«Ocho agentes llegaron a estar con nosotras al menos una hora para recuperar el móvil»
Seis amigas turistas agradecen a la Policía Municipal que les ayudara a recuperar un teléfono de 1.400 euros que se les extravió en una reciente visita a Bilbao
Mayte y cinco amigas, que rondan los 50, acostumbran a hacer un viaje juntas al menos una vez al año. Se conocieron en Granada y ... la vida las ha llevado a residir en otras ciudades como Sevilla o Barcelona. Hace tres recalaron en Bilbao, pero una de ellas se lo perdió por un problema personal y las demás le prometieron volver. Cumplieron ese sueño el pasado fin de semana. «El reencuentro fue muy emocionante», explica la mujer, que ejerce como periodista de radio en Granada. Los taxis las dejaron junto a la parada del tranvía del teatro Arriaga. «La verdad es que con la emoción, nos abrazamos y nos despistamos del equipaje», reconoce.
Al de unos minutos, Lourdes, una de ellas, se percató de que le había desaparecido el móvil. Estaba muy disgustada, «porque llevaba años con uno viejo y se acababa de comprar el último modelo de Iphone, que le había costado 1.400 euros». Amiga de un mosso d'Esquadra, éste le aconsejó que acudiera de inmediato a una comisaría. Las turistas preguntaron por la más cercana y las enviaron a la de La Cantera, sin saber que está ya cerrada y ha sido sustituida por otra sede en Corazón de María. De camino, cruzaron la calle San Francisco y en la esquina con Dos de Mayo encontraron a una patrulla de la Unidad Canina de la Policía Municipal, formada por Javier y Ricardo. El teléfono, último modelo y de gama alta, contaba con una aplicación de rastreo vía GPS que les indicaba que el aparato se encontraba en un bar de la zona de Santutxu. «Íbamos como pollo sin cabeza porque el teléfono no paraba de moverse», recuerda Mayte. El policía catalán, mientras, navegó por la cuenta de Apple y averiguó que el terminal había sido manipulado en dos tiendas de telefonía de Bilbao. Sabían que «un hombre mayor había entrado en dos locutorios para intentar desbloquearlo».
Los policías bilbaínos optaron por subir a las dos mujeres al coche patrulla y dirigirse con ellas hasta Santutxu «por si podían reconocer al sospechoso». «Se portaron extraordinariamente con nosotras, y no siempre te encuentras con gente así. Hubo un momento en que había con nosotras hasta ocho policías durante un mínimo de una hora», agradecen. Patrullas de Otxarkoaga, Santutxu y Txurdinaga y otras de paisano se unieron a Javier y Ricardo en busca del supuesto ladrón.
«Trabajamos con certezas, no con sospechas, y no la teníamos de que hubiera sido hurto o pérdida»
«Una faena tremenda»
El móvil volvió a cambiar de ubicación y esta vez se encontraba «junto a nosotros», en la calle Carmelo. «El hombre se asustaría viendo tanta Policía y se acercó a nosotros diciendo que se había encontrado un teléfono». Se trataba de un señor mayor, que llevaba en la mano el 'Iphone X10'. Alegó que se lo había encontrado en La Ribera y que no sabía contestar a las llamadas, que lo llevó a una tienda para que se lo desbloquearan e intentar buscar algún número en la agenda para entregárselo a su dueño. Los policías devolvieron el móvil a Lourdes, pero no imputaron al hombre el supuesto hurto. «Tendemos a pensar mal, pero debemos trabajar con certezas, no con sospechas, y no la teníamos de que hubiera sido un hurto o una pérdida», advierte el agente primero Javier. Saben que a veces los ladrones venden productos robados a personas mayores, pero en esta ocasión no se podía probar. «Es una faena tremenda, estás en una ciudad que no conoces y cada vez llevamos más información importante en el móvil, fotos, las reservas del hotel...», reconoce el agente.
Las mujeres han enviado al Ayuntamiento una carta de agradecimiento a los policías locales. «Se lo merecen por su vocación de servicio a la ciudadanía». Al final, pudieron cumplir sus planes, dar un paseo en barco por la ría y comer pintxos en el Casco Viejo. Para los agentes también fue una actuación «gratificante». «No somos infalibles y no siempre puedes coger al malo o ayudar a la gente, y si encima te dan las gracias...».
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