Nickzzy y Rakeem, voces de la nueva Bizkaia con millones de reproducciones
Los dos amigos, figuras de la música urbana, cantan al barrio, la lealtad, la familia y el amor. Y también a Bilbao: «A algunos les cuesta entender que Mohamed habla euskera y come marmitako»
Dice mucho de nuestro mercado musical, y quizá también de nuestra sociedad, que un porcentaje elevadísimo de los vizcaínos no tengamos la menor idea de quiénes son Nickzzy y Rakeem. De hecho, estos días, cuando los anuncios del primer álbum de Nickzzy han aparecido en el metro, con su rostro en tamaño XL, muchos viajeros los examinan con indisimulada sorpresa. Y, sin embargo, ahí están las cifras: por ejemplo, su tema compartido 'San Mamés' acumula tres millones y medio de reproducciones en YouTube y se aproxima a los ocho en Spotify.
Pero hay casos todavía más abrumadores, como 'No toy en Gente', el mayor éxito de Nickzzy, que va ya por los trece millones en YouTube y los veinticinco en Spotify. Muchos artistas que todos tenemos en la cabeza venderían muy a gusto su alma al diablo por acercarse un poquitín a esos registros. A ello se suma, además, que estos dos amigos de 19 años parecen a veces una insólita versión urbana y reducida de Los Cinco Bilbaínos, con referencias localistas en las letras y con vídeos rodados aquí al lado, en las traseras de La Catedral o en cualquier patio de bloque. «Nosotros sentimos que estamos representando a Bilbao», confirman.
Ninguno de los dos nació aquí. Nickzzy, cuyo nombre 'civil' es Nicolás Martínez, procede de la República Dominicana. «Vine con 10 años, primero a Arrigorriaga y después a Bilbao. Mi madre ya estaba aquí, vine por ella. Recuerdo que, justo cuando llegué, fue uno de esos inviernos en los que estaba nevando: para mí aquel cambio fue una brutalidad, ¡lo primero que hice aquí fue congelarme!», se ríe. De aquella experiencia le ha quedado, además de la reivindicación orgullosa de sus orígenes humildes, una lealtad inquebrantable hacia la figura de su madre, que aparece una y otra vez en sus letras: «Es que es muy importante. Ella viene de no tener nada, me tuvo a mí muy joven y consiguió llegar a Francia y después a Bilbao. Mi madre es la que más trabajo ha pasado». En el tema que da título a su álbum de debut, 'Ahora no lloro', Nickzzy canta: «Hemos pasado del barrio a llenar los aforos, / pero la familia va a seguir siendo mi tesoro».
Rakeem, que en realidad se llama Mohamed Semlali, vino al mundo en el Sahara Occidental y tenía 2 o 3 años cuando se trasladó a Euskadi con su madre y sus hermanos: su recorrido pasó por Llodio y Portugalete hasta recalar finalmente en el barrio baracaldés de Rontegi. A Moha le gusta decir que en realidad tiene dos familias, ya que una pareja «que vivía a 500 metros» ayudó generosamente a su madre, sus hermanos y el propio Rakeem, hasta convertirse en sus «padres de aquí». En su tema 'Punto y aparte', algo así como un autorretrato a corazón abierto, se refiere a esa curiosa duplicidad: «Gracias, mamá, tú me enseñaste / que en casa no hace falta un hombre. / Estábamos solos y siempre encontraste / la forma de ocultar el hambre. / Mi otra mamá me hizo entender / que, si quiero llegar con mi nombre, / tengo que ser yo, tengo que trabajar sin venderme / y soñar a lo grande».
–Ustedes solo se llevan quince días, ¿cuál de los dos es más maduro?
–Es más maduro él mil veces –responde al momento Nickzzy, el más 'viejo' de los dos.
–Digamos que son diferentes tipos de madurez –corrige Rakeem.
Rakeem fue el primero en crear música. Su hermano mayor (él apunta que nació en 1999 como si eso lo adscribiese a otra era geológica) le oyó un día cantar «por encima» unas letras del venezolano Big Soto y el argentino Duki y le puso en contacto con amigos suyos que ya se movían por la escena: el adolescente, que durante mucho tiempo utilizó el nombre artístico de ThePoing, acabó lanzando sus propias canciones y montándose un estudio. «Al principio mi familia no lo entendía muy bien. Empecé con 14 años y el estilo de música no es como si cantases lo de Alejandro Sanz. Hizo falta un proceso para que lo entendieran... Mi ama me decía que acabara el Bachillerato y la Selectividad y ahí lo he dejado de momento». ¿Y cómo se conocieron los dos? «Éramos un grupo muy grande de chavales que solíamos andar por Zubiarte –evoca Nickzzy–. Moha ya cantaba, era el único de nuestra edad que se había lanzado a hacer música en Bilbao. Yo estaba empezando a escribir y me atreví a cantarles a él y a su hermano. Me abrió la puerta de su casa, pudimos grabar y... hasta ahora».
–Sea sincero, Moha, ¿qué tal estaba aquello que les cantó?
–Bien, muy bien. Aquello era 'Primero', un tema que después se convirtió en el primero que pilló cien mil visitas.
Nickzzy y Rakeem son las figuras más visibles de la prestigiosa escena bilbaína de drill, una de las múltiples subetiquetas en las que se dividen las músicas urbanas, aunque hace tiempo que sus canciones dejaron de ceñirse estrictamente a ese estilo. ¿Qué se siente al ver cómo avanza el contador de reproducciones y supera el millón? «Es una alegría inexplicable. Nos han pasado las cosas tan rápido que no nos ha dado tiempo de pararnos a pensar en ellas», admite Nickzzy. Uno de los asuntos obsesivos en sus composiciones es precisamente la tensión entre los orígenes y el estrellato, entre la autenticidad del barrio y el relumbrón de los coches y la ropa cara. ¿Qué es para ellos el éxito? «El mayor éxito es haber empezado un sueño juntos e ir cumpliendo metas a base de trabajo... Y que llegue donde Dios diga, ojalá a lo más alto, pero sin perder el enfoque», expone Nickzzy. «El éxito es tener un baserri con vistas al mar en Elantxobe y que tu familia tenga salud y estabilidad emocional. Si olvidas de dónde vienes, no vas a valorar lo que has ido construyendo», reflexiona Rakeem, que alerta de los peligros de la fama acelerada: «Cuando no tienes tiempo para hablar contigo mismo, es fácil que se te vaya la cabeza: dejas de estar con tu familia y tus amigos de siempre y dejas de ver la vida real, porque la nueva gente no va a ser tan honesta contigo».
Quince segundos de ira
Con ese componente autobiográfico que tienen muchas de sus canciones, resulta inevitable que el entorno se cuele en las letras y en los vídeos. «Bilbao es la tierra donde hemos empezado a ver una vida mejor, es como la cuna nuestra, donde surgió todo», sentencia Nickzzy. Los dos son conscientes de que, para muchos, especialmente de otras generaciones, es difícil acostumbrarse a esta nueva imagen multicultural de nuestra sociedad, tan alejada del cómodo casticismo de antaño: «Sí, a algunos les cuesta entender que Mohamed habla euskera y come marmitako –sonríe Rakeem–, pero yo he vivido la cultura vasca muy profundamente. Para mí es natural y me choca que a alguna gente no se lo parezca: ya hay muchos que nacieron aquí, se llaman Yusef y han ido a la ikastola». ¿Han sufrido el racismo? «De una manera brutal, no», puntualiza Nickzzy. ¿Y eso que llaman microrracismos? «¡Obviamente! Yo era el único negro en mi clase de Arrigorriaga. Me preguntaban por qué era de ese color y por qué hablaba así, porque el tiempo me ha cambiado el acento, pero entonces hablaba más tirado. Me molestaba, pero me adapté y se adaptaron, y ahora a veces parece que los de fuera somos los guais». Rakeem añade: «Yo lo llevaba mal, pero mi ama de aquí me dijo que no me enfadase porque es gente ignorante y no debe afectarme. Así que paso los primeros quince segundos de ira y furia interior y luego me río».
Hasta ahora han funcionado al estilo del siglo XXI, disparando canciones sueltas a un mercado cómplice, pero Nickzzy acaba de lanzar con Sony su primer álbum, 'Ahora no lloro', un paso de gigante que puede permitirle alcanzar a ese público que no sigue muy de cerca las músicas urbanas. «En el disco hay drill y otras cosas, para que la gente vea lo que somos capaces de hacer», comenta. ¿No les da rabia el abismo que hace que los mayores de 30 años sean ajenos a su música? «En realidad, también entre la gente joven estamos en un nicho. Lo nuestro no es tan genérico como lo que hacen otros. Hablamos de cosas cotidianas que vive gente como nosotros, que sale de Barakaldo y no del barrio de Salamanca», apunta Rakeem. ¿Qué opinan de Rosalía, por ejemplo? «¡Un talentazo!», elogia Nickzzy. «¡Una genio!», exclama Rakeem. «Nos favorece, nos abre camino y, además, hace que no tengamos miedo de romper techos y arriesgar: ella ha demostrado que, si lo haces bien, puedes ser original».
La entrevista tiene lugar en las traseras de San Mamés, más o menos en el sitio donde grabaron el vídeo de aquella canción que después compartieron unos cuantos jugadores del Athletic. Es solo un sueño, pero...
–¿Se imaginan cantar un día ahí dentro?
–Bufff –suspira Rakeem–, ¡sería un espectáculo!
–Solo con salir y saludar con la mano –sonríe su amigo Nickzzy– ya estaría la meta cumplida.
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