«Las instituciones no se han mojado con nuestro sector», denuncian productoras vascas en Ugao

Otra de las veteranas que no suele faltar a la cita -sólo ha fallado en un par de ocasiones y por fuerza mayor- era Arantzazu Meabe. Para esta productora de Orduña, se dedica a elaborar pasteles y dulces vascos, lo más importante es recuperar poco a poco sus escaparates. «La venta online nos ha ayudado mucho con todo esto que ha pasado del Covid, pero los mercados siguen siendo muy necesarios. Son nuestro principal escaparate y la gente lo está demandando. Una clienta ya ha venido a decirme lo contenta que está de que arranquen de nuevo las ferias», confesaba emocionada. Itxasne Agirre lleva más de veintiún años trabajando con derivados del pato y reconoce que las limitaciones que requiere la contención del patógeno le han hecho «mucho daño».

«Las ferias han sido en espacios más reducidos, parecían un mercado. Este año ha ido mal, la verdad. Aún así, todo lo que sea impulsar y promocionar la actividad de las mujeres en el mundo agro estará bien. Tendrían que hacer muchas más. Cada vez somos más jóvenes las que nos sumamos a esta actividad», valoró.

Frente a la voz de la experiencia, el mercado también acogió una nutrida representación de nuevas emprendedoras, como la joven Nadia López, de Zeberio, que lleva desde el 2015 dedicándose a los productos de huerta. Aunque también elabora confituras y mermeladas. «Suelo vender a las familias directamente, y con esto de la pandemia dejó de existir un punto de encuentro. Los que nos teníamos que mover éramos nosotros», desveló. «Estos mercados son estupendos, pero tendrían que acompañarlos de más medidas para que no sea algo meramente anecdótico. En otros municipios por ejemplo integran los productos de cercanía en el propio comercio local. Para no morir hay que innovar y reinventarse», opinó López.

Los que tampoco han sido ajenos al «bajón» que ha provocado el patógeno son Lorena Momeñe y su compañero Jabi Barrondo. Y faltar a esta cita, es la quinta vez que acuden con sus productos cárnicos (todos son de cerdo), no era una opción para ellos. «Deberían apostar más por las ferias y los mercados. Aquí respetamos todas las medidas de seguridad, más incluso que en las grandes superficies porque aquí nadie toca los productos más que nosotros», expusieron. «No somos grandes empresas, pero somos un montón de pequeñas productoras y necesitamos que estén de nuestro lado», sumó la pareja.