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La comarca perdió el viernes a uno de sus sacerdotes más queridos: Enrique Espino Gurtubay. El eclesiástico falleció a los 72 años y deja en sus allegados un gran vacío. Nacido en Bilbao en noviembre de 1952, con los años escogió una vida al servicio de la religión y fue ordenado presbítero en la iglesia de San Pedro de Basauri, donde este lunes sus familiares, compañeros y conocidos le dieron su último adiós.
Su primer destino, entre 1979 y 1982 fue como coadjutor de la parroquia de El Salvador, en Bilbao. En el periodo 1982-1992, se encargó de Basozelai-Basauri y de 1993 a 1998, ejerció como vicario parroquial de Sopela. Su servicio a la comunidad le llevó a otros puntos de Bizkaia como Cruces, Zorroza, Burtzeña y Lutxana, apuntan fuentes de la Diócesis de Bilbao. Además, durante años fue capellán del hospital de Galdakao y de Cruces y formó parte del equipo de Pastoral de la Salud.
De este último periodo, sus compañeros guardan muy buen recuerdo : «Era un hombre muy majo, le queríamos mucho y lo hemos sentido en el alma», aseguró Alfredo Enrique. Quienes le conocieron de cerca destacan de Espino su humildad, «una pieza importante de su calidad humana que regalaba como experto en las distancias cortas de la sonrisa y la ternura», describe el presbítero Javier Vitoria, con quien compartió camino desde 1971. «Su perdida solamente encuentra consuelo en la memoria agradecida de lo que Enrique nos entregó en todos estos años», añade. Espino pertenecía a la familia Gurtubay. Sus miembros, que suman un centenar y están repartidos por todo el mundo, se reunieron este septiembre en Basauri en un acto de reencuentro.
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