Imagen del Tilo del Arenal frente a la iglesia de San Nicolás. El Correo

Con nombre propio: el Tilo del Arenal y el Árbol Gordo de Arbieto

Domingo, 2 de julio 2023, 11:49

¿Por qué no? Sería buena idea plantar ejemplares con nombre propio y hasta con apodo, es decir, «con entidad suficiente y que sirvan para ... recordar determinados momentos de la historia, o incluso como puntos de quedada», reclaman las paisajistas de Local4. En la memoria de los bilbaínos está el Tilo del Arenal, apodado 'El Abuelo', plantado delante de San Nicolás y al que un vendaval tiró al suelo una noche de 1948, cuando contaba 132 años. Los vecinos salieron corriendo a llevarse ramas de recuerdo.

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Un retoño suyo subsistía en la plaza Amézola, a la que todo el mundo llama la plaza del Árbol, pero también murió, al parecer por culpa de un hongo. Dice Txemi Martínez de Txirpial que hicieron «gestiones para salvarlo, pero los técnicos aseguraron que era imposible hacer nada y lo talaron». Un tilo recuerda al 'Abuelo' en el mismo sitio.

Vivió las guerras carlistas

Recuerda Martínez que los miembros de Txirpial han asistido a la muerte de muchos árboles, incluso algunos centenarios, «como el ejemplar que había al final del puente de Deusto, en dirección a este barrio, a la derecha, junto a un quiosco... Había vivido las guerras carlistas, y resulta que murió porque le asfaltaron hasta las raíces...», lamenta.

«El Casco Viejo está casi vacío de árboles -dicen las paisajistas Barrutia e Iriarte-. Claro que no hay mucho espacio allí, pero no pasa nada por plantar un par junto a la catedral de Santiago, o en otros espacios. Mira los dos árboles delante de Bilborock, quedan fenomenal. Porque además del frescor y el CO2 estamos hablando de una cuestión de estetica y de diseño, y eso también es importante».

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Otro ejemplar para el recuerdo es el Árbol Gordo de Arbieto, en el entonces llamado Ensanche de Bilbao, en la anteiglesia de Abando, al que Unamuno escribió estos versos en 'La estrada de Albia': «Aquí donde hoy está esta plazuela / antaño se alzaba el Árbol Gordo / y las que hoy son cuajadas calles / eran huertas de verdura, / mi pueblo me es extraño, / mi Bilbao ya no existe, / por donde un día fueron mis afueras / hoy me paseo triste».

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