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Un vehículo estacionado en mitad de la calzada cortada, sin permiso, impide la salida a dos turismos que abandonaban ayer del garaje entre numerosos viandantes. Ane Ontoso

«He tardado 45 minutos en cruzar Basauri»

El cierre del puente junto al Social Antzoki trae de cabeza a conductores y obliga a resignarse a tenderos y hosteleros

Ane Ontoso

Basauri

Miércoles, 29 de octubre 2025, 19:15

Basauri vive sus primeros días con el puente junto al Social Antzokia cerrado al tráfico con motivo de las obras de la nueva plaza San Fausto. Así permanecerá hasta el 9 de noviembre, casi dos semanas durante las que el tráfico rodado no podrá acceder a la arteria principal del municipio desde el centro, lo que llevará aparejado algún que otro 'bypass'. Un asunto tan necesario para el devenir de la renovación del pueblo, como perturbador para el ciudadano. El cierre impide girar hacia el Ayuntamiento desde la calle Autonomía y bajar en dirección a Arizgoiti desde el cruce del Ayuntamiento en Kareaga Goikoa.

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«Es un laberinto», afirmaba Peru Ahumada, que reconocía no haberse enterado del corte. Venía desde Bolueta y a cien metros de su destino se ha topado con la barrera. «Me obligaba a ir hasta San Miguel para entrar por Artunduaga. Un rodeo considerable», se quejaba. «He hecho una medio pirula para dar la vuelta y he bajado hacia la Baskonia para subir por Pozokoetxe. Más obras y más calles cortadas –protestaba–. Dificilísimo aparcar. He entrado en Basauri pasadas las 10 de la mañana y no me he bajado del coche hasta las 10.45». En este sentido, la isleta entre el Consistorio y la escultura de Piru Gainza servía ayer de rotonda para efectuar cambios de sentido de dudosa legalidad a conductores despistados.

La reordenación del tráfico también ha afectado al gremio de taxistas. Julio Pereira aseguraba que su problema es el regreso a su parada, porque «tenemos que dar más vuelta por 'los burros' y volver por los polígonos. Por San Miguel es aún peor, así que no hay otra salida». El transporte público que pasaba por el puente también ha tenido que modificar su recorrido. Es el caso del 3641, que lleva al hospital de Galdakao y que estos días irá «por la Avenida Cervantes hasta Urbi, como en fiestas».

Factor sorpresa

La Policía Municipal avisó previamente a los servicios afectados para que ajustaran las rutas hasta que se reabra la ruta. Aunque no se ha preparado ningún dispositivo especial, las patrullas circulan por la zona para mantener el orden. El factor sorpresa del corte es lo que más está alterando. «Se lo encuentran y dan vueltas y vueltas, algo normal dentro de las obras», explicaba un agente.

Su presencia ha sido necesaria para disuadir a numerosos vehículos que aprovechaban la ausencia de tráfico para hacer gestiones, sobre todo furgonetas de reparto, para fastidio de los propietarios de los garajes aledaños, que sí estaban autorizados. «Nos aseguraban que no iba a haber ningún problema», exclamaba una agitada vecina al volante, parada frente a un coche estacionado en medio del viaducto, que impedía la salida del garaje a dos turismos.

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Testigos del barullo están siendo el comercio y la hostelería del puente. Cristina, del estanco, contaba que ha notado «menos gente, además del ruido de la maquinaria y la cantidad de polvo». Según su relato, los viandantes tenían menos acceso el martes y «les mandaban cruzar a la otra acera, porque la nuestra y las escaleras que bajan al parque estaban cortadas. Algunos venían a comprar o a la peluquería».

«No es la primera vez que se corta –afirma el Consistorio–. Lógicamente resulta incómodo hasta que uno se acostumbra»

Desde la tienda de moda Bolchetta, Marta también percibía poco movimiento fuera, «entonces no entran. Tampoco pasa gente con carritos, que es mi clientela». En el comercio de golosinas Gozagarri, Juan comentaba que «los repartidores» son los más afectados, aunque sí ha notado en fiestas que el traslado de algunos actos por las obras le han penalizado. En la cafetería Plaza, Rubén tampoco era ajeno a los inconvenientes.

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El Ayuntamiento recuerda que «no es la primera vez que se corta por las obras de la plaza. Además, tenemos recientes las fiestas, durante las cuales también se cierra al tráfico». A su juicio, «la ciudadanía parece estar adaptándose bien, pese a que lógicamente resulta incómodo hasta que uno se acostumbra –reconocía–, sobre todo para los conductores».

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