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La historia de Orduña va de la mano del txistu. El pueblo puede presumir de tener una de las bandas municipales de txistularis más antiguas de Euskadi, datada en 1561, lo que corre parejo al interés de sus ciudadanos por la música tradicional vasca. Por esta razón, el Museo de Orduña estrena una exposición dedicada íntegramente a la elaboración de este instrumento tan vasco. Para ello han contado con la cesión de documentos y materiales de la familia Gancedo, clave en la elaboración y comercialización del txistu.
Unos 25.000 txistus, silbotes y txirulas ha fabricado y vendido la familia Gancedo desde diciembre de 1968. Por esas fechas se convirtieron en un símbolo y dejaron patente su buen hacer y profesionalidad. Pepe Gancedo nació en Bilbao, pero en seguida se trasladó a Amurrio, donde consagró su vida a perfeccionar su técnica.
Su hijo, José María Gancedo, que continuó con la tradición desde temprana edad, es quien ha cedido imágenes, utensilios, materiales y distintos txistus. Gracias a esto, todo el que acuda al Museo de Orduña podrá descubrir los inicios, los procesos de elaboración y muchos secretos de esta artesanía.
En la exposición también se mostrarán los más de veinte tipos de materiales usados para elaborar este instrumento. «Tenemos madera de roble, boj, ébano, cocobolo, granadillo, morera... hasta pino de Canadá. De todo», explica Juanjo Sanz, coordinador de la muestra permanente del museo. Incluso se han fabricado instrumentos con plásticos ABS o ebonita, un derivado del caucho, también presentes en la colección.
Lo cierto es que la familia Gancedo tuvo la inestimable ayuda de dos hermanos de Orduña a los que se dedica parte de la sala. Joaquín y Manolo Lancedo Elejalde se contaban entre los músicos más importantes de Bizkaia; llegaron a ser primer y segundo txisturali del Ayuntamiento de Bilbao, un puesto al que sólo acceden los mejores. «Son auténticos referentes y se merecían un apartado especial en el museo de su ciudad natal», manifiesta Sanz.
Los hermanos han sido una pieza fundamental para Pepe Gancedo y su hijo. De hecho, elaboraron el primer txistu de José María Gancedo cuando tenía 14 años. «Fueron 8 meses de trabajo para elaborar un instrumento que asombró tanto a Pepe que quiso dar el paso y dedicarse a esta artesanía tradicional», relata Sanz. Gancedo padre realizó su primer txistu, pero no sonaba, por lo que pidió ayuda a Joaquín Lancedo. Un artesano de Orduña inspiró y enseñó a la familia que hoy en día es famosa en todo Euskadi gracias a sus txistus y silbotes.
«En Orduña, la música, además de un sentimiento, ha sido siempre una profesión y una tradición que ha tenido su reflejo a lo largo de la historia», señala Juanjo Sanz. Para repasar los secretos de esta disciplina han reservado una sala íntegra del mudeo. El lugar ya contaba con su propio espacio dedicado a la música, pero ahora es aún más completo. «Los instrumentos y demás materiales han sido cedidos por 15 años, por lo que podemos considerarla ya parte de la colección permanente».
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