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Atención las 24 horas. La dependencia de Pablo Olmos ha llevado a su mujer, Conchi, a afrontar cada día una labor titánica. La grúa para levantarlo de la cama, el aseo, desplazarlo por la casa y su alimentación son tareas en apariencia sencillas que para ellos suponen un desafío.

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Atención las 24 horas. La dependencia de Pablo Olmos ha llevado a su mujer, Conchi, a afrontar cada día una labor titánica. La grúa para levantarlo de la cama, el aseo, desplazarlo por la casa y su alimentación son tareas en apariencia sencillas que para ellos suponen un desafío. Sergio García
Día mundial del ELA

«No me obsesiono con cuánto voy a durar, mejor que hoy no voy a estar nunca»

Pablo Olmos es uno de los 187 enfermos de ELA que hay en Euskadi. «Olvidados» por la sanidad pública, su día a día es una carrera de obstáculos

Jueves, 20 de junio 2019

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«No tengo miedo a morir, pero mi vida no puede quedar reducida a una cuenta atrás por ser enfermo de ELA». Pablo Olmos, 56 ... años, tiene una respiración lenta y fatigosa, y la sonrisa sujeta a un cuello agarrotado desde hace ya meses. Su cuerpo pierde movilidad a cada día que pasa: hace año y medio se desplazaba por la casa sirviéndose del joystick que tenía acoplado a su silla de ruedas; hace seis meses, de un dispositivo que maniobraba con la boca, conectado al ordenador y con el que cambiaba los canales de la tele. Este jueves, activaba con guiños la tablet, convertida con el paso del tiempo en su particular puerta al mundo. Su día a día es un ejemplo de coraje y superación. «No me obsesiono con cuánto voy a durar, tengo claro que mejor que hoy no voy a estar nunca». EL CORREO ha compartido una mañana con él y con Conchi, su mujer y la mayor aliada en un mundo donde la labor más sencilla es un desafío hercúleo. El aseo, la comida, vestirse, prepararse para las sesiones de fisioterapia... es lo que tiene desplazar un cuerpo atrapado en esa cárcel que es la esclerosis lateral amiotrófica, una enfermedad que en Euskadi sufren 187 personas, para la que no hay cura y donde la esperanza es un bien escaso.

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