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Corría el año 1969 cuando un vecino de Arrigorriaga, Armando Astarloa, decidió realizar un espectáculo viviente de la Epifanía. Armando era periodista y escribió el ... guion completo basándose en los pasajes bíblicos, empezando con la Anunciación del ángel Gabriel a la Virgen y terminando con la llegada de los Reyes Magos.
Han pasado 56 años desde aquel 5 de enero y la Epifanía de Arrigorriaga celebra su 50 aniversario. Las inundaciones de 1983, las obras realizadas en el Ayuntamiento en el año 2010 y la pandemia provocaron parones que han hecho que sea este 2025 cuando la popular representación alcanza esta efeméride tan especial.
Los inicios no fueron fáciles. «Todavía era la época franquista y como las representaciones públicas no estaban autorizadas hubo que pedir permiso al Gobierno Civil», nos cuenta Joseba Méndez, uno de los incombustibles de la Epifanía. El no formó parte de esas primeras representaciones, pero sí fue pieza clave para recuperarla después de la riada. Las inundaciones de 1983 fueron particularmente destructivas en Arrigorriaga y el Nervión se llevó prácticamente todos los materiales que se utilizaban. Ahí surgió la asociación cultural Ataku, con el objetivo principal de recuperar la celebración. «La gente del pueblo se volcó», relata Joseba. Durante tres años trabajaron incansablemente hasta que en 1987 las calles de Arrigorriaga volvieron a trasladarse a la Judea del año 1 antes de Cristo.
Cuando Ataku cesó en su actividad, surgió el colectivo Pro Epifanía, asociado al área de Cultura del Ayuntamiento. «No somos una asociación como tal», cuenta Pilar, una de sus integrantes. Se trata simplemente de un grupo de personas que ha querido mantener viva una bonita tradición y cada año dedica muchas horas de su tiempo para ello. «Sin la gente no somos nada», dice Joseba. Y es que alrededor del 90% del trabajo dedicado a la Epifanía es totalmente voluntario. «Los caballos los cede una hípica y los trajes los hace una modista del pueblo». Hasta hace unos años la agrupación de mujeres Madalen se encargaba de la limpieza de los trajes, aunque ahora se hace en una tintorería profesional y el Ayuntamiento abona la factura. En ese sentido, el colectivo se muestra agradecido con la colaboración del Consistorio. «Todos los permisos los gestiona el área de Cultura y la brigada de obras también colabora mucho. Eso sí, cuando termina y hay que recogerlo todo. Ellos ya no están trabajando, lógicamente, y eso nos toca a nosotros», desliza Joseba.
La financiación es otro tema peliagudo. «La Diputación ayudó un tiempo, pero luego lo dejó y había que financiarlo vendiendo boletos, haciendo rifas y concursos, o vendiendo Lotería de Navidad». «Este año hemos pedido ayuda a los comercios para que donen productos para elaborar una cesta que luego se sortea, y así costeamos parte de los gastos», cuenta Pilar. Preguntados por el devenir de la Epifanía, sus artífices se muestran optimistas. «En ocasiones hemos tenido problemas para encontrar gente, pero este año la respuesta ha sido muy buena. Los más jóvenes cogen el testigo de los adultos», dice Pilar. La representación no está vinculada a la Iglesia y creemos que como acto cultural tiene futuro», afirma.
La Epifanía está compuesta de 9 actos, siete principales y 2 menores. Los actores no hablan y son tres narradores quienes se encargan de relatar la historia. Hasta 200 personas participan en la actuación y otras 30 se encargan de gestionar todo desde fuera. Al final se canta el Aleluya y una traca con luces ilumina el palacio de Herodes. La representación finaliza con el recibimiento de los Reyes, un momento muy esperado por los más pequeños del pueblo. Al día siguiente es tradición que Sus Majestades suban a la residencia de mayores acompañados de sus pajes.
Muchas cosas han cambiado desde la primera edición. El propio guion de Astarloa ha sufrido modificaciones para adaptarse a los tiempos. La obra se dirige ahora desde la terraza del polideportivo. Las luces son prácticamente todas LED, incluida la estrella que aparece sobre el portal. Antaño había que subirla a mano, pero ahora baja por una tirolina desde el tejado de la Casa de Cultura. La decoración también ha cambiado. La arena, con la que se trataba de recrear el desierto de Judea, creaba graves problemas en el alcantarillado y se dejó de usar. Ahora se utiliza paja y cantonera extraída de los pinos, pero solo para decorar el portal. La música se ha modernizado y un equipo profesional ha sustituido al tradicional CD y los amplificadores que se usaban. Lo único que se mantiene es la caja de luces, ya convertida en un símbolo de la Epifanía.
Para este aniversario se ha preparado una exposición que recorre los 50 años de la Epifanía. En ella se podrán ver la mayoría de los carteles, que fueron diseñados por Evelio Albandoz, un famoso pintor de Arrigorriaga ya fallecido. «Son auténticas obras de arte», explica Joseba. También se mostrará parte del material utilizado en ediciones anteriores y Armando Astarloa ha cedido la máquina de escribir con la que redactó el primer guion.
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