¿Cuánto le cuesta a un estudiante una habitación en un piso compartido en Bilbao?
Pese a la subida de precios, sigue siendo una opción más asequible que ir a una residencia o a un colegio mayor
Estaremos de acuerdo en que ir a la universidad en una ciudad distinta a la nuestra es una experiencia única. Quienes lo hemos hecho lo ... sabemos bien. Es sinónimo de libertad e independencia. De descubrir lugares y gente nueva. Y de disfrutar, aunque ello suponga madurar a marchas forzadas. Bizkaia recibe cada año a miles de universitarios en busca de un nuevo futuro. Estudiantes que hacen las maletas dejando atrás familia y amigos para cursar la carrera que marcará su rumbo profesional. Solo la UPV/EHU acogió el año pasado a 6.140 alumnos de fuera del territorio en las titulaciones de grado. El 30% de los matriculados.
Pero salir del nido tan pronto también tiene su cara B, sobre todo para las familias. Porque sí, estudiar en otra ciudad es caro y supone un importante desembolso económico. Los universitarios que llegan a Bizkaia tienen tres opciones principales de alojamiento: los colegios mayores, las residencias y los pisos de estudiantes, que pese a la subida de precios, todavía se sitúa como la opción menos costosa. El patrón suele repetirse en la mayoría de los casos. Los primerizos optan por las residencias y colegios mayores para «conocer gente y hacerse a la ciudad» y después se tiran a compartir piso. Raro es el universitario que decide cursar todo el grado en una residencia estudiantil.
Naiara Rodríguez así lo hizo. Esta logroñesa de 21 años se mudó en tercero de Periodismo a una vivienda con otras compañeras tras pasar por una residencia. «No conocía a nadie y no me apetecía compartir casa con ningún extraño, pero después de hacer grupo no lo dudamos. Nos fuimos a un piso para tener más libertad, nuestras costumbres y seguir nuestra vida», explica. Que fuera más rentable también le atrajo. Naiara asegura pagar algo más de 400 euros sin gastos, mientras que los colegios mayores superan los 900-1.000 con pensión completa y las residencias los 600 en muchos casos.
Por desgracia el torbellino que sacude el sector inmobiliario vasco también ha afectado a los pisos de estudiantes, aunque no de la misma manera que al resto de inmuebles. Los precios han subido, sí, pero la oferta también, algo que no ocurre en las viviendas de larga duración. Los expertos consultados sostienen que la ley nacional de vivienda que entró en vigor en mayo de 2023 ha empujado a los propietarios a optar por alquileres temporales, como son los de estudiantes, frente a los arrendamientos destinados a vivir más de un año. Primero porque la morosidad «es cero». Los padres siempre pagan. «No existe el riesgo, descartan que un inquilino se declarare vulnerable y recuperan el piso de forma más rápida», explica Amaia, de la Inmobiliaria Salazar, que cuenta con varios anuncios en su portal y que reconoce haber observado un «gran crecimiento» en el número de pisos ofertados.
Los datos
400-500 euros
les cuesta de media a cada estudiante vivir en un piso compartido en Deusto.
Que haya más alquileres no evita sin embargo que los precios dejen de subir. Ana Acasuso, vicepresidenta del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de Bizkaia, reconoce que el encarecimiento ha sido generalizado, de unos «50 euros por habitación». «Ahora encontramos pisos por 400-500 euros, gastos aparte, en Deusto, cuando el año pasado los había por 350. Aunque los propietarios valoran más la seguridad de recuperar el piso que la parte económica», añade.
Alquiler a grupos completos
Aun así, encontrar un piso no siempre es tarea fácil. Más bien todo lo contrario, sobre todo en el barrio universitario por excelencia: Deusto. En palabras de Naiara, «fue un horror, como los Juegos del Hambre». «Nos pusimos a buscar en enero y no encontrábamos nada. Cuando íbamos a ver uno nos decían minutos antes que ya estaba cogido», relata. Aunque la oferta haya subido, sigue sin ser suficiente para cubrir la amplia demanda existente. Acasuso confiesa que los jóvenes «no tienen mucho tiempo para decidir». «El primer grupo que llega a la visita se lo suele quedar. El año pasado ya hubo problemas para satisfacer las necesidades», asegura.
Por lo general, las agencias inmobiliarias alquilan pisos enteros a grupos que ya han sido conformados con anterioridad. Los primeros contratos se firman entre marzo y abril, aunque la temporada alta se alarga hasta finales de verano, ya que hay inmuebles que salen al mercado en junio tras finalizar un primer contrato. Pese a ello, algunas oficinas ya han colgado el cartel de 'todo alquilado'. Es el caso de la Inmobiliaria Deusto. «Los más espabilados nos llegan en febrero, que es cuando hay más oferta. Aunque nos van entrando nuevas casas, la mayoría están apalabradas ya. Tenemos mogollón de grupos y muchas veces firmamos los pisos a la carta», explica Jon Ander Líbano, gerente de esta oficina situada en Bilbao. A lo que se refiere el experto es que los propietarios marcan sus «preferencias». «Algunos prefieren chicas que chicos porque han tenido una mala experiencia en el pasado y otros se fijan más en los estudios. Hay alguno que quiere solo alumnos de Medicina», detalla.
La primera opción de los alumnos siempre es Deusto, «incluso para los que estudian en el campus de la UPV/EHU de Leioa». Ni siquiera se plantean zonas más asequibles como Santutxu, donde los precios son algo más bajos, entre 260 y 370 cada habitación, o vivir en pleno corazón de la capital. En Indautxu los estudiantes pagan cerca de 600 euros por un piso compartido. «Los que alquilan por habitaciones, y no el piso entero, sacan más rentabilidad, pero los dolores de cabeza son mayores. La convivencia es mucho peor», dice Líbano.
Los pisos más perseguidos son los de «tres habitaciones», adaptados a las necesidades de los alumnos (con mesa de estudio, baños...), aunque cada vez salen al mercado más alquileres «de dos dormitorios» que antes se solían «destinar a larga estancia», según la Inmobiliaria Salazar.
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