Un 5,2% de residentes en Nervión-Ibaizabal procede de otros países

Casi 200.000 personas que han nacido fuera de nuestras fronteras residen en el País Vasco. Según se desprende de un estudio del Observatorio Vasco de Inmigración, Ikuspegi, cerca de 6.000 de estos ciudadanos estaban el año pasado empadronados en municipios de Nervión-Ibaizabal, una área geográfica con 108.000 habitantes. Lógicamente es Basauri, el municipio con mayor número de habitantes (supera los 40.000 residentes), en el que la población inmigrante es más grande. A 1 de enero de 2018, residían en la localidad 2.363 vecinos de nacionalidad extranjera, según informan portavoces municipales. Pero, además, es en Basauri donde la diversidad es mayor: conviven 69 nacionalidades distintas. «Estos nuevos vecinos suponen alrededor de un 5,7% de la población del municipio, un poco por debajo de la media de Euskadi», precisan desde el Consistorio.

La radiografía prácticamente se repite en todos los rincones de la comarca y la mayoría de los inmigrantes llegan de países de Sudamérica y, en menor medida, de África. Colombianos y marroquíes son los lugares de procedencia más habituales. Hoy se celebra el Día Internacional contra el Racismo y la Xenofobia, y las asociaciones que trabajan por la inclusión manifiestan que todavía queda mucho por hacer. «De igual manera que sucede con la violencia de género», recuerda desde el centro intercultural Echando Raíces de Basauri su portavoz, Francy Fonseca. Desde estos colectivos inciden en que es necesaria la celebración de una jornada de visibilización para que «se llame la atención sobre los procesos a favor de la diversidad y la pluralidad».

El objetivo lo tienen claro, y debe de ser que, «más allá de que se tolere el fenómeno de la inmigración y a personas de otras nacionalidades, exista un respeto hacia el diferente, tanto de los que llegan hacia las personas de aquí como al revés». Por eso apuntan que se deben «construir puertas bidireccionales para que nacionales e inmigrantes se puedan encontrar y reconocerse como parte de esta sociedad».

Reconocen que se han dado en los últimos años pasos a favor de la diversidad desde los distintos ayuntamientos, pero los inmigrantes siguen siendo «ciudadanos de segunda». «En Basauri se han hecho muchas actividades en las que las asociaciones buscamos generar actividades hacia el pueblo y en las que se incorpora a todos», se felicita.

Aún así, cree que hay colectivos que sufren los efectos de la incomprensión. «Mujeres que llevan el hiyab, el pañuelo, o las personas de color siguen siendo las menos aceptadas. En cuanto sucede alguna noticia relacionada con ellos, se incrementan los ataques y contra eso hay que seguir trabajando», apunta la representante del centro intercultural.