«Un pasajero se llevó un puñetazo en la boca por llamar la atención a un chico que se hacía un porro»
Las líneas de Bizkaibus que recogen a los clientes de una discoteca de Lemoa reconocen estar «aterrorizados» cada vez que hay una fiesta en el local de ocio
CRISTINA RAPOSO
LEMOA.
Sábado, 9 de noviembre 2019, 01:00
«Cuando sabemos que hay una fiesta en la discoteca Non Stop los conductores salimos escaldados. De hecho, a las mañanas cuando nos toca hacer ... la ruta por Lemoa vamos aterrorizados». Así es como se sienten los empleados de las líneas 3911 y 3912 de Bizkaibus (que unen Bilbao con Durango, Elorrio y Eibar) cada vez que este conocido local de música electrónica, ubicado en el polígono Bolumburu, abre sus puertas los fines de semana. Los «graves» incidentes que sufren los trabajadores, a última hora de las vísperas de fiesta y en los primeros trayectos de la mañana, «no son puntuales», denuncia uno de ellos, que prefiere no dar su nombre para «evitar problemas». Lo que sí dice alto y claro es que los incidentes ocurren sí o sí cuando «hay un evento como el de Halloween del pasado 1 de noviembre, cuando se produjo el último altercado», confiesa.
Los relatos se suceden y son a cada cual más espeluznante. Insultos, destrozos en los vehículo y agresiones físicas. «Una vez un joven se empezó a hacer un porro y un señor que se dirigía al trabajo le llamó la atención y a modo de respuesta se llevó un puñetazo en la boca. Eso no se puede permitir», condena otro empleado. «A un compañero también intentaron pegarle por no dejar subir a dos chicos que no tenían dinero para pagar el servicio», añade con espanto.
El hartazgo en la plantilla es tal que han decidido empezar a movilizarse. Los empleados de Pesalur, que presta el servicio en esas rutas forales, han convocado una concentración, el próximo lunes a las 10.00 horas, ante la Dirección de Transportes de la Diputación. El pasado lunes ELA lanzaba un comunicado en el que advertía sobre el «riesgo extremo» al que están expuestos los chóferes. «Se producen agresiones verbales a los conductores, faltas de respeto a otros usuarios del servicio, roturas en los vehículos e, incluso, agresiones físicas de manera rutinaria», denunciaban.
Un sábado al mes
Las primeras noticias de problemas se remontan a 2005. Desde entonces, se han reproducido periódicamente distintos episodios de relevancia. El pasado verano, los sindicatos alertaban de que los ataques se recrudecían. Lejos de solucionarse, la situación parece haberse enquistado y eso a pesar de haber limitado la apertura del establecimiento a un único sábado al mes y haber reducido la entrada de 800 a 200 personas, los conflictos en el entorno no han cesado.
La alcaldesa de Lemoa, Saioa Elejabarrieta, que mantuvo una reunión con los responsables del local de ocio el pasado mes de junio, asegura que ha retomado las conversaciones con los encargados del local por los altercados que ocurrieron el 1 de noviembre. El otro organismo implicado en la gestión de las líneas, la Diputación, asegura que «al tratarse de un problema de orden público, debe ser el Ayuntamiento quien actúe». «Cuando la discoteca abre sus puertas da aviso al Ejecutivo local y automáticamente se activa el protocolo de seguridad. Cuando recibimos el aviso por parte de los responsables locales, informamos de la situación a la empresa de transporte público y la Administración local se encarga de la gestión con la Ertzaintza de Durango», detallan portavoces del órgano foral.
Los conductores consideran que, en vista de los incidentes, estas actuaciones «no sirven de nada». «Se pasan la pelota unos a otros pero los que damos la cara somos nosotros. Un día va a pasar algo gordo», augura enfadado otro de los empleados de la línea.
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