Orozko da vida al cuadro 'Romería' de Arrue

Más de trescientos figurantes procedentes de la localidad vizcaína se reunieron ayer para dar vida al cuadro de José Arrue, pintado en 1921. «No se trata de una recreación exhaustiva, sino de una reinterpretación», asegura Anton Lazkano, director de la producción audiovisual 'Zerumugan', en el que quedará integrado como un capítulo más de la docena prevista, un análisis del imaginario vasco.

El amor se convierte en el leitmotiv de este empeño. Curiosamente, en aquella época, los jóvenes de origen humilde podían ser consecuentes con sus sentimientos, mientras los de origen pudiente se prestaban a matrimonios de conveniencia con los que emparejar fortunas. Esta circunstancia da lugar a una pequeña narración que utiliza como escenario el lienzo del pintor bilbaíno. «Arrue elabora toda una enciclopedia de una sociedad que está desapareciendo, más propia del siglo XIX, y que aún se preserva en las faldas del Gorbea por su aislamiento», explica el etnógrafo Félix Mugurutza, asesor del proyecto.

Tras formarse en París, Barcelona y Milán, el cosmopolita autor encontró la inspiración en las faldas del Gorbea. Ahora bien, su obra más famosa presenta algunos inconvenientes para los nuevos medios tecnológicos. «Él hacía bocetos al natural y, cuando pintaba en el estudio, tendía a exagerar los espacios, a realizar un gran angular, según términos de la fotografía», señala. Al intentar reproducir lo pintado en San Miguel, su emplazamiento real, comprobaron que las dimensiones del cuadro no coincidían con las reales».

Esta circunstancia obligó a cambiar el lugar del rodaje a la campa de Matarte, cerca del centro de Orozko, donde se ha llevado a cabo tanto el plano principal como los cortos, y que se complementarán con otras capturas en la ubicación original.

«La iniciativa también es un homenaje al autor en el 40 aniversario de su muerte», indica. Esta primera fase de 'Zerumugan' servirá para atraer recursos hacia un proyecto que quiere hablar de la soledad a través de la vida de los pastores del Gorbea, la mujer en el caserío o el sonido del invierno, materializado en los golpes sobre el suelo de los palos de Santa Águeda.