Obligan a un policía de Bilbao a volver a trabajar con la jefa a la que denunció por acoso laboral
La oficial, que lleva en el puesto desde 2022, abrió al agente en menos de un año tres expedientes por falta grave, que han quedado archivados
J.U.S., de 42 años, agente de la Policía Municipal de Bilbao desde hace 18, tiene que reincorporarse a su puesto de trabajo en ... la Unidad Canina, conocida oficialmente como Inspección de Refuerzo Táctico (IRT), el próximo domingo, 21 de septiembre, pese a que cuenta con informes médicos que lo desaconsejan. El policía, que lleva un año y medio de baja por estrés a raíz de un enfrentamiento con su jefa, solicitó su reubicación en otro puesto de la guardia urbana para no coincidir con ella después de denunciarla por acoso laboral. La dirección de prevención de riesgos laborales del Ayuntamiento de Bilbao le ha denegado la reasignación porque «no alcanza el grado de limitación psicofísica que impida el desempeño de su trabajo habitual». El agente advierte, sin embargo, que está tomando un tranquilizante fuerte contra la ansiedad, por lo que «no podría conducir ni llevar un arma».
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Según denuncia, la jefa de la unidad, que llegó en julio de 2022, le ha abierto en menos de un año tres expedientes por falta grave, de los que dos han quedado archivados en la fase administrativa y en el tercero ha sido absuelto por un juzgado. Se enfrentaba a castigos de hasta seis meses de suspensión de empleo y sueldo por cada uno, lo que podía haberle supuesto su expulsión del cuerpo. El primero data de enero de 2023, aunque se lo notificaron casi un año después antes de que venciese el plazo.
¿Qué ocurrió? Las empleadas de una tienda de ropa del Casco Viejo llamaron a la Policía local porque una mujer llevaba más de veinte minutos dentro de un vestidor. Como se aprecia en las imágenes de la cámara, el agente llegó con su compañero y abrió la cortinilla porque la clienta no contestaba. Esta mujer presentó después una queja en la Policía Municipal y la responsable de la IRT decidió expedientar a J.U.S. al entender que su actuación no había sido «proporcionada». «Había indicios claros de que podía estar robando. Entró en el probador con seis camisas de la misma talla y un compañero encontró dentro etiquetas arrancadas y alarmas abiertas». Los otros dos expedientes fueron por un justificante falsificado y por llevar zapatillas deportivas negras en lugar de las botas reglamentarias del uniforme y por ausentarse mientras cuidaba la base de la Unidad Canina en el monte kobetas, en enero de 2024. «Hay policías que llevan zapatillas por la calle, pero sólo me abrió expediente a mí», protesta.
J.U.S. activó el protocolo de acoso del Ayuntamiento al sentir «trato discriminatorio» y hasta «inquina» por parte de su superiora. «No me ha asignado perro pese a que llevo 18 años en la unidad y me separó de mi compañero», lamenta. «Mi expediente es inmaculado. He tenido tres jefes y nunca ningún problema. No soy un elemento», se defiende,
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El Consistorio bilbaíno encargó a una empresa interna que realizara un informe sobre el caso. No conforme con el resultado, el policía presentó una denuncia ante la Inspección de Trabajo de Bizkaia, que ha concluido con un «requerimiento definitivo de obligado cumplimiento» para el Ayuntamiento.
Tras tomar declaración a los 40 integrantes de la sección, Trabajo aprecia que existe un «conflicto laboral cronificado» y «ambiente hostil» en la Unidad Canina y que el 100% de la plantilla lo conoce, aunque la mitad cree que el Consistorio no se preocupa de resolverlo. El problema «se encuentra en la fase denominada de dolor en la que cualquier actuación se vive de modo intenso y doloroso». Ningún mando superior a la jefa de la unidad ha intervenido. Algunos agentes de la IRT defienden que la responsable es la única que se ha atrevido a realizar «cambios», aunque para otros los ha «impuesto». También se revela en el informe un episodio que la oficial no llegó a denunciar, una pintura de un pene en su puerta.
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De los 16 expedientes abiertos en la Policía Municipal, la mitad corresponden a esta sección y tres a este agente. Para intentar mejorar la situación, Trabajo propone que los agentes reciban formación en gestión de conflictos, y la jefa, seis sesiones de 'coaching' para aplicar un «liderazgo dialogante», que ya se han completado. Además de una «posible reasignación de puestos» y una evaluación de riesgos psicosociales» en Kobetas. El Ayuntamiento asegura que «se ha hecho lo que se tenía que hacer, internamente, aplicando los protocolos establecidos».
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