es importante sembrar la magia entre los más pequeños aunque no sean conscientes de lo que está pasando», decía Ane Mateo, madre de la pequeña Maia, de tres años, que sin apenas pestañear, aseguró que había pedido «un pijama de Daisy y Minnie». Estaba acompañada de Aiur y Naia, quienes sabían a la perfección qué querían estas navidades. «Yo espero que me traigan una capa larga morada para volar, un teclado con micrófono y un arco», decía Aiur, mientras la joven se conformaba con «una muñeca que se pueda meter en la bañera».
Publicidad
Ha sido una de esas tardes que los más pequeños tardarán en olvidar. Subidos en muros, bancos, contenedores o a hombros de sus padres, cualquier sitio era bueno para no perderse una kalejira en la que no han faltado las sonrisas y en la que también se ha estrenado una nueva figura, Marikastaña. Además de la gran pottoka a la que se ha subido el carbonero y la oca de Mari Domingi, un dragón mitológico con una larga cola hecha de cartas y en la que los despistados podían incluso depositar la suya, ha cautivado a los bilbaínos. «Me la he traído de casa para que no se pierda. Este año le he pedido una Nancy Aitana», decía Olivia, con su escrito guardado a cal y canto en su abrigo. «Están con muchas ganas, muy emocionados. Para algunos es la primera vez que van a ser conscientes realmente de lo que ocurre», comentaba el mungitarra Aitor Sanmillán acompañado de otras niñas como Garazi, Anne o Aroa, que demostró su pasión por el deporte al apuntar que no quería nada más que un «balón del Bilbao Basket».
Quienes tampoco han podido contener la emoción han sido Alejandra Gutiérrez y su hijo de 6 años, Gerónimo Vargas, que acompañados de familiares han disfrutado hasta el último segundo del pasacalles para gritar a la comitiva que querían «un robot, una pista de coches y ¡canicas!». Son colombianos y el carbonero, hasta ahora, no había entrado en sus familias. «Siempre hemos sido de Papá Noel, para nosotros todo esto es nuevo, pero en el cole ya ha venido el Olentzero y a partir de ahora, así será», apuntaba la madre.
Recepción en el Arriaga
Con una tranquilidad admirable, ya que «ya lo había visto antes», Janire, de 7 años, no se movió de la primera fila hasta que el desfile ha concluido.Estaba sentada junto a su hermana Laia, de cuatro, que en un momento de titubeo, no estaba segura de si había entregado la carta o no al Olentzero. «Ay, no me acuerdo, pero fui a su casa y le pedí maquillaje», decía la más pequeña presumida.
Publicidad
El carbonero ha puesto fin a su primera parada en la capital vizcaína en el teatro Arriaga, donde volverá mañana para la recepción. De 11 a 14 horas recogerán las últimas peticiones, mientras que en la plaza habrá talleres de talo, maquillaje artístico, verbena y un espectáculo teatral. Finalmente, a las 12.30 horas arrancará el espectáculo infantil 'Gora Bihotzak' de Eidabe.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión